Ya desde hace unos años, la escena polaca (principalmente black) viene alimentando mi discografía de manera constante y segura, la banda que logró esta mi conexión con dicha escena (mas allá de Behemoth), es Furia, un grupo completamente distinto a los demás y que alimenta a otras importantes bandas como Massemord, Morowe, y quienes merecen un post aparte los maravillosos Wędrowcy~Tułacze~Zbiegi; que junto a Gruzja, Odraza, MGLA, Biesy y Licho están estableciendo un capítulo nuevo e importante en la historia del black europeo por su experimentalismo y sus variaciones.
En este contexto, Furia, quienes pertenecen a un pequeño grupo colectivo de artistas llamado ‘Let The World Burn’, comenzarían a mediados de los 2000 con un par de demos, para luego sacar su debut el 2007 titulado Martwa Polska Jesień; luego el Grudzień za grudniem del 2009; y el Marzannie, królowej Polski del 2012 con un black metal crudo pero melódico, muy en la onda de los noruegos Taake, con claras influencias de los franceses Deathspell Omega y que para muchos metaleros son discos que están entre de lo mejor del black polaco.
La banda sufriría un primer cambio importante (aunque ya iban mostrando ganas de experimentar un poco antes) en el excelente Nocel del 2014, con un sonido bastante más experimental, ciertas influencias de post punk europeo, del Ulver experimental, del neofolk; de ahí que su propia compañía los etiqueta cómo nekrofolk.
Es pero con el EP Guido del 2016 que la banda logra para mi, terminar su transformación o metamorfosis, un EP de 6 temas maravillosos de principio a fin, y con un nuevo sonido que se termina de consolidar en el Księżyc milczy Luty del mismo año, ambos bien colocados en mi lista de lo mejor de dicho año.
Para este 2021, Furia acaba de sacar su nuevo trabajo, W śnialni (que más o menos se traduce a cuarto de sueños), el cual solo cuenta con dos temas: Wesele w Śnialni de 16:11 minutos de duración y la Tancowały chochoły Wyjawienie de otros 13:10 y que como ellos mismos indican es finalmente un disco teatral, un drama musical… Dos canciones que además de la instrumentalización, a ratos tienen voces habladas, charlas, sonidos de actividad cotidiana, volúmenes que de repente bajan y suben, aparentes discusiones, otra música como si alguien la estuviera escuchando de fondo; como una puesta en escena auditiva en definitiva.
Un disco que para muchos no será de su agrado, pero que principalmente en cuanto a lo conceptual, más que en lo musical, es por demás interesante; otro paso más de la banda hacia la continua experimentación sonora y la locura total.