La gloria y el recuerdo, el vocalista mirando orgulloso sus logros, su triunfo arrogante. El disco epónimo, fue un éxito colosal (Whitesnake – 1987), y Coverdale cumplió su cometido: rebasar a Deep Purple, lograr el ansiado éxito por cuenta propia y mirar con desprecio a sus antiguos colegas; a su eterno rival, al buen Ian Gillan, que ya era una sombra de sí mismo, al gran Ritchie Blackmore, que sólo aceptó los términos del rencuentro porque le hacía falta dinero. Tiempos pomposos, la era del glam y Whitesnake, con dos mega hits planetarios, se convirtió en una de las bandas más grandes y más recordadas de los años ochenta.
El Slip of the Tongue, fue un éxito moderado, y es la prueba irrefutable, que utilizar la misma fórmula, no garantiza el mismo resultado. Este es el punto culminante de la carrera de la banda, liderando uno de los festivales más importantes, y la banda muestra todo su poder. Coverdale aún tiene problemas con su voz, aunque dentro de sus limitaciones suena muy bien. Este disco salió hace algunos años atrás, creo que la banda tiene mejores Lives, pero es un testimonio de una era y de un colapso anticipado. Cuando llega el éxito la presión crece, y Coverdale perdió el control de su banda. De la arrogancia a la humildad, es el recorrido habitual, en la entrañable búsqueda de la fama (eso lo escribí en otro contexto, pero lo reciclo, como suele hacer todo artista, aunque sólo soy un simple escribano).