Para esta nueva entrega del abismo, mi última personal y antes de las listas de lo mejor del año, quería escribir sobre los nuevos discos de estas 3 bandas que fueron inmensamente importantes en mi juventud, que acompañaron y que ahora son grandes recuerdos de aquellos maravillosos días de la década de los 90s.
Los 3 grupos luego de algunos tropiezos por su lado, con aciertos y desaciertos, pero continuando con su legado, este año sacaron discos que como veremos han rescatado aquellos elementos que los hicieron grandes, sumando la experiencia adquirida en estos años e intentando de nuevo seguir con uno de los mayores objetivos de la música: comunicar.
Tiamat “The Scarred People” (2012)
La banda liderada por Johan Edlund tiene una discografía larga y conocida, con muchos cambios, procesos y evoluciones. Con discos que durante los 90s y principios de los 2000 marcarían toda una tendencia dentro del metal. Extraordinarios álbumes como el “The Astral Sleep” de 1991, el “Wildhoney” de 1994, el “A Deeper Kind of Slumber” de 1997, o el “Judas Christ” del 2002, por mencionar solo algunos de mis favoritos de la banda, fueron marcando a sangre y fuego a sus seguidores.
Ahora, esta historia obviamente no es perfecta y junto a esos colosales trabajos hay algunos que bajaron la energía tanto de la banda como de sus oyentes. Energía, que se ve nuevamente fortalecida por la salida de este su décimo trabajo, devolviendo algunas de esas oscuras historias que tan bien supieron contar a través de su rock psicodélico, melancólico y gótico que los identificó años antes.
Desde el principio Tiamat se caracterizó por llevar al oyente hacia un viaje personal entre sueños y pesadillas con diferentes destinos; en “The Scarred People” sucede justamente esto, cada una de las canciones tiene el ambiente, el sonido y el sentimiento del pasado, aunque manteniendo la importancia hoy en día. Un disco que como muchos otros, va creciendo a medida que más se lo oye y se lo asimila.
El disco está armado de manera delicada, simple y profunda. De hecho Tiamat siempre hizo su música con estos parámetros como referencia. Al oírlo uno puede detectar momentos de sus mencionados anteriores trabajos e incluso con cosas del excelente proyecto de Edlund llamado Lucyfire. Cada canción muestra el porqué esta banda llegó a estar entre las más grandes, con letras que siguen hablando del amor, las drogas, la oscuridad, el alcohol; y las influencias de siempre, Pink Floyd, Sisters of Mercy, Nick Cave, etc.; con arreglos orquestales y de sintetizadores, que junto con la batería, el bajo y las guitarras, complementan el sonido de este trabajo.
El nuevo trabajo de estos suecos transmite sensaciones calientes y frías, de triunfo y derrota, un disco que con seguridad estará en algunas listas de los mejor del año, aunque esto termine siendo irrelevante para los mismos músicos y sus más de 20 años de trayectoria.
Paradise Lost “Tragic Idol” (2012)
Una de las bandas que establecería la escena doom/death inglesa de principios de los noventas, Paradise Lost, ha sacado este 2012 un buen álbum, uno que a pasado un poco desapercibido entre tanta música y tantas modas pasajeras (pajeras); completando así, su transición de vuelta hacia un sonido que ya los había catapultado anteriormente.
Con la agresividad, melodía y melancolía de grandes discos como el “Icon” de 1993 y el “Draconian Times” de 1995, este “Tragic Idol” se establece como la confirmación del retorno a ese antiguo sonido, dejando ya de lado el rock electrónico que llegarían a hacer en también excelentes discos como el “One Second” de 1997 y el “Host” de 1999, por mencionar solo un par.
Con el retorno a su antiguo sonido, Paradise Lost ya se había anotado una clara victoria con el “Faith Divides Us – Death Unites Us” del 2010, junto con la impresionante incorporación del asombroso batero Adrian Erlandsson (At The Gates, The Haunted, Cradle Of Filth), y volviendo a las composiciones más agresivas y metálicas de sus anteriores trabajos.
Este ‘ídolo trágico’ suena casi como la continuación de dicho trabajo, con un Nick Holmes cantando en los mismos tonos de los mencionados “Icon” y “Draconian Times”; un Gregor Mackintosh y sus zurdos artilugios para lograr las melodías y riffs más atrapantes y doomeros posibles; un Aaron Aedy y sus pesados rítmicos; acompañados por el característico sonido de bajo de Stephen Edmondson; y finalmente un Adrian Erlandsson machacando la batería como solo él lo sabe. Un quinteto de primera, que logra performances individuales fantásticos, muy acordes a su conocido sonido y a su identidad como banda luego de 24 años de existencia.
Las canciones del disco muestran un balance oportuno y adecuado para el momento en el que se encuentra la banda; sin llegar a ser uno de sus mejores trabajos, este disco tiene suficiente material para estar por encima de muchísimos discos que salieron este año.
My Dying Bride “A Map of all our Failures” (2012)
Otra de las bandas inglesas con más de 20 años de historia, y muy importante en aquellos inicios de los noventa, My Dying Bride, ha tenido tanto victorias como derrotas a lo largo de su historia. Una historia plagada de maravillosos discos que lograron iniciar todo un movimiento como el doom/death junto con los anteriormente nombrados y también ingleses Paradise Lost y Anathema, aunque manteniéndose siempre fieles a su estilo a diferencia de los mencionados.
Este 2012, MDB regresa con uno de sus trabajos mejor laburados de su discografía, un trabajo melancólico y dramático, al mejor estilo de la banda. Generando los mismos sentimientos de miedo, nostalgia, pena, rabia y desesperación que nos hicieran sentir con discos como “Turn Loose the Swans” de 1993, el grandioso “The Angel and the Dark River” de 1995, el fantástico “Like Gods of the Sun” de 1996 o el indescifrable “34.788%… Complete” de 1998.
“A Map of All Our Failures” es un disco que muestra a una banda madura, segura de su sonido y consiente de su larga trayectoria. Una especie de manifiesto que muestra el característico sonido de la banda de la manera más natural, con todos los elementos que también los harían grandes. El disco tiene un sonido obviamente pesado, lento, melódico, fantasmal, totalmente adictivo para quienes disfrutamos de este estilo. Las voces de Aaron Stainthorpe continúan pasando de las limpias y mortecinas, a las guturales y feroces; mientras la parte instrumental demuestra toda su sapiencia. Los violines también se hacen escuchar de nuevo, ambientando el sonido como antes.
Un onceavo disco que propone 8 canciones que se representan y defienden solas, que en conjunto le dan a este álbum una identidad clara y definida. Un disco que ya está entre lo que más me gustó de este 2012.
Buena revisión Machi. Un poco nostálgica tal vez, por lo que sabemos que fueron estas bandas y por lo que significan ahora!!!Indiscutiblemente, estas son ya bandas “pesadas”, bandas que ya han vivido mucho y que en cierta manera y en su época, fueron abriendo nuevas brechas dentro del metal, explorando nuevos sonidos.Ahora, resulta interesante que estas bandas vuelvan a las raíces, al sonido clásico con el cual empezaron la historia… No nos queda más escuchar y disfrutar de estos discos!!!Un abrazo…
Gracias Dieguex,Si, nostálgica… y es que tuve que invocar a los espíritus de antaño para escribir algunas líneas sobre estas 3 geniales bandas, que hicieron discos que hoy en día marcaron mucho.Como dices, es interesante que luego de haber incursionado en nuevos sonidos (Tiamat y Paradise Lost), vuelvan al sonido que los hizo grandes, pero no al pedo, sino escribiendo canciones como lo sabían hacer. Realmente un gusto poder escuchar sus 'nuevas' propuestas.Un abrazo