Top Rock Progresivo (George)

Ejercicios que nos complacen y nos llenan de dicha, aunque también nos complican; y la pregunta subyacente a todo esto es: ¿Qué diablos es el rock progresivo? y ahora que ando en plena efervescencia académica, nuevamente salen a flote las mismas convicciones: lo absurdo del debate conceptual, la impertinencia del no categórico, el innecesario rigor científico en las mal llamadas ciencias sociales. Las categorías cambian, mutan, evolucionan, se diluyen y de ellas surgen nuevas concepciones y percepciones, ramificando y complicando esta maraña conceptual. Toda afirmación, forzosamente va a generar controversias ¿Quién si quiera podría tener la osadía de afirmar que posee la verdad absoluta? La verdad que contiene todas las verdades y que se impone por ser evidente.

Diatribas; yo creo, y nuevamente reafirmo y ratifico el creo, que el rock progresivo más que un género es una etapa en la historia de la música, en el cual el rock estaba mutando hasta convertirse en algo más elaborado y complejo; es una etapa de mucha creatividad, de exploración musical y de aprendizaje, pues el rock comienza a incorporar elementos de otros géneros: el jazz, la música clásica, la música latina, la innegable influencia de las drogas y del viaje cósmico, eso sin mencionar las innovaciones técnicas en los estudios de grabación y la pedantería intelectual; lo que en su momento causó repudió.

El rock progresivo puede ser demasiado pomposo y hermético; pero su mérito radica en haber generado un concepto, y establecer al disco como una obra de arte y no simplemente, un compilado de posibles éxitos y canciones de relleno. Un disco se lo escucha de principio a fin, porque así fue concebido, cada detalle fue cuidadosamente calculado, ya que la cohesión interna del disco, provoca una cierta progresión, cuando menos ese es mi punto de vista. Como siempre, toda lista tiene sus inconsistencias, omisiones y en mi caso un cierto afán de provocar. 

Electric Octopus – This is our Culture (2016)

This is our Culture

Creo ya haber mencionado este disco, porque quedé muy sorprendido. Siempre me gustaron las canciones largas y las improvisaciones, y este trio procedente de Belfast, le rinde tributo a la escena psicodélica, de donde saldrá el rock progresivo y luego el stoner. The Experience, Santana, Cream, Jefferson AirplanePink Floyd, eran eso: bandas que subían a escena para desarrollar ideas. Y esta es la esencia misma del rock: una banda que hace música por instinto, sin seguir formatos o categorías. Cada canción está cuidadosamente estructurada y sin embargo, fluyen como si fuera una sola toma, van progresando lo que le da al disco una agradable impresión de armonía. 

Agusa – Två (2015) 

Två

Segundo disco de esta banda sueca que encontré en una tarde lluviosa, como suele acontecer en todos mis relatos; al escribir también repetimos tópicos, al hacerlo se vuelve tedioso. Por eso aquello que rompe los moldes queda grabado indeleblemente en nuestra memoria. Y este disco tiene esa atmosfera bucólica que a mí tanto me seduce; son dos canciones que lentamente van creciendo y nos envuelven; esos viajes siderales, ideales para una tarde soleada de domingo, con la inminencia del lunes; una tenue presencia oscura. Sea dicho de paso, el trabajo de los teclados es excepcional. Toda banda necesita una cohesión interna muy solida; al fin y al cabo, la idea central en todo esto, es pasarla bien en el escenario sin las presiones habituales de los productores impertinentes, o de la mirada inquisidora de la casa disquera; la música tiene que ser una forma libre de expresión artística. 

Mondo Drag – The Occultation of Light (2016)

The Ocultation of Light

En esa ya lejana etapa formativa, cuando descubría cuanta música fuera posible, estaba fascinado por los teclados; y aquí resaltan con una fuerza poco usual, por eso le tengo mucho cariño a esta banda. En medio de la ola retro, doom, stoner, space, o cuántos apelativos le quieran poner, en realidad todo esto recupera el sonido de los setenta y no por ello suena anacrónico; es actual, fresco e innovador. No es una copia del pasado, es una reapropiación y una reinterpretación muy bien lograda. La historia es cíclica, ahora que nos vemos inmerso en la era de la ofensa perpetua, en la cual una pintura de hace trescientos años causa controversia, al mostrar una teta impertinente asomándose discretamente, y más bien esta gente no ha visto el cuadro de Courbet, “el origen del mundo”, que descansa soberbio en una de las paredes del Museo de Orsay; ahora nos volcamos con nostalgia a un pasado reciente de libertad desenfreno y creatividad.

Sweet Smoke – Live (1974)

Live

El testamento musical de esta banda poco conocida, pero que combina muy bien lo psicodélico con el jazz y el rock. Recuerdo muy bien, el día que andaba buscando discos y me llamó la atención la portada, muy similar al Steppenwolf Live, sin el lobo claro está. Andaba coleccionando discos en vivo y esto me cayó de maravilla; es el último álbum de la banda, grabado en Berlín para recaudar fondos para una asociación de yoga, es el ideal hippie en toda su gloria. Cuarenta y cinco años después sigue sonando igual de bien, como si el tiempo se quedara estático y una vez que te enganchas es una inmersión total con este delirio casi banal. La versión original, solo tiene dos canciones, y es la que yo tengo y la debo tener por aquí, en este cuchitril. La edición del 2001 restituye el set original y es una joyita. Todos estos discos están conectados a una etapa de mi vida, por eso los menciono. 

Pescado Rabioso – Artaud (1973)

Artaud

Último disco de esta legendaria banda argentina, aunque es más un esfuerzo solista de Spinetta, como una suerte de insulto final a sus antiguos cofrades y es una obra de arte de principio a fin; comenzando por la tapa, la casa disquera no estaba muy contenta, y menos con un nombre poco atractivo que hace referencia a un poeta francés casi desconocido. Aquí resaltan los dos lados de las escena argentina: lo acústico folk y lo eléctrico del cual surgirá el rock, con los rudimentos que ahora conocemos. A ello se agrega una dosis de jazz, algo de blues, el esfuerzo poético de Spinetta y tenemos uno de los mejores discos de la también pomposa y algo empalagosa escena argentina. De todos los discos aquí presentados, es el último que descubrí, me llamó la atención el nombre y mientras más lo escucho más me gusta, yo que siempre he tenido mis justificadas reticencias como para sumergirme en ese mundillo, debo reconocer que esto es grandioso. Más vale tarde que nunca.

Alice Cooper – Welcome to my Nightmare (1975)

Welcome To My Nightmare

Primer disco solista del buen maestro de ceremonias, los otros fueron un trabajo grupal; y este definitivamente es el mejor. Es un concepto y está muy bien construido, fue concebido como una tortura psicológica. Aunque Cooper tuvo que suavizar mucho su imagen, ya estamos muy lejos de ese primer disco delirante, construido bajo el patrocinio del gran Frank Zappa. Esto es un espectáculo tipo Broadway, pero la temática central es la locura; no es una historia en sí, son imágenes inconexas: la violencia intrafamiliar, los traumas de la niñez, el alcohol. Escucharlo me trae muchos recuerdos, el mix en la versión en Spotify, es muy diferente de la versión que yo tengo en CD, de esos viejos de primera generación que después de todo suenan bastante mal, tienen ese sonido opaco y plano. Ahora recuerdo bien, porque me gusta tanto este disco, es rock, pero con esos elementos de otros géneros y tiene una atmósfera tétrica.   

The Who – Live at Leeds (1970)

Live at Leeds

Aquí estoy haciendo trampa y lo hago de manera deliberada porque tenía que incluir de una u otra manera al Tommy; la versión en estudio no me gusta tanto, pero en vivo es otra cosa, y este disco y su gemelo el Live at Hull, que al fin fue reeditado para la versión del cuarenta aniversario, en un bonito cofre que cuesta un ojo de la cara, pero vale la pena tenerlo, definitivamente es lo que mejor que esta banda tiene. En 1970, antes que Deep Purple, Black Sabbath y Led Zeppelin dominen la escena británica, The Who era la banda rock, el centro de atención; son los padres de la violencia escénica. Y este disco, la versión del 2002, muestra muy bien toda la progresión de la banda: del power pop a la ópera rock. Y es pura brutalidad. La versión del Tommy es más cruda y violenta, muestra bien este giro en las bandas, la voluntad de ser algo más que simples interpretes de éxitos radiales.      

The Jimi Hendrix Experience – Electric Ladyland (1968)

Electric Ladyland

Es el último disco de una carrera fugaz, pero determinante en la música; es un buen ejemplo de la progresión que se origina en la psicodelía y que intenta unificar estilos dispares, jugando con las innovaciones técnicas. El disco es un concepto y está muy bien estructurado, por eso es el mejor disco de Hendrix; desde entonces han salido infinidad de recopilatorios y no sé por cuanto tiempo más seguiremos escuchando versiones alternativas de las mismas canciones. Sabemos que Hendrix no leía música, y que construyó su propio estudio para grabar ideas. La familia lo controla todo y salieron una serie de cintas bajo el sello Dagger Records, el primero, el Morning Symphony Ideas, tiene cosas muy interesantes, son improvisaciones de guitarra, si mal no recuerdo, porque me da una flojera infinita tener que buscar el disco, en la canción final, suena el teléfono y Hendrix sostiene una breve conversación; es un fragmento íntimo casi obsceno y el guitarrista tiene todo el derecho de descansar en paz. Con este disco, Hendrix se ganó su lugar en a eternidad. 

Carlos Santana & John McLaughlin – Love Devotion Surrender (1973)

Love Devotion Surrender

Después de tres disco fenomenales, Santana reclutó nuevos músicos y dio un salto hacia al mudo del jazz, coqueteando de cerca con el rock progresivo. MacLaughlin, como solista, con la Mahavishnu Orchestra o con el colectivo Miles Davis, se hizo un nombre en el mundo del jazz/fusión, y este disco condensa lo mejor de ambos guitarristas: extravagancia mística, hippie, religiosa. Yo diría que es parte de una trilogía que comienza en el Caravanserai de Santana, y sigue en el Birds of Fire de la Mahavishnu Orchestra, para culminar con este disco que tiene de los mejores intercambios de solos que he escuchando en mi vida. El rock progresivo es una exploración, y Santana se cansó de sacar discos casi idénticos; la casa disquera y el manager no estaban nada contentos, al tratarse de un suicidio comercial, pero es la etapa más creativa que tiene el guitarrista, testimonio de ello es el fabuloso disco triple en vivo Lotus, desde luego el viraje hacia el pop a veces es un imperativo, porque hay facturas que pagar.

Miles Davis – A Tribute to Jack Johnson (1971)

A tribute to Jack Johnson

El periodo eléctrico, controvertido y tal vez sea el resultado de las inmensas cantidades de cocaína que consumía el trompetista, es la etapa que más me gusta; aquí la fusión llega a su límite y el jazz desborda en el rock; es la esencia de lo progresivo: transgredir las fronteras y explorar. Este disco y el Bitches Brew, son los que más me gustan de toda la vasta discografía de Miles Davis; dos canciones y aunque suenan como una larga improvisación, fueron muy bien estructuradas, y la versión Session del disco, es fascinante porque asistimos al proceso creativo. John MacLaughlin, Herbie Hancock, Billy Cobham, entre otros; es lo mejor de toda esa escena, los mejores colaboradores del trompetista. Y por cierto, no está por demás señalar el primer álbum de Cobham, Spectrum que por sí mismo es genial y en la guitarra tenemos al gran Tommy Bolin antes que se una a Deep Purple y selle sus destino. Right Off, tiene su lugar bien merecido en la demencia que ha provocado el rock progresivo, esos teclados son pura maldad.  

Soft Machine – Third (1970)

Third

No voy a negar que esta es una de las cosas más turbias que he escuchado en mi vida y con este doble LP, comenzó mi obsesión por esta banda; por dos años y medio escuché sus discos de manera intensiva.  Esta es una banda psicodélica que vira hacia el jazz y lo hace aquí; ese sonido turbio y sucio, también es una marca de fábrica evidente en el rock progresivo, sobre todo en la primera etapa con técnicas de producción y de grabación todavía precarias, generan un claro contraste con el sonido casi pulcro de los disco ulteriores de Yes o Camel, por citar algunos ejemplos. No está por demás señalar, que los discos de Ulver: Messe I.X–VI.XATGCLVLSSCAP, fueron grabados con una técnica similar a la de este disco: son pistas en vivo, luego trabajadas en estudio en un complejo proceso de collage. Pero en todo esto, más allá de los cambios de tiempo y los arreglos complejos, resalta de fondo el sonido ronco de un órgano escabroso y casi putrefacto. Seguimos inmersos en la demencia.   

The Mars Volta – Amputechture (2006)

Amputechture

A principios de los dos mil, esta banda era lo máximo, una bocanada de aire fresco en un mundo saturado, ansioso por encontrar un sonido nuevo y es posible que aquí se inicie esta oleada retro progre contemporánea. En ese momento, solo escuchaba algunas bandas de metal y mucha música de los setentas, pero nada contemporáneo. Esto comenzó a sonar de manera muy insistente en el círculo que frecuentaba, aunque en ese momento no le di mucha importancia.  Algún tiempo después, ya en la era de la piratería digital, y habiéndome instalado ese programita Ares, que también se descargaba mucho malware, lentamente la fui descubriendo. Tiene mucho de jazz y de psicodelia y Animals As Leaders, sigue por la misma senda. El math rock, también deriva de estas experimentaciones que parecen improvisaciones locas, pero están milimétricamente calculadas, y siempre es bueno expandir nuestros horizontes. Hace poco descubrí a Don Caballero  y tiene cosas muy interesantes, igual. Ahora, de todos los discos de los Volta, este es el que más escucho y el que más disfruto. 

Ange – Au-delà du Délire (1974)

Au-delàs du Délire

Viajando en el tiempo, por etapas y momentos, en 1974 estamos en pleno apogeo progre; aunque el vocablo ahora tiene una connotación peyorativa en los sectores conservadores, toda esta corriente de pensamiento consiste en avanzar, aceptar el cambio, expandiendo los límites de la música en este caso. Ange sigue la veta inaugurada por Yes, Genisis, Rush, Procul Harum, King Crimson y luego ELP, la crema de la crema del rock progresivo, aunque a ratos sus discos son un tanto empalagosos; me abruman. Y este álbum, que lleva bien su nombre, es de las mejores cosas que podía ofrecer las escena francesa y como bien sabemos son un mundo aparte, son la excepción cultural, el epítome de la pedantería. Hay que seguir explorando, del lado italiano está Premiata Forneria Marconi y vale la pena, echar un ojo, el oído e incluso la nariz. 

Los Jaivas – Alturas de Machu Picchu (1981)

Alturas De Machu Picchu

A nivel latinoamericano, creo, y sé que repito mucho el creo, pero certezas no tenemos en esta vida traidora, que este es el disco más legendario en el nuevo mundo. Rock progresivo andino, algo que muy pocas bandas han logrado o repetido o siquiera imitado. Ahora que escucho de todo un poco, y que también rescato el legado musical de estas montañas agrestes, esto es un monumento a la música de estas planicies barridas por el viento. Los poemas de Pablo Neruda y la progresión en la música, está muy bien logrado, se combinan bastante bien; es un proyecto ambiciosos y retoma la idea del concepto que se expande en el disco. El sonido de las zampoñas tiene algo de maligno con un dejo de tristeza, algo que pocas bandas logran usar con pertinencia o cabalidad; es toda una veta por explorar. Banda chilena, el acérrimo enemigo, porque convenientemente nos olvidamos que somos parte de un mismo conglomerado; nacionalismos absurdos. 

Wara – El Inca (1973) 

El Inca

Primer disco de esta legendaria banda boliviana; por razones que escapaban a mi entender, Dante Uzquiano, el cantante habitual, no grabó el disco, siendo reemplazado por Nataniel Gonzales, toda una anomalía. Hacer música de este lado del mundo no es nada fácil: la pobreza, las dictaduras, el repudio del indio milenario que ahora gobierna con soberbia. Por ello, es uno de los esfuerzo musicales más extraordinarios y relevantes, no solo a nivel nacional. Es una joya para los coleccionistas y si bien lo tenemos disponible en Spotify, en formato físico no ha sido reeditado, yo lo tengo en una versión en casete que salió en los noventa. El 2001, la banda lo regrabó, marcando el inicio de una larga disputa entre Carlos Daza, el guitarrista, y Dante Uzquiano; esa versión no suena mal, pero era innecesaria, podía haber sido un “live” y todos estaríamos contentos. En un país en el cual la industria del disco subsiste de milagro, gran parte de la discografía de la banda no ha sido reeditada y es una verdadera pena, aunque es necesario mencionar al ya olvidado Paqallqu. 

Climax – Gusano Mecánico (1973)

Gusano Mecánico

Esto es una bestialidad, lo escuché cuando tenía más o menos 12 o 13 años, me impresionó mucho en ese momento y lo siguen haciendo hoy en día. Para mí es lo mejor de la música boliviana, escribí una reseña al respecto y me siento muy contento que más bandas bolivianas estén presentes en Spotify y las demás plataformas, llegan a un publico más amplio. Este disco fue reeditado el 2003, sería lindo tenerlo en formato vinilo remasterizado. Qué habrá sido de las cintas originales; me es difícil imaginar ese momento, hay pocos registros visuales. Estamos en plena dictadura militar, y el otro día un grupo de viejas trasnochadas, y de seguro banzeristas, pidieron de rodillas la intervención militar para recuperar la democracia en Bolivia este país de fantasía, donde todo es posible y nada sorprende. 

Emerson, Lake & Palmer – Tarkus (1971)

Tarkus

De todas las bandas de rock progresivo, es la que más me gusta, entre las que se consideran clásicas del género. Yo recuerdo muy bien cuando compré el Tales of Topographic Oceans, de Yes, y me dije, esto ya es mucho; es arrogancia, y en cualquier ámbito cae mal, se lo regalé a no sé quien, y justamente ese disco marca el declive del rock progresivo. Me pasa lo mismo con el Brain Saldad Surgery, es un disco colosal, y solo por el arte de la tapa vale la pena tenerlo, pero rara vez lo escucho. Me gusta la música clásica, me gusta el jazz, me gusta el rock y la psicodelia, pero ELP a ratos es mucho para mí, me deja pasmado y consternado; lo sigo sin entender a cabalidad. El Tarkus, está mejor logrado, el Brain retoma algunos motivos, ecos distantes del armadillo, pero es más ecléctico. Tampoco puedo negar que la primera vez que escuché la suite, con todo su imaginario mitológico, del cual la banda nunca pudo salir, tuve una de las mayores alucinaciones de mi vida.  

Steven Wilson – The Raven that Refused to Sing (And Other Stories) (2013)

The Raven that Refused to Sing (and other stories)

Ya parece lejano aquel día nuboso en el cual descubrí a Steven Wilson, no recuerdo muy bien las circunstancias, tal vez fue una recomendación o una simple curiosidad académica. El Raven es un concepto, es una historia, es una exploración musical. El rock progresivo de antaño, colorido y casi histriónico, como lo fueron los años setenta, tenía esa vocación de intentar expandir las puertas de la percepción. Los años dos mil, son una etapa de decepción, y en este disco la tristeza prevalece. Estamos muy lejos del ideal hippie; las pantallas que nos hostigan, la soledad y el miedo. La juventud de los setenta buscaba liberación, la juventud del nuevo milenio cuestiona y no entiende el concepto de sarcasmo; mi generación sentía rabia. El rock progresivo contemporáneo es una reflexión sobre los males que nos aquejan, nuestra tozuda necesidad de errar. 

Opeth – Pale Communion (2014)

Pale Communion

El otro lado de la historia, porque siempre hay otro lado, otra perspectiva, otro enfoque equiparable y comparable, es esta bonita banda sueca que tiene una progresión musical muy interesante y este disco, me dejó con la boca abierta. Me cambió todo, si el Heritage fue un disco de transición, esto es de lo mejor que tiene el rock progresivo, de lo mejor que tiene la banda, un giro controvertido, porque no podría ser de otra forma; pero al final del día, hago lo que me da la gana, y mejor si a la gente le gusta. La libertad del artista; desde luego, detrás están los productores, los hacedores de éxitos; la libertad solo es factible cuando uno logra cierta notoriedad  o tiene dinero, los demás seguimos órdenes, acatamos directivas y nos quedamos callados frente al peso de los editores, que cortan y trastocan a su antojo el trabajo del artista. 

King Crimson – Red (1974)

Red

La más legendaria de las bandas legendarias, la que suele ser mencionada de manera obligatoria en estas listas redactadas con tanto amor y cariño, que comen mis horas de sueño y ya no estoy en edad de desvelarme por nada ni por nadie. Usualmente, las listas, se focalizan en el primer disco y la banda tiene de donde escoger. Me gusta más el Red, porque el sonido está mejor definido, es una banda madura y ha desarrollado su sonido en el escenario, en esas largas improvisaciones. Este es el final de una etapa y Crimson resurgirá en el estudio en 1981, con otra identidad; todo lo que hizo la banda, desemboca en este disco. Por eso es el mejor. Ningún género ha muerto, han mutando y siguen vigentes hoy en día, no serán éxitos comerciales, pero ante la eternidad es irrisorio. Esta música trasciende épocas y modas. 

Pink Floyd – Animals (1977)

Animals

Las más trillada de las bandas y creo que muchos de nosotros nos hemos adentrado a estas profundidades experimentales con este grupo. Claro todos hablan del Dark Side o del The Wall o el Wish you Where Here, pero casi todos se olvidan de éste. Y cierra una etapa también, aquí muere Pink Floyd y también el rock progresivo. Eventualmente renacerán de sus cenizas, humildes y cautos. Y el álbum es un producto de su época, ya estamos en crisis, el giro neoliberal consumado, la era de la austeridad y de la Dama de Hierro; detrás el metal que va reclamando su lugar, fuerza bruta primigenia. Es una reflexión muy cruda, y ahora es una paradoja, que Roger Waters admire a ciertos regímenes de izquierda, considerando que le fuente de inspiración es una crítica a esos regímenes, que andan pregonando igualdad, mientras empoderan a una oligarquía angurrienta. Quiénes son los cerdos después de todo, si no aquellos que se alimentan del llanto de las ovejas. Al fin y al cabo, no importa de qué régimen político estemos hablando, nosotros salimos perdido… us and them

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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