Opeth – In Cauda Venenum (2019)

In Cauda Venenum

Todos preferimos al “Opeth” de antes, creo que eso está claro, es por este motivo que aquí no voy a entrar en discusiones tibias o peor, inmaduras. La polémica continuará, pero todos podemos ponernos de acuerdo en que siempre ha sido una banda con una base técnica muy sólida, que indaga los caminos que llevan a la cima, y podrá estar en discusión si llegaron ahí o no, pero no está en duda el ilustre despliegue de cualidades que les permitió adornar una pequeña franja en el corazón del arte. Su discografía está partida en dos. Abandonaron el death metal con el cambio de década, cuando tuvieron que tomar la decisión de dejar atrás una época importante, un espacio que tomaron en la médula del metal. El 2011, Heritage marcó el principio de la nueva década. Opeth se refugió en la herencia del pasado, la era de la nostalgia, e In Cauda Venenum no es un disco atípico en ese sentido, en todo caso es el último capítulo de esta década para la banda.

Arte del álbum

Pese a que es bastante obvio que Akerfield parte de una raíz folclórica, al ser un trabajo pensado originalmente en sueco (nota: la versión original es más natural, aunque la versión en inglés es entendible), se hace complejo absorber todo el trasfondo cultural de la obra. En esta estructura, los juegos de la percusión y el suspenso que emana de los teclados, ambientan el escenario. Su símbolo es la imagen compuesta por el dorado marco de óleo y el oxidado rey, un monarca que a pesar de su posición privilegiada, padece de las reflexiones más espinosas. Una parodia del escudo de Estocolmo, retrato del Rey Saint Eric, santo patrón de la capital sueca.

Después de Garden of Earthly Delights que sirve de introducción, Dignity pone la vara alta ya desde temprano. El impacto se genera gracias a las expresiones de lamento de Akerfield, que describen la dificultad que todos tenemos en aceptarnos como trasparentes de espíritu, la prácticamente inevitable corrupción del alma. Este tipo de mensajes se transmiten a lo largo del disco mediante una producción pensada con toda la presunción qué podría tener un LP de rock progresivo, cristalino pero sensible a la naturaleza clásica del estilo. La versión en vinilo (doble) me sirvió para ir pelando las capas y hallar patrones de composición, realmente parece estar concebido para este formato. A lo largo, las armonías de las guitarras acústicas son como ventanas que pintan paisajes soleados en esta especie de cuento claustrofóbico, en esta cuarentena. Armonías y arpegios expresivos que son acompañados por un bajo que tiene toda la onda del mundo. El rock no ha muerto, sólo se ha transformado en arte para señores.

Line up

No me sorprendería del todo, si en simultaneo Mikael le esté jugando una pequeña broma a los jóvenes que claman todavía por los supernaturales y cautivantes estruendos de su voz gutural perdida. Lovelorn Crime es cursi y estridente como cualquier buena balada de rock y Heart in Hand es una sentida y dura crítica al sistema actual (“la parodia es real”). Después el disco ahonda aún más en el eclecticismo, por ejemplo, The Garroter tiene una instrumentalización con aire de Jhon Coltrane, o Continuum que toma más de cinco minutos en desenlazarse y convertirse en una de las mejores canciones del álbum. Si conectas con este disco, lo más probable es que tu elección de canción favorita vaya cambiando a lo largo del tiempo.

En todo su recorrido In Cauda Venenum se convierte en una especie de espejismo. Un disco difícil de atravesar por su complejidad, una obra hecha para escaparse eternamente de las manos, como humo que se desplaza lentamente hacia afuera entre los dedos. Siempre con transiciones de suspenso y una gran melancolía disfrazada de elegancia. Al pasar el tiempo en su historia como conjunto, fueron observando el paso del tiempo en sus propias vidas y sobretodo en las nuestras. Al pasar los años, las cosas se complicaron naturalmente y ahora se confirma que Akerfield y compañia son humanos; sin embargo, su llegada a esta condición es prácticamente sublime.

Contratapa

Un comentario

  1. Excelente reseña Sebas! A título personal, creo que es definitivamente es de lo mejor, junto al Pale Communion, de esta etapa de Opeth, que cómo bien dices es hasta sublime. Un disco como casi siempre complejo, y que tiene diversas capas que se van descubriendo a medida que más se lo escucha.

    Fuerte abrazo y esperemos otro gran aporte tuyo al blog!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *