Encontrarme con la portada del nuevo álbum de The Sword fue algo que me llamó mucho la atención, debido a una especie de nostalgia rockera hacia décadas atrás cuando reinaban bandas como Black Sabbath, Led Zeppelin, Deep Purple y el heavy rock n’ roll que los caracterizaba entonces. Intuyendo para este disco un sonido en el propio camino, pero completamente contextualizado al año 2010.
Al oír de principio a fin este conceptual “Warp Riders” y más aún, con la repetición del mismo, se aprecia que cada uno de los instrumentos, incluidas las voces, están interpretados espléndidamente. Las guitarras proveen la fuerza en precisos riffs y melodías, que a momentos se convierten en temas casi trasheros, acompañando ritmos muy bien marcados por el bajo y la batería; y el ambiental sonido del teclado. Las voces también se identifican completamente con el género que hacía referencia anteriormente y consolidan al disco, como uno compuesto y ejecutado de manera de verdad perfecta.
Todas las canciones del “Warp Riders” cuentan con fuerza suficiente como para transformar el ambiente y generar la atención necesaria sobre sus progresivos, stoners y metaleros movimientos. Cada tema, ya sea instrumental o no, hace que esta fascinante experiencia se convierta en un momento inmensamente satisfactorio, porque se reafirma el efecto influyente e inspirador de la música, al ir más allá de su propio género musical y lograr algo de mayor trascendentalidad.
Lo bueno de poder investigar a través de la red acerca de nuevos lanzamientos musicales y continuar encontrando maneras de regocijo musical, saciando así nuestra sed melómana; es que a veces uno se encuentra con algún álbum donde menos se imagina, agarrándonos en circunstancias precisas; uniéndose y manifestándose como otro disco que se convierte no solamente en un excelente candidato a aparecer en muchas de nuestras personales listas de lo mejor de año, sino que además, llega para quedarse.