Morgoth: Golden Age (1993)

Odium

Hay una buena razón por la cual escucho death metal; a medida que crecía, y me iba desligando de mis ropajes de la niñez, comencé a sentirme muy solo y rechazado. Sentía odio por el mundo que me rodeaba, odio por mí mismo; en algún momento, del cual no tengo recuerdo, sentía náuseas, un asco profundo, era el peso de mi existencia, de mis fracasos, de la imagen que me arrojaba el espejo y frente a la cual no me sentía satisfecho. Si Deep Purple, me abrió los ojos, y me introdujo a la violencia en la música, el death era la cosa más cruda y brutal que había escuchado en mi vida, y era lo que necesitaba para generar un cierto equilibrio en mi psique. 

A veces suelo bromear con mis estudiantes y les digo que de no ser docente, probablemente haya terminado siendo un psicópata, pues realmente disfruto mucho torturarlos, y es una forma de canalizar mi agresividad. Siento tanto odio y tanta decepción que escuchar música super violenta realmente me tranquiliza, y el death se presta mucho a eso: te voy a cortar en pedacitos y luego preparar un estofado; me gusta mucho ese lado gore, es una forma de catarsis. Haber encontrado el death, fue un punto crucial en mi vida, es lo que ayudó a sobrellevar mis demonios internos e impulsarme en la vida. Aunque sigo encontrando rechazo o burla, pues mucha gente viene a husmear y luego huyen despavoridas, cuando la parte repulsiva de mi ser aflora. Ahora lo tomo con humor, es como una suerte de castigo crónico, todo se repite eternamente, ad infinitum et ad nauseam

Aunque estoy más familiarizado con el death metal de Florida, es el sonido con el cual crecí, descubrí este disco más o menos en 1996, solo el nombre tenía todo para cautivarme, así me sentía y aunque todo el mundo me diga que soy buen tipo y tierno, lo que tengo en mi interior es odio, odio por mí mismo. Aprendí a tolerarme y algo que también he aprendido con los años, es que el mal siempre triunfa. No hay resquicio de esperanza en la noche oscura, pero al menos tengo música y es todo lo que importa. Esta canción es un clásico de todos lo tiempos, es pura maldad, y tiene ese toque progresivo muy vanguardista. Es tiempo de recordar, de invocar el poder el Tío, deidad de las profundidades, símbolo del abismo, alegoría de la perdición. 

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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