Obituary – Dying of Everything (2023)

Estados Unidos (Florida) – Death Metal (Relapse Records)

Todos tenemos ciertas fascinaciones, son las marcas de nuestra subjetividad, y en los tiempos de la uniformidad es importante reafirmar esas sutilezas. Me gusta el death metal. Tuve mi reconciliación con ese género; un rencuentro fortuito, como todas las cosas que acontecen en esta vida; lo demás es la tozuda voluntad de encontrar sentido, ahí donde solo hay casualidad. Con Obituary, tengo una relación particular, es la voz de John Tardy la que cambió mi vida; hasta ese momento, todas las voces en el metal me sonaban a lo mismo, un registro bajo y una vocalización limitada. Tardy le da mucho cuerpo a las canciones y me atrevería a afirmar que es el mejor vocalista en el death metal. Ya sé, son afirmaciones temerarias, pero en Obituary la voz es un instrumento y destaca por su propia fuerza.

Con el tiempo, con el tedioso paso de los años y los discos que uno va descubriendo, es usual perder la conexión con una banda. No recuerdo en qué momento dejé de escuchar death metal y dejé de escuchar a Obituary; así se dieron las cosas, con los amigos es lo mismo, uno se distancia sin una razón aparente. El Inked in Blood, llamó mi atención por la portada, eso es death metal, es un género sangriento y sonaba muy bien; y ahí, se asoma el recuerdo, es como sentirse en casa después de una larga ausencia. El disco epónimo, es de lo mejor que tiene la banda, es un renacimiento musical y no es fácil reavivar el interés y una carrera. Solo por citar el ejemplo que tenemos a la mano, Chris Barnes se fue al carajo, anda desvariando en las redes sociales y sacó discos muy malos, Six Feet Under, ahora es un meme; tuvo su momento, y tiene discos muy buenos, incluso a sus discos de covers les tengo cariño, pero Barnes no suena bien; a estas alturas es casi imposible recuperar cierta credibilidad. Obituary, por su lado, ha recobrado fuerza y es relevante a nivel musical, lo mismo con Deicide, Gorguts o Cannibal Corpse.

Barely-Alive

No faltan los comedidos que sentencian de muerte a los géneros y mucha fe en el death metal no había y, sin embargo, cada año salen discos que lo mantienen vigente y las bandas pioneras siguen sonando bien, sin tener que recurrir a la nostalgia, han sacado muy buenos discos estos últimos años y el Dying of Everything es genial. Lo es para mí, me siento plenamente contento y satisfecho, realizado; es el tipo de música que quiero escuchar. Y esto comienza con esa brutalidad que me hace recuerdo a los mejores momentos de mi vida. Así, sin previo aviso, todo explota y ese rugido es único, nadie más canta de esa manera. Es el sonido clásico, aunque con esa producción contemporánea que realza la bestialidad de todos los instrumentos. Es imposible quedarte quieto, vas a mover la cabeza como un enajenado; yo no me puedo contener, y así ando en las calles, como si estuviera convulsionando, porque la música me envuelve, me otorga poder. Así puedo soportar esos largos trayectos en minibús. Es también mi afinidad hacia lo mórbido. Pienso en la muerte. La muerte tocó a mi puerta, no era el momento. Y la muerte siempre es una presencia sigilosa, tal vez no la sientas, pero está ahí y te sonríe.

The Wrong Time

Obituary no es una banda que se caracteriza por la complejidad de sus letras; me parecen algo abstractas, pero eso no influye, es la forma cómo canta lo que importa en el fondo. John Tardy es un vocalista excepcional, porque sabe darle emoción a las palabras; sabe cómo modular y sabe cómo utilizar su voz. Está por encima del fraseo y se distingue muy bien en la mezcla, no es un complemento, es una parte esencial dentro de la estructura musical. Otro elemento que es necesario destacar, es la batería de Donald Tardy, aquí tiene un tono muy interesante, casi metálico; el sonido está muy bien logrado, ese equilibrio entre los canales, es un arte que se va perdiendo, hoy todo suena en el centro, y no se logran percibir los matices insertos en toda composición musical. Me frustra un poco, porque estoy muy acostumbrado a un sonido estereofónico. Hay una pausa y luego la canción retoma, con ese fraseo un tanto pegajoso y me veo a mí mismo, agarrando una barrera metálica, agitando mi cabeza hasta llegar a la contractura. Me encanta como la voz se expande y recubre todo el sonido. Es una excelente canción para tocar en vivo y el solo es magnífico. Hay que saltar, vivir, destruir. Es el anhelo de vida, contenido en la muerte.

Without a Conscience

No se trata de tocar rápido, o tener la mejor técnica; hay que hacerlo con pasión. Qué aburrida sería la vida, si perdemos ese impulso, si hacemos las cosas con desgana, y algunos discos suenan así. Cumplir con el contrato y ya, a veces la presión es demasiada. A todos nos pasa, tenemos un horario, y nos vemos consumidos por el trabajo, pero las cosas que hacemos para ganarnos la vida, tienen que suscitar, aunque sea ligera pasión. El carnicero hace su trabajo con devoción. Definitivamente, es un gran disco, de los mejores en años recientes, puede ser brutal, aunque en Obituary es más una cuestión de ritmo, el fraseo nace de manera natural y todo se va construyendo sobre el meneo cadencioso de una melena. Creo que la banda ha recobrado su pasión por el death metal, en comparación el Inked un Blood suena muy plano, era una banda que todavía no había recobrado confianza. Y ahora es simple y llanamente bestial, la pura y cruda sinceridad del metal; sin caer en cosas rebuscadas, la única forma de construir una canción es dejarse llevar por el riff. Así comienza el rock and roll, el punk y sus derivados, y el death retoma parte de ese ideario; no es necesario tocar rápido ni super complicado, basta con unos acordes fuertes y un gran vocalista, para que la canción llegue a su epítome.

War

El común denominador de la humanidad, un tema recurrente en muchas áreas del pensamiento. Y como bien lo menciona Donald Tardy, esta canción se va construyendo sobre esa palabra y la forma como la vocaliza John Tardy. Todas estas canciones siguen una estructura similar y, sin embargo, no es monótono; comienza con una introducción, que establece el tema general, y luego estalla, con la fuerza demencial del fraseo. Las dos guitarras que se complementan, la batería que marca el ritmo, como debe ser. Es una estructura simple sobre la cual se construye toda la música, por lo menos de este lado del espectro. El bajo nunca ha sido muy prominente, pero está ahí y cumple muy bien su función. Es el equilibrio perfecto, la marca indeleble de las grandes canciones y de los discos memorables. Es una gran manera de iniciar el 2023; la pandemia parece un mal recuerdo, aunque dejó huella, fue como librar una guerra. Estamos desgastados, algo confundidos y siguen las secuelas. Todavía no podemos cuantificar el impacto real, pero el daño es irreversible. Tendremos que vivir con esa herida. Mientras tenga música, lo podré sobrellevar, podré seguir caminando despreocupado, sin fijarme a los costados, sin prestar atención a la gente que camina cabizbaja, signo unívoco de una vida miserable.

Dying of Everything

Un aspecto muy interesante, es que las canciones encajan muy bien, una junto a la otra, es como si cada canción retomara elementos de la anterior para construir algo nuevo. Si volvemos al Inked in Blood, hasta las pausas son demasiado largas y rompen con la progresión del disco. Aquí, todo funciona muy bien. Esto es un poco más frenético y nunca dejará de impresionarme la manera como ladra en el micrófono, y cómo logra alargar las palabras. Cantar así a esa edad, no es fácil; uno tiene que encontrar una técnica, es la única forma de mantener la voz. Con el tiempo y la práctica, es fácil mantener un tono sin que este genere molestia, pero es un proceso y requiere entrenamiento. La voz, al igual que el cuerpo, se degrada. Una voz joven brilla casi sin esfuerzo, mantenerla es complicado y los grandes vocalistas de antaño, hoy ya no pueden sostener una nota. Hay casos dramáticos, en ello influye el estilo de vida y el estilo vocal, el death metal corrompe las cuerdas vocales y por ello, es más que necesario cuidar la técnica para mitigar el daño. Me impresiona que pueda seguir cantando con tanta fuerza; nuevamente, si retomamos el caso de Barnes, es claro que ya no puede cantar, su voz está muy degradada y en su momento tenía una potencia única. Al final, todo muere.

My Will to Live

La música no tiene por qué ser narrativa, todo depende de la fuerza que le das a las palabras. No hace falta decir mucho, solo lo justo. Una imagen bien lograda vale más que cien páginas llenas de descripciones ociosas. Y esto es death metal clásico. Trae recuerdos, era un mozalbete altanero y haragán; lo sigo siendo, aunque ahora me duelen las rodillas en los días lluviosos y a ratos, hasta me cuesta respirar. Por lo demás todo bien, creo. Tener trece años y descubrir el death metal. ¿En qué piensas o qué sientes? La verdad ni lo recuerdo, pero está canción sale directo de los noventa; es una cápsula del tiempo en la eternidad. La vida era muy diferente, intercambiábamos casetes, leíamos revistas y escuchábamos un lejano rumor. El tiempo se escurría más lento; un disco permanecía durante meses en la bandeja. Teníamos un rango muy limitado; hoy nos dejamos seducir por el algoritmo, aunque siempre nos ofrece lo mismo, tanto así que se vuelve tedioso. Ahora seguimos páginas, y si quieres posicionarte en las redes sociales, tienes que pagar. Funciona, así descubro mucha música, más allá de los géneros habituales que suelo escuchar. Pero ahora tenemos una relación más distante con los artistas, no podemos hacer un seguimiento exhaustivo, hay demasiado material. Pero mi única razón de existir es poder descubrir nueva música.

By the Dawn

Con los años, uno siente nostalgia, la vida parecía ser más sencilla y hasta los malos momentos, los recordamos con cierta gracia. Las bandas al envejecer, también se vuelcan al pasado, algunos intentan copiarlo o vivir de las glorias pasadas. Obituary mira su pasado con orgullo, finalmente es una de las bandas fundadoras del género, y este disco podría ser un homenaje al death metal, su genialidad consiste en no quedarse en el pasado y expande sus propias barreras hacia algo nuevo que, si bien evoca el ayer, es algo anclado en el presente. Todo ha cambiado, no podemos recrear el pasado, pero sí podemos vivir cada instante, con la misma intensidad. El cuerpo falla, la mente ya no es tan ágil, pero de nada sirve quedarse en cama, por lo menos desde esta ventana, seguiré contemplando el mundo. El death metal ha cambiado, la escena ya no es la misma, pero siempre volveremos a esos discos porque es una parte importante de nuestras vidas. Este sonido en particular me es tan familiar; me recuerda todo lo vivido, todas las fases de mi desarrollo, el comienzo de mi vida adulta. Esto es lo que soy, el lugar donde me siento cómodo, cobijado y me entrego plácido a la estridencia. Una vida sin música, sería un lugar muy triste; imposible soportar toda la presión, y los papeles que se van acumulando en una oficina polvorienta. Y mientras firmas papeles, tu vida se va; al amanecer nada será igual.

Weaponize the Hate

El odio es el motor del mundo, todo lo que hacemos, decimos o pensamos, se mueve por el odio. Por el afán de denigrar al otro, pisotearlo, humillarlo; tenemos que mostrarle al mundo lo ridículo de sus creencias, la falacia de sus discursos, porque así me siento poderoso, destrozando las convicciones de otro. Hoy vivimos en el embuste de la tolerancia, basta que tengas un desliz y serás cancelado, te caerán cientos de mensajes llenos de odio, porque ellos tienen la razón y tú te equivocas; tú los ofendes y ellos te agreden. Hay que seguir lo que dictan las masas, plegarnos a las tendencias, a lo correcto, a lo normal. Debo ser uno más del rebaño, pobre de mí si quiero diferenciarme: pobre de mí si reafirmo mi opinión. Basta que diga algo inoportuno, un chiste subido de tono y el mundo entero estará dispuesto a quemarme vivo. Hasta el humor hemos perdido, no hay chiste sin víctima, alguien es motivo de mofa. El humor incomoda, el humor puede ser negro, se burla de las peores atrocidades. Por ello, el metal es un género muy sincero. El rasgo característico de la humanidad no es la bondad; de hecho, nuestra propensión natural es destruir todo lo que nos incomoda o todo lo que nos contradice. La vanidad es la principal causa de conflicto; pero una persona que controla el odio, puede usarla para su beneficio.

Torn Apart

Death clásico, indudablemente; sangre y tripas, es el carisma del género. Deseos turbios, y durante siglos la ficción fue una forma de expiar la culpa y cumplir con las fantasías indecibles que todos guarecemos. El humor, era una forma de ridiculizar a los poderosos, y señalar los problemas profundos que aquejan a todas las sociedades humanas; hoy gimoteamos porque un personaje es negro o porque no cumple con las expectativas. Aquí la letra es más interesante, por lo menos es un tema que a mí me fascina: caer en la locura. Tu mente se resquebraja y pierdes el control. ¿De qué eres capaz? ¿Podrás asimilar todo el odio que albergas en tu interior? Y esta es otra de esas canciones, en las cuales se puede distinguir muy bien todos los instrumentos, lo señalo porque ahora ya no es tan evidente. Prefiero de lejos este tipo de sonido, y hay un gran trabajo de producción detrás, es justo lo que le faltaba al death metal en sus primeros años. Probablemente, este sea el mejor solo de Ken Andrews, el “nuevo”, y nunca es fácil asumir ese puesto; aunque la banda ha tenido varios guitarristas y bajistas, esta formación, ha sacado los mejores discos en años. Recuerdo muy bien cuando salió el Frozen in Time, es un buen disco, pero algo faltaba. Aquí todo encaja a la perfección y efectivamente, la tentación de compararlo con el Cause of Death se impone por sí misma.

Be Warned

Mención especial para la portada, muy diferente a todo lo que Obituary ha propuesto, obra realizada por el gran Mariusz Lewandowski, toda una leyenda en el mundo del metal. Renueva por completo la imagen de la banda; es un gran disco de principio a fin, es un momento de renovación creativa. Nadie esperaba nada, pero el death metal sigue vivo, con su ligero dejo de ironía. Esto encaja más con el estilo con el cual suelo identificar a la banda: doom. Es la marcha fúnebre, esa cadencia que me obsesiona; es lo que siempre me gustó de Obituary, sonaba muy diferente a todas las otras bandas de death y aquí estoy, treinta años después, comentando todo esto otra vez. Es increíble que haya pasado tanto tiempo, ahora ligeramente demacrado vuelvo a mis raíces, la profundidad de mi ser. No puedo vivir en el pasado, me enfoco en lo que soy, en la vida que llevo ahora y en la satisfacción al contemplar mi victoria. Sigo con vida, sigo feliz, y por más que los dioses nos hayan abandonado, cada quien forja su camino y venera su propia imagen. Construyo un altar a mi propia magnificencia, aunque es difícil ser sincero; embelesamos nuestra efigie, pero el metal me otorga la lucidez para contemplar lo peor de mi ser. Lo acepto, porque en el fondo no soy una buena persona y nunca pretendí serlo, solo soy un individuo que canaliza su agresividad con este tipo de música. Quedáis advertidos.

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

Un comentario

  1. Franz Bacarreza

    Es una banda fenomenal, gracias por dar conocer este disco

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