Procedentes de Portland (Oregon), Agalloch plasma en este disco, una vez más, todo ese aire melancólico y ambiental, íntimamente conectado con la naturaleza y con sus raíces culturales tradicionales.
La banda liderada por John Haughn, nos presentan en esta ocasión un trabajo un poco diferente en comparación a sus anteriores discos. Indiscutiblemente es palpable la evolución lógica en el sonido de la banda. Sin embargo, nos encontramos ante el mismo paisaje sonoro ambiental característico, pero maduro y totalmente consolidado.
Este es un muy buen disco, comparable sin lugar a dudas con The Mantle, para mí uno de los mejores discos de Agalloch, primeramente por ese aire triste y melancólico y por otro lado por la fuerza que alcanzan en canciones más duras como You were but a ghost in my arms. Los discos siguientes Tomorrow Will Never Come o Ashes Against the Grain, mantienen esta misma línea folk metal cada vez más progresiva, que alcanza su máxima expresión en este Marrow of the spirit.
Una de las diferencias más notorias con los discos anteriores, es la influencia de la música Black mucho más acentuada, tanto en las melodías y riffs, como en las voces (ojo con las voces desgarradoras de Black lake Nidstang).
Este es un disco 100% Agalloch, sin embargo también pueden encontrase una serie de detallitos que enriquecen al disco en su conjunto. Nuevamente tomo como ejemplo la canción antes mencionada, una canción larguísima de casi 17 minutos, con una parte introductoria más black, para llegar a la parte central mucho más ambiental, que va evolucionando hacia una especie de experimentación sonora, que incluye muchos elementos post-rockeros, para terminar en un desenlace épico y además típico de la banda.
Ghosts of the Midwinter Fires, es otro ejemplo de esta búsqueda de nuevos sonidos, sin perder el enfoque característico de la banda. Finalmente el corte que cierra el disco, To drown, con una parte final oscura, un black ambiental triste, melancólico, cadencioso, denso y muy atmosférico, muy en la línea de bandas como Wolves in the Throne Room.
El trabajo de las cuerdas, chelos y violines, tienen un gran peso en este disco, ya que precisamente son ellos los encargados de crear esa atmósfera melancólica y serena que fluye a lo largo de todo el disco.
En resumen, un disco muy interesante. Posiblemente el más complejo musicalmente hablando, que Agalloch grabó hasta la fecha. Comparto también, la idea expresada por nuestro amigo Ryszard (Frecuencias en el Espacio), quien sostiene que este es un trabajo totalmente vanguardista, enmarcado en las nuevas tendencias del post-black metal.
Este disco permitió que todo cayera en su sitio… A mi parecer, este fue un año para el black, el cual finalmente se concretó con la "Médula del Espíritu". Agalloch continúa consistentemente su preciso camino. Como con todos sus otros trabajos, este también se convertirá en un clásico.Definitivamente mi disco favorito del año…Buen review Dieguex, un abrazo.
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