Reconozco que no soy un seguidor del stoner, pero este fue uno de esos discos que me enganchó a la primera escuchada. Yo ya conocía a esta banda por algunas referencias, principalmente por su anterior disco, Noche del chupacabra. Investigando un poquito más, me sorprendió el hecho de que la banda era mucho mas joven de lo que suponía. Sin embargo pareciera que esta es una banda muy activa y de hecho este Black Code resulta ser ya su cuarto trabajo.
Procedentes de Dallas, Texas este es un trio formado por el violero y vocal Kent Stum, el batero Michael Walter y el bajista Tim Wilson.
Nos encontramos ante un disco alucinante. Evidentemente, el disco se mueve dentro del stoner estándar, sin embargo guarda una marcada diferencia respecto a las bandas stoners de la costa oeste. Su sonido, el estilo y sus influencias, van por otro lado.
Lo primero que destaco en este trabajo es el excelente trabajo del guitarrista, un violero de primera, que evidentemente creció bajo el aura de los bluesman sureños y de los grandes héroes de la guitarra de los sesentas y setentas. Por momentos, es posible escuchar destellos a lo Jimmy Page o a Hendrix, pero principalmente se nota una marcada influencia del gran Alvin Leey sus Ten Years After.
Lo primero que destaco en este trabajo es el excelente trabajo del guitarrista, un violero de primera, que evidentemente creció bajo el aura de los bluesman sureños y de los grandes héroes de la guitarra de los sesentas y setentas. Por momentos, es posible escuchar destellos a lo Jimmy Page o a Hendrix, pero principalmente se nota una marcada influencia del gran Alvin Leey sus Ten Years After.
Este Black code, es un disco de stoner con un marcado tinte blusero, incluye además algunos elementos más cercanos al sludge y al groove, lo cual no me sorprende en lo más mínimo, después de todo ¿estamos hablando de una banda sureña, no?
El disco consta de cinco temas, bastante largos que dan lugar a que los tres miembros de la banda se explayen a sus anchas. El disco es todo un viaje, de lo más placentero y reconfortante.
De estas cinco canciones, definitivamente me quedo con The shard of Leng. La trama que envuelve a esta canción y el desarrollo de la misma en sí, es realmente alucinante. Un viaje nebuloso a los fríos desiertos de la Meseta de Leng, a esa región arcaica y primigenia. Una región terrible, habitada por extrañas criaturas al servicio de un maligno Sacerdote. Un páramo helado, siniestro y enloquecedor que tan bien nos describe Lovecraft.
En fin, más allá de estas historias, nos encontramos ante un disco realmente bueno. Estos vaqueros, no escatiman recursos y exploran la aridez del estilo con muy buenos resultados, logrando que esta experiencia auditiva sea bien recompensada.
Cortesía de nuestro amigo Berno y B-Media!!! http://www64.zippyshare.com/v/33091513/file.html
Buena revisión Dieguex,Esta banda tiene lo suyo no? Yo le entré al "Noche del Chupacabra" y la verdad me gustó, este está aún mejor. Buena banda, buenas violas. Su música ideal para perderse entre algunos cactus desérticos…Un abrazo