Lords of Chaos (2019)

Movie Poster

El black es un género muy problemático, muy ortodoxo, dogmático, sentencioso. Además, es muy difícil hacer una película sin el consentimiento de las partes involucradas; de inicio el proyecto tuvo serios percances. Para ser una cinta que narra la historia del líder y fundador de una de las bandas más influyentes y controvertidas en el mundo del metal, hay muy poca música detrás, es más la historia de unos chiquillos atolondrados enfrascados en un estéril choque de egos. Creo que el reproche principal, que le podemos hacer, es el poco desarrollo de los personajes, al igual que el poco desarrollo del contexto histórico (la consolidación y emancipación del metal extremo). Redunda en estereotipos, los diálogos están muy malhechos, suenan forzados y fuera de lugar. Es decepcionante en muchos aspectos, pero no es una mala película; tiene escenas innecesarias, la fiesta alocada de los metaleros, las pesadillas de Euronymous, la vida de pareja del protagonista y la pésima actuación de Emory Cohen, es sólo un gordito hecho al malo, es el toque especial de Åkerlund para establecer que Vikernes es un pobre patán. No es ninguna coincidencia que el connotado músico noruego sea interpretado por un judío pasado de peso, es una manera de ridiculizarlo; por lo menos así lo veo yo.

Queda claro, que el objetivo de todo esto era mostrar a Vikernes como un adolescente que intenta ser aceptado, que quiere ser igual de maloso que las personas que admira, está buscando un rumbo a su vida y las palabras de Euronymous le dan un objetivo, un poco similar a la dinámica entre Bart Simpson y los chicos malos de Springfield. El enfoque es muy simplista y es un error narrativo. Vikernes es el chico malo que se tomó las cosas muy en serio y asesina a Euronymous, por ser un posero, un hablador que nunca hace nada. Algo de eso es cierto, y no deja de ser una escena muy triste, más aún sabiendo que un músico local (boliviano) fue asesinado de la misma manera, en circunstancias que no fueron esclarecidas. El efecto visual está muy bien logrado, de hecho, son las mejores escenas de la película: el suicidio y los dos asesinatos, son crudos y muy realistas. La quema de iglesias, es presentada como actos vandálicos de un muchachito que quiere demostrar que es digno de integrar el círculo negro, pero había una reivindicación ideológica detrás, algo que no muestra la película y por eso reduce a los personajes y los convierte en caricaturas. Frente al mito que es Mayhem y todos esos acontecimientos sórdidos y violentos que rodean a la escena blackera de los noventa, la película se queda muy corta.

Dead

No es la historia de Mayhem ni de la escena blackera noruega, es la historia de dos personajes antagónicos en busca de protagonismo: el visionario que le da una imagen y un sonido al black, aunque en el fondo sigue siendo un buen chico, y el cretino que se lo toma todo en serio porque quiere encajar ahí donde es despreciado y termina apuñalando a su amigo; es el asqueroso traidor, es un enfoque muy reduccionista. La música ni siquiera tiene un papel secundario y es lo crucial en todo este asunto. Más allá de las púas y el cuero, el satanismo y los asesinatos, Mayhem es la banda que impuso un paradigma. Muchos siguen creyendo que el metal es vestirse de negro, invocar al diablo o a la muerte, tener un aire malévolo y siniestro, escuchar a las bandas que hacen verdadero metal, pero ese es el estereotipo. El metal es agresividad porque el mundo lo es y escuchamos ese tipo de música para lidiar con la presión cotidiana. Cuando era adolescente sentía odio por mi entorno, por mis padres y por mí mismo, odiaba la imagen que me escupía el espejo; la música ruidosa me ayudaba a calmarme. Lo satánico me atraía porque era transgresor, asusta a los puritanos y hasta ahora me divierte, me encanta ver los rostros consternados de mis estudiantes cuando les digo que adoro al diablo. Pero es una máscara, no voy a practicar ritos ni seguir el dogma al pie de la letra, esas son paparruchas y me aburren. No voy a usar ningún disfraz para tratar de encajar, el metal es un sentimiento que trasciende y transgrede géneros.

Es cierto que todo el delirio blackero, puso sobre la mesa el tedioso debate sobre lo verdadero. Quien es posero y quien no lo es, algo que se reproduce sin cesar en la escena metalera; todos hemos sido acusados de ser poseros alguna vez. Yo adoro el metal, pero también escucho otras cosas, hace poco descubrí un disco de Música de Maestros, una banda de folclore local, y me pareció genial. Eso le reprocho a la película, concentrarse en ese aspecto y no haber explorado otras facetas más interesantes, son personajes unidimensionales; es cierto, yo también fui joven y bastante bobo, muchas de las cosas que muestra la película me hacen recuerdo a una cierta etapa de mi juventud, pero eso es lo irrelevante. Esta no debería ser una burda historia de adolescente. Con todo, el aspecto visual está muy bien logrado, recrean lugares y fotos con bastante precisión, la dirección de fotografía es impecable, la escena final es terriblemente cruda y fría. Me imagino que Vikernes vio la película, tiene un ego demasiado grande como para ignorarla, me imagino que no debe estar muy contento; sólo él sabe lo que realmente pasó esa noche.

La película se presta a innumerables polémicas, mucha gente idolatra a Vikernes, es el tipo que obraba por convicciones, no buscaba ni la fama ni el protagonismo, era real y no un farsante como Euronymous, un ser despreciable, responsable directo del suicidio de Dead; sea dicho de paso, la película lo toma como un personaje muy secundario y no muestra la influencia que tuvo el vocalista en toda la escena metalera. Es el reverso de la historia, hay mil formas de narrarla; todas son verdades a medias, lo que queda es una mancha de sangre sobre un pentagrama.

Mayhem