Nombrar al Chaqueño Palavecino, Los Kjarkas, Los de Sama, Los Iracundos, junto a Marilyn Manson, Limb Bizkit, Metallica y Iron Maiden cómo influencias musicales no suena muy congruente, pero esa mescolanza fue una realidad que se convertiría en el caldo de cultivo de nuestras sensibilidades estéticas.
Los años 2000 en Tarija fueron tiempos extraños. Por un lado MTV te mostraba a Britney Spears moviendo la bombacha y por otro, la radio vomitaba “¡qué caloooor oh eh oooh! ¡qué calor que tengo yo!”, de la agrupación Pibes Chorros, sin contar que en las paredes se promocionaba el próximo concierto de Los Nocheros.
En este contexto comprar una guitarra eléctrica resultaba un logro digno de Jasón y los Argonautas. Ni mencionar que aprender a tocar “Los pollitos” o el “Felíz cumpleaños” con ella significaba otra tarea hercúlea. En ese momento grabar un disco parecía solo un sueño descabellado o un delirio inducido por drogas amazónicas. Hoy, me propongo explicar lo que se escucha cuando pones play al LP que mis amigos en Tarija grabaron y en el que tuve la suerte de poder participar.
Lengua Negra suena progresivo cómo la devaluación del peso argentino, espeso cómo api del mercado Camacho y oscuro cómo el corazón de tu ex.
Antropomorfo:
Este tema me hace recuerdo a cuando Damián (vocalista y guitarrista de la banda) y yo aprendíamos a tocar guitarra (no es que ahora sepamos), pero en ese entonces era con una guitarra española, de palo, sacándonos ampollas tocando como fuere, tratando de extraer distorsión de ese pedazo de madera, dando los primeros y desafinados pasos pese a las constantes críticas de todos nuestros familiares y amigos que nos pedían que tocaramos “unas cuequitas” o consultaban “¿no te sabes alguna de los Enanitos Verdes?”.
Despierta:
Lo que veo cuando cierro los ojos y escucho las guitarras de este tema son las oscuras salas de ensayo donde nos internábamos, los cucarachentos boliches donde hacíamos nuestras primeras tocadas, veo en cámara lenta las luces y los cuerpos, siento el olor a ron barato y cerveza en el suelo, la euforia y el cansancio de la madrugada mientras cada uno se recogía a su casa después de haber escuchado a una banda guatemalteca de “black metal noruego”. Esta canción está cargada de melancolía y esperanza, se asemeja a una ola esplendorosa que crece para estrellarse violentamente contra una costa negra y fría.
Mientras mueres:
A Toño (bajista) lo conozco hace muchos años, y desde siempre ha sabido tocar muy bien el bajo, pero una de las imágenes más memorables que tengo de él no tiene que ver con su manera de tocar. Este tercer tema del disco, podría ser un muy adecuado soundtrack para el Brefest (el festival de Metal más grande que tiene nuestra ciudad) y es en ese lugar, en el año 2017, que vi a Toño en un caldo psicodélico que me recuerda mucho a este tema. Frenético, catártico, groovero al principio y cansado, lento y de un chaqui devastador al final.
Ojos muertos:
Seguramente este tema sonaba en la cabeza de Kurt Cobain cuando decidió volársela. No es evidente, pero cuando hablaba de las influencias noventeras y dosmileras que infectaron nuestras jóvenes mentes (bandas como Deftones, Chevelle, Disturbed, Papa Roach, Tool, Korn, P.O.D, Avenged Sevenfold, Rammstein, Linkin Park, System of a Down, etc…) calcaron un germen melodramático y melódico en nuestros seres. Al mismo tiempo que rechazábamos el “nu metal”, lo consumíamos por radiación televisiva todo el tiempo, y la traza subconsciente se deja ver en las composiciones como esta.
Piel infectada:
“…debajo del crucifijo aullaremos”
La introducción a mi tema favorito del disco pertenece al poema “Himno a Satán” de Leopoldo Maria Panero. Un viejo esquizofrénico que se pasó la mitad de la vida de loquero en loquero escribiendo fantasmagóricos pasajes llenos de paranoia, asco y amor desacralizador; el final de Sarcoma está iluminado por todo eso y mucho mas.
Grabar un disco en Bolivia no es fácil, peor en Tarija, pero es posible. Así lo han demostrado los changos de Lengua Negra, y eso no es solo inspirador, sino que es necesario, sobre todo para una escena under que no entiende el sacrificio que supone componer, grabar, tocar y autogestionarte, pero que al mismo tiempo exige y critica todas las propuestas nacionales. De todas maneras, como Damián comentaba en una entrevista, “no buscamos ningún tipo de gratificación de nadie, mas que la que viene desde nosotros mismos”, y esa actitud es la que mantiene sobre sus hombros la escena local, no lo olviden.
Que buena revisión Marcos!!!
Realmente nos encontramos con un disco excelente… una propuesta poco habitual y un enfoque nuevo y contemporáneo a la música nacional. Este recambio era urgente y necesario!!!
Las descripciones que haces son tan validas para cualquier under tanto en Tarija como en La Paz … ese es el caldo de cultivo!!!
La sensación y el sentimiento que tengo con Damian y los chicos, es especial, por cosas familiares de la vida, estuve en una de esos sus primeros ensayos, cuando Maiden o Metallica eran el sudor de cada día!!! Y esas cosas no se olvidan. Hay cierto afecto de por medio.
Tuve, al igual que muchos, el placer de escuchar a los chicos en La Paz dos años seguidos en el Illimani Metal, primero con Mazzone y esta segunda con Lengua Negra, y la verdad que en las dos ocasiones la rompieron… entrega total… y eso se nota, se aprecia y se agradece infinitamente!!! … los fans nos debemos a nuestras bandas!!!
Una gran banda y un gran disco…