Manowar – Hail to England (1984)

Hail to England

¨¡Tomp!¨

El sonido seco de una canilla chocando violentamente contra el costado de una oreja, una barbilla y un pómulo. Yo sentía mi aliento agitado mientras nos adentrábamos en la oscura calle corriendo, escapando. ¡Era que sólo lo empujes, era que no lo patees! me repetía Golondro, dueño de la casa a la que nos dirigíamos. Unos meses después él aparecería con unos cuantos dientes faltando, nadie se animó a preguntarle si fue a consecuencia de una vendetta por el incidente de esa noche.

Era tal vez el año 2006 y la testosterona pseudoerótica y semimisógina, alimentada por la música de esta banda, corría por nuestras adolescentes mentes. Mujeres desamparadas en paños menores, tangas de cuero, pectorales, bíceps, tríceps, vaselina, anabólicos, nacionalismo, “¡True metal!”, ¡Manowar!

Manowar en paños menores (Revista Kerrang ca. 1984)

Hasta la actualidad me da vergüenza ajena cada vez que escucho hablar de los clichés del Heavy Metal, pero maldito sea si no admito que el Hail to England es para mi un tremendo puto disco. Hay una conexión química, que seguramente la psiquiatría puede explicar, entre la adolescencia y Manowar.

Y así era para nosotros en nuestra época de pubertad, sentados en esa habitación, en la casa de nuestro querido Golondro. El barrio donde estaba ubicado su domicilio tenia la reputación de ser bastante “bravo” y por casualidad o destino nos habíamos cruzado con un grupo de mal vivientes, bebedores consuetudinarios tropicales, que al vernos con nuestras gloriosas poleras de “darks” se habían acercado para provocarnos.

¿Te gusta la cumbia? ¿¡TE GUSTA LA CUMBIA!? Le gritaba uno de ellos a mi amigo en la cara mientras todos mirábamos y calculábamos cuantos eramos y cuantos eran ellos.

¡Nyaaaa!

Pero ante toda estimación, las cuentas no cuadraban a nuestro favor. Así que tome la decisión mas sensata y Power Metal: empujé al cumbiero y terminé el combo con un “chutaso” o patada en la cabeza, al encontrarse el mismo indefenso en el suelo, a lo que siguió nuestra presurosa huida.

Aun ahora, cuando recuerdo esa noche puedo escuchar el bajo de Joey DeMaio sonando estrepitosamente como en todo el disco, como una segunda guitarra en la mezcla, dando a la viola de Ross “The Boss” una sensación de limpieza y prolijidad inmediata.

Eso, sumado a los inmortales y pegajosos riffs, hacen a todas las canciones temiblemente identificables. La batería de Scott Columbus, simple y al punto, dejan brillar los demás elementos de las composiciones brindando, al mismo tiempo, un colchón rítmico sólido. Finalmente hay que decirlo: Eric Adams canta mejor que Bruce Dickinson (y además ¡es mas macho!).

Mientras englutíamos una mezcla de singani y Sprite (50/50 por supuesto) sentados en algún rincón del cuarto de Golondro, discutíamos todas estas cuestiones.

Sólo nosotros en el Army of immortals, sabemos porque esa noche habíamos Kill with Power, para ver la Blood of my Enemies cruzando el Bridge of Death, esquivando las Black Arrows. Sólo nosotros sabemos como se siente cuando Each Dawn I Die

¡HAIL TO ENGLAND!

 

PD: aparentemente el actual guitarrista de Manowar es traficante de porno infantil.

Sobre Marcos

Nacido en Tarija-Bolivia, radicado en Paris-Francia. Productor, músico y compositor. Melómano y antropólogo de profesión.

Un comentario

  1. excelente reseña y una buena historia; qué recuerdos, los Manowar siempre tan machos, yo siempre fui más retro… saludos

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