Kiss – Asylum (1985)

Asylum

Todo cambia, decía Mercedes Sosa, en una canción celebérrima que a fuerza de ser repetida pierde toda relevancia. El río de Heráclito, y la inevitable referencia borgiana; es un comienzo rebuscado y osco. Heme aquí, varado, nuevamente intentando narrar. Recuerdos de otros, tiempos, recuerdos que se perdieron, recuerdos que nunca fueron. Constancias e inconsistencias en perpetuo movimiento. Hasta hace no mucho tiempo atrás, repudiaba con cierto furor este disco, y esta etapa en la banda; esa extraña relación de odio y amor, que motiva todas mis hazañas. Una portada marica, los trajes ridículos y coloridos, sin mencionar el ampuloso peinado de Gene Simmons, bastaron para alejarme por completo de este periodo. Es el mal gusto de los años ochenta. Y sin embargo, esto no suena tan mal como yo lo recordaba.

Compré este disco por convicción ideológica, con éste cerré la colección, en lo que respecta a la producción en estudio. Primer disco con Bruce Kulick, tras una etapa turbulenta: Vinnie Vincent y el copioso intercambio de insultos, que pervive y se mantiene hasta ahora. Y quién se acuerda del pobre Mark St. John, paz en su tumba, falleció el 2007; también grabó algunos demos con Peter Criss, y tiene un disco solista que salió el 2003. Mark Norton, promotor de Jackson, le ofrecieron el trabajo porque era dócil y callado, el aliado ideal en una banda de egocéntricos maniáticos. A Kiss le fue muy difícil adaptarse a una nueva década, sin la imagen ni el sonido, les fue imposible diferenciarse de otras bandas y por ello, este disco pasó casi desapercibido.    

El problema de fondo es la producción, es la voluntad de sonar como todos los demás. La banda necesitaba dinero, quería éxitos; ansiaba la gloria, la fama y la fortuna, por eso mismo decidieron producirlo ellos mismos, con un resultado no tan satisfactorio. El otro problema es Gene Simmons, sin el maquillaje, el bajista fue a reclamar sus sueños hollywoodenses y la banda dejó de ser una prioridad. Sus canciones suenan mal, una constante en todo este periodo.

La placa abre con King of the Mountain, y la batería de Eric Carr es colosal, a las guitarras les falta fuerza, pero es de las mejores canciones que tiene Kiss, por lo menos en los ochenta, esa década un tanto rimbombante y grotesca. Kulick tiene un estilo muy pulcro y técnico, fue una gran adición a la banda e hizo un gran trabajo, en los años que sirvió en ella, la canción tiene dos solos, ambos impecables. Encaja mejor en la banda que el sonido crudo de Vinnie Vincent

Any Way You Slice It, Simmons andaba en lo suyo, llegaba tarde al estudio, unía retazos dispersos y por eso sus canciones son un poco extrañas, son ideas inconclusas e inconexas. Esta es la que mejor funciona, la guitarra de Kulick suena impecable y ese final medio blues, con esa batería electrónica, vívida imagen de la década, simboliza por sí mismo, la disonancia y la incongruencia, el epítome del kitsch. 

Nunca voy a superar los guantes rosados de Paul Stanley, y ese traje amarrillo chillón; más allá de esa estética, Who Wants To Be Lonely, es una canción que escucho con bastante frecuencia. Tiene una progresión muy atípica para la banda, y adoro como Paul Stanley canta; banda sonora de mi infancia, pero definitivamente odio el video, odio como la banda se ve. No entiendo, en qué universo podían si quiera considerar, que era una buena idea. Pero es un temón, una de la canciones que Kiss ha olvidado, aunque imagino que debe ser complicado tocarla en vivo. 

Trial By Fire, comienza como una canción de los New Kids On The Block, con esa batería artificial, utilizada hasta el cansancio en los grandes hits del momento y que ha envejecido muy mal. Simmons intenta encajar, pero no puede; no sabe como comportarse sin recurrir a su personaje, consumido por el demonio, por su ego y sus propias ambiciones. Una banda de rock que intenta hacer pop, siempre fue el dilema en Kiss; pero esta canción no tiene vida, es solo ruido de fondo, una melodía media pegajosa, que pasa desapercibida.

I ‘m Alive, es una de esas canciones un tanto frenéticas que muestran todo el poder de la batería; Eric Carr y Bruce Kulick se complementaban muy bien, de los mejores instrumentistas que ha tenido Kiss. Coqueteando con el metal, aunque con una producción insípida y con esos coros bien al estilo de la banda. No deja de ser una pena, que tanto potencial haya sido desperdiciado; tomaron muy malas decisiones, la música nunca será una moda, es una pasión. Esta canción me gusta, aunque hay algo que no termina de encajar; y los fade-out, me dejan sabor a poco. 

Love’s A Deadly Weapon; es de las canciones más pesadas del disco, pero suena muy forzada, a Simmons, le faltaba pulir sus ideas, un poco más de empeño en el trabajo, y pudo haber sido genial. Aquí está el germen de las ideas que desarrollará un tiempo después en el Revenge y el Carnival of Souls; Kiss, pudo consolidar ese lado pesado, y construir una imagen sobre la armadura plateada de Gene Simmons, pero dieron un viraje hacia el glam y en términos comerciales, les fue mejor.

Tears Are Falling, es el gran éxito del disco y la banda la sigue tocando de cuando en cuando, en vivo; power ballad en todo lo que el término engloba, y el solo de Kulick, es de los mejores que tiene, aunque el guitarrista se contiene, para no opacar al resto de la banda; ese fue el punto de discrepancia con Vincent. Recuerdo muy bien el video y el traje rosa de Paul Stanley, nunca les voy a perdonar esas fachas, en qué diablos estarían pensando, pero sin duda Stanley luce bien a comparación de Simmons

Secretly Cruel, tiene algo del Kiss de antaño y lo combina con esa producción altisonante muy propia de este periodo. En las canciones de Simmons, son muy evidentes los overdubs en la batería, y creo no fue una buena decisión, le resta espontaneidad a la canción. Simmons en eterna competencia con Stanley, está buscando un éxito, está buscando el control de la banda y en su cometido fracasa, porque tiene la mente enfocada en otro lado.

Radar of Love, es rock clásico, con esa sobreproducción, esa manera de saturar el sonido, era la norma de ese momento; épico, grandioso, pero radiofónico. La canción en sí no es mala, pero mezcla demasiados estilos, mostrando bien la indecisión de la banda. Es la voluntad de conciliar el pasado con el presente; la eterna búsqueda de la identidad, cuál es el lugar que ocupas en este mundo, somos esto y lo otro, pero queremos sonar como los demás. La aceptación de la crítica y de los pares. Conflictos existenciales. 

Uh! All Night, es una de esas canciones chistositas, y otro de esos videos que recuerdo con mucho cariño; era todavía un niño, ni sabía que esto era Kiss. Frente al mito, esto es una versión un tanto más ridícula, incluso para la época. De este disco muy pocas cosas quedan, ni si quiera tenemos buenos testimonios de la gira, aunque las cintas de Bruce Kulick pueden tener tesoros escondidos. En esta década, Kiss produjo cuatro discos muy sólidos, los que siguen: el Crazy Nights y el Hot in the Shade, son disco más flojos, y los problemas se mantienen: el viraje hacia el pop, el pésimo trabajo de producción y las pésimas contribuciones de Gene Simmons

Tengo sentimientos encontrados, mi perspectiva con relación al disco ha cambiado mucho estos años. Me gusta pero también lo detesto, aunque ahora entiendo mejor, porque está siendo rescatado, por ciertas corrientes metaleras. Dentro de los estándares de la banda, es un álbum poco conocido, pero encaja muy bien en esa época de renacimiento musical, que produjo ciertos éxitos y muchas canciones pesadas. De Kiss, este es el disco que menos he escuchado,  pero me gusta más cada vez que lo hago. Ya no soy el mismo muchacho que fui, ni si quiera soy el mismo de hace cinco años, y las certezas del ayer, hoy ya fueron refutadas. El cambio es inexorable, y la cosas han cambiando de manera perdurable. No hay certezas en esta vida, tan solo percepciones y alegatos.  

Bruce Kulick, Paul Stanley, Gene Simmons, Eric Carr (1985) © Bruce Kulick

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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