Estaba sinceramente convencido, que este sería el último disco de Deep Purple; ocho años de silencio, algunos discos en vivo, giras intensas, colosales quizás. Parecía el final del camino para una banda cantonada en su pasado, al amparo de un marbete que los condenaba al olvido: rock clásico. Eran un recuerdo, y nada más. El Bananas fue un fracaso comercial, es un gran disco y la crítica parecía complacida, pero a la gente solo le importa Smoke on the Water, lo demás es irrelevante. EMI rescindió el contrato, Deep Purple ya no vendía nada.
Cuando comenzaron las sesiones del Rapture of the Deep, la banda no tenía un contrato, era una situación extraña, pero eso no los frenó. La llegada de Steve Morse cambió por completo la dinámica interna, ahora era un ejercicio colaborativo, sin tener que pasar por la aceptación tácita o explícita del hombre vestido de negro. Para el Bananas, Don Airey se incorporó como siempre lo hizo; llegó, presentó algunas ideas, hizo su trabajo y nada más. Para el Rapture of the Deep, llegó más confiado; ya no era un simple músico de sesión, cuyas contribuciones podían ser descartadas, menospreciadas o utilizadas sin darle mayor crédito, ahora era un miembro de una banda, y su aporte fue crucial para estructurar las canciones. Fue la fuerza motriz detrás del disco.
La misma banda, el mismo productor, el mismo ambiente, el Bananas y el Rapture of the Deep son discos muy similares, y revelan una efervescencia creativa de una banda que retoma su legado, pero explorando matices diferentes, ampliando su propia visión musical. Si el Bananas tenía una posición política muy marcada, la frivolidad del capitalismo fatuo, el Rapture of the Deep propone una reflexión más introspectiva, espiritual; no somos carne, somos alma, somos pensamiento que añora trascendencia. Aunque las letras nunca son del todo explícitas, evocan cierta soledad poética. Finalmente es una banda madura, y aunque juegan con temas mundanos, están conscientes de su propia finitud. Es un gran disco, aunque pasó desapercibido, por eso sorprende esta edición conmemorativa.

Deep Purple Mk VIII Promo Shot © Louder
Tuvimos ediciones del Machine Head y el Made in Japan, pero son discos clásicos, y todo lo que la banda ha producido desde 1984, parece no importar mucho. No tuvimos una edición del lujo para el cuadragésimo aniversario del Perfect Strangers, un disco crucial para la banda, tampoco tuvimos una edición del vigésimo aniversario del Bananas, en 2026 se cumplen treinta años del Purpendicular, y no creo que tengamos una edición conmemorativa. Del periodo clásico, 1968 – 1976 está casi todo agotado, ya no hay material, no sé qué más podrían sacar y lo único nuevo fue el Montreux ’71, incluido en la redición del Machine Head, y no es una buena adición, hay cortes en la grabación y el sonido es bastante malo. Steven Wilson podría trabajar en las mezclas de esos bootlegs y lo que espero con ansias es tener el Bournemouth 1971 con una mejor calidad de sonido. Por eso me deja con cierto pasmo, esta redición ¿por qué el Rapture of the Deep, y no otro disco?
Recuerdo muy bien cuando salió, con el Bananas hice las paces con Deep Purple, Gillan canta maravillosamente bien y ahí se concretó el amor que siento por esta banda, pasamos mucho tiempo odiando y al parecer todo lo nuevo es malo, todos los discos que sacan las bandas clásicas son una porquería, todas las películas nuevas de las franquicias de antaño son malas, y desperdiciamos mucho tiempo destilando veneno en las redes sociales. Con el Bananas al fin lo entendí, debería estar agradecido por tener nueva música, es inútil tratar de compararla con lo que fue y no queda más que apreciar el presente y sentirse colmado, por esta nueva faceta, segundo disco del Mk VIII. Por eso estaba ansioso y busqué el Rapture of the Deep, hasta que lo pillé en una edición pirata y al ver la portada, me dije, no es posible, es malísima. Busqué en el internet y así era, Deep Purple no sabe hacer portadas, todas son pésimas.
Quedé contento, yo no tengo ningún problema con la mezcla de Michael Bradford. Este nuevo remix, supervisado por Roger Glover, suena aún mejor. Al principio no estaba seguro, y me fui adentrando en el disco y ahora solo quiero escuchar esta versión. Y ahora exijo una versión similar del Bananas, pero lo más interesante, es el segundo disco, solo disponible en formato físico, son cinco canciones, ensayos en el estudio, la banda agrupando ideas y es absolutamente fascinante. Esa última canción de Steve Morse, es bellísima. Qué más podríamos pedir, es tiempo de celebrar, de conmemorar, buscar serenidad en un mundo plagado de odio, presa de corrientes extremas que solo difunden paparruchas.
El disco abre con Money Talks, y Don Airey hace un extraordinario trabajo con los teclados, y es cierto, el dinero te susurra al oído, el dinero seduce, compra todo lo que anhelas y todo se puede comprar, pero cuando el dinero se convierte en mercancía el costo que pagamos es muy elevado. Para que alguien sea asquerosamente rico, alguien tiene que salir perdiendo, aunque las corrientes de izquierda estén muy desacreditadas, reivindico mi vocación social y me asusta la virulencia del discurso ultraconservador extremo.
Things I Never Said, esta canción no fue parte del disco, aunque salió en una edición posterior, porque al menos tenemos diez ediciones diferentes y con variantes en la portada, la pesadilla para los coleccionistas. Por lo demás, la canción lo establece muy bien, nos empecinamos en odiar, cuando es tan fácil amar. Insultar, denigrar, vapulear, es tan usual últimamente, pero proferir palabras de amor son cosas que guardamos, no las decimos, hasta que es muy tarde.
Rapture of de Deep, a fuerza de ser interpretada tanto en vivo, ya es un clásico de la banda, es una canción hermosa, estuvo en el set hasta el 2011, y luego hizo apariciones más esporádicas. La expresión, denota una intoxicación de nitrógeno, propia del buceo en profundidades por debajo de los treinta metros, es un estado de euforia similar a la embriaguez, solo que algunos se dejan llevar, se olvidan donde están y mueren. Desde una perspectiva metafórica, es la búsqueda de trascendencia, algo que se materializa en la religión, cautiva a las personas, les da cierto propósito, pero también es muy fácil caer en el fanatismo.
Clearly Quite Absurd, es una de las canciones más hermosas que tiene Deep Purple, es una reflexión brillante y muestra la madurez lírica de Gillan, aunque también se siente el peso de la pluma de Roger Glover. Lo absurdo es no apreciar el silencio, al fin y al cabo, no estamos obligados a comunicar y cuando lo hacemos, no logramos expresar lo que tenemos anclado al corazón. Nadie nunca sabrá lo que sientes, nadie comparte tus mismos temores y en nuestra soledad solo podemos volcarnos al silencio, es el único momento del lenguaje que nos confiere lucidez.
MTV, es más el tipo de letras narrativas que suele hacer Gillan y que denota la frustración de la banda con los medios de comunicación. Hay que promocionar el disco, pero las estaciones de radio y los programas de televisión solo están interesados en las glorias del pasado, y no importa lo que hagan, o cuán bueno sea el nuevo material, todo se resume a una sola canción: Smoke on the Water, es absurdo, excesivo y desagradable, pero es la realidad que enfrentan disco a disco, todas las entrevistas cierran con esa canción, ni siquiera los comentaristas tienen la decencia o el interés de escuchar, valorar y analizar el nuevo material.
Back to Back, es una canción más ligera, más mundana, con esos dobles sentidos que a Gillan tanto le gustan, algo sutiles y no tan directos, como las letras de Coverdale, aunque también se lo puede interpretar desde un enfoque más poético, es la vida en la carretera, al fin y al cabo, Gillan es eso, un cantante de una banda de rock, con todo lo que implica, la noche, las fiestas, las chicas y lo bueno que es todo eso. Como Glover lo comentó, no habrá un concierto de despedida, no tendremos una última gira, simplemente acontecerá, pero de momento, todos los planes de retirarse, fueron archivados definitivamente.
Wrong Man, quizás es la canción que más me gusta de este disco, el solo de Morse es sublime, cada nota fue trabajada con detalle y esmero y reproducir eso en vivo es casi imposible. La tocaron habitualmente, aunque Gillan a ratos la canta horriblemente mal, nunca pudo superar su delirio de grandeza y todavía cree que puede llegar a los tonos agudos. En vivo se la dedican a Wayne Williams un hombre que estuvo veinte años en la cárcel por un crimen que no cometió.
Girls Like That, es otra de esas canciones ligeritas, y que ciertamente desentona un poco con la temática general del disco; la mujer y las mujeres, son la encarnación de la tentación, son las portadoras de las calamidades y ejercen un magnetismo irresistible; los hombres están dispuestos a dejarlo todo por los lindos ojos de una mujer, o por las supuestas virtudes de un hombre disfrazado de mujer, dado los resientes escándalos que me dejan un tanto perplejo, pero bueno sobre gustos cada quien lo suyo.
Kiss Tomorrow Goodbye, hace décadas, se viene advirtiendo de una catástrofe ecológica en este planeta, y está aconteciendo, estamos ante una crisis civilizatoria, estamos asistiendo al final de los tiempos y aunque suene fatalista, la civilización tal y como la conocíamos se está desmoronando ante nuestros ojos. La caída no se produce de un día al otro, es un proceso lento, pero ya es innegable e imparable. Finalmente lo hicimos, devastamos el ecosistema y es la sentencia que establece esta canción. El mañana ya está lejos y del ayer no aprendimos nada.
Don’t Let Go, la vida en las carreteras no es fácil, todo es fugaz, las cosas se desvanecen con celeridad, es algo que yo no puedo concebir, yo que suelo pasar la mayor parte del tiempo en casa, también percibo como se desmorona la realidad con cada segundo, cómo hacemos para que algo quede, más allá de un recuerdo que también se diluye con el tiempo. Las cosas que recuerdo ¿realmente las viví? ¿fueron así? ¿a qué me aferro? quizás solo soy el recuerdo deforme de alguien más.
Junkyard Blues, Gillan cuenta que, de adolescente, para evitar regaños, se iba a dormir a los cementerios de autos y por eso los evoca con cierta nostalgia. Su familia no tenía dinero y recuperaba todo lo que podía de los basureros, las posesiones desechadas de alguien y que salvan de apuros a las personas con cierto ingenio. Producimos basura, cientos y miles de toneladas de basura en este consumo frenético y nosotros somos seres rotos, incapaces de sostener palabras de aliento, incapaces de comunicar con el otro, en la era de los extremos tal parece que estamos condenados a distanciarnos.
Before Time Began, que es una canción hermosa y es la que cierra este disco, con esos sus equilibrios muy bien logrados entre los teclados y la guitarra; el amanecer de la humanidad, en esas comunidades primitivas, hay dos figuras que surgen de manera concomitante: el jefe y el brujo, la necesidad del orden y la guía espiritual, aunque ambos nos conducen al fracaso son los pilares de nuestra civilización, porque somos carne y alma, somos esas criaturas duales que necesitan cierto consuelo en los brazos del creador, ese ser omnisciente fruto de nuestras torpezas, de nuestros anhelos y de nuestros temores.
El Rapture of the Deep, quizás no sea el disco más conocido, quizás tampoco es el mejor, pero cada disco es un momento especial para una banda y me alegra que estén recuperando parte de ese legado, porque Deep Purple, es algo más que una canción, que un riff o un melodía que algunos tararean efusivamente, Deep Purple es una vida en las carreteras, es una vida dedicada a la música y sus distintas formaciones nos han dejado momentos grandiosos que yo celebro, porque soy un fan incondicional de cada una de las facetas de esta banda.