Un disco de Immortal sin Abbath, parecía una blasfemia; la banda hacía años que estaba enfrascada en un choque de egos y era complicado avizorar alguna salida. En el algún momento dado, del cual no tengo constancia, Abbath se creyó dueño de la banda, es el vocalista, compositor y frontman; era lógico pensar que era su banda. Pero en Immortal, siempre fueron dos y su contraparte es Demonaz, que fue esencial en esa etapa de búsqueda y madurez musical. Toda la narrativa de la banda es creación de Demonaz, y no es una contribución menor. En 1996, la alineación se estabiliza cuando Horgh asume la batería. En 1997, a raíz de una tendinitis, Demonaz deja a un lado su contribución musical, para dedicarse a las letras y a la parte administrativa de la banda, asume un rol más discreto, pero siempre fue una parte esencial. Ahí surgen las tensiones ¿quién es el heredero legítimo: quien encarna la imagen de la banda o quien tras bambalinas asume el peso de la industria?
En 2003 la banda llega a un impasse y deciden separarse, una carrera con altibajos, discos muy interesantes y connotadas polémicas, Abbath es un personaje muy peculiar, algunos lo consideran un payaso, en un género que peca por su seriedad, es toda una herejía y un verdadero acto de rebelión. Le siguieron años relativamente inactivos; de manera sorpresiva el 2006 Abbath y Demonaz nuevamente reanudaban esfuerzos, juntos con otros músicos destacados de la escena blackera: Ice Dale (Enslaved) y TC King (Gorgoroth), poniendo en marcha un proyecto. El primer y único disco de I, Between Two Worlds, suena muy bien; a nivel técnico es un disco de Immortal, el Abbath compone, Demonaz hace las letras, pero a nivel musical va por otro lado, la guitarra de Ice Dale marca una diferencia substancial. Adoro ese disco, adoro como Abbath canta y adoro los arreglos de la guitarra. Fue la antesala para una reunión formal de Immortal, y le siguieron las tensas sesiones del All Shall Fall. Ya en ese momento, las tensiones en el grupo provocaron fisuras difíciles de surcar. Le siguió un tenso debate legal, para establecer la propiedad de la imagen y del nombre de la banda, pues Abbath tenía toda la intención de contratar nuevos músicos. Durante años, el hipotético nuevo disco de Immortal estuvo en estado de coma; como una suerte desafío personal, en 2011 salió el primer disco solista de Demonaz: March of the Norse; es el heredero espiritual de I, con el regreso de Dale en la guitarra y el bajo, y Armagedda nuevamente en la batería. Con ello quedaba claro que Demonaz es un excelente compositor y vocalista, ahí surge la idea y la posibilidad de armar una versión de Immortal sin Abbath.
Sea dicho de paso el March of the Norse es un disco excelente, muy bien trabajado; es un punto intermedio entre I e Immortal, con algunos elementos épicos. Ahí se produce la ruptura definitiva, Abbath sacó un disco el 2016 y de inmediato Demonaz y Horgh, anunciaron que Immortal iba a continuar y seguir grabando. Fue una larga espera y el resultado rebasa las expectativas, hasta me atrevería a decir que es el mejor disco de Immortal. La canción epónima desata el caos, es hostil de entrada y hacía tiempo que Immortal no tenía esa fuerza. Para todos los que dudaban, Demonaz muestra que puede cantar con mucho poder y además retoma, por primera vez en décadas, su rol de guitarrista y suena muy bien, con esos guiños a los primeros discos. Pero la prueba de fuego es el escenario, estoy ansioso por escuchar como la banda suena en vivo. Uno de los aspectos que valen la pena resaltar es que el disco es muy fluido, las canciones se enganchan bien, es un riff tras otro, aunque no con la misma velocidad como lo hacía Abbath, pero suena pesado, pura brutalidad blackera y el bajo de Peter Tägtgren es una interesante adición. Grim and Dark tiene un solo de guitarra memorable, algo inusual en Immortal y es un elemento que me fascina en el disco de I. El disco cierra de manera magistral con Mighty Ravendark, es una canción muy al estilo de la banda y al mismo tiempo suena diferente, muestra bien que han dado un giro necesario para revitalizar el sonido. Del lado de la narrativa, son las mismas letras y tópicos que Demonaz viene desarrollando desde hace más de veinticinco años, es un poco plano y hasta empalagoso, aunque tiene el mérito de haber creado una mitología propia. Yo estoy plenamente satisfecho, es más sólido que el disco de Abbath, y creo que entra en el top de este año. Aún quedan algunos cabos sueltos, pero esta tensa rivalidad, por lo menos algo bueno dejó y este disco sin duda se queda como uno de los trabajos más sólidos y concisos de la banda, algo de por sí digno de mencionar. Lo que queda pendiente, es la confrontación en los escenarios.