El tiempo es inexorable, no lo puedes detener, no puedes volver sobre él, solo te queda el recuerdo; tus fracasos, tus anhelos destruidos. La certeza de una vida desperdiciada en la apatía y la abulia. Por ello, tratamos de compensar, ese desinterés por la vida, añorando la inmortalidad. Rebasar al tiempo, es una vieja obsesión humana; nos aferramos a la ilusión de una vida mejor, y gastamos nuestro tiempo, construyendo monumentos, efigies a nuestro ego.
La tumba, la morada eterna, el recuerdo que dejarás; así serás recordado mientras dure la eternidad. Un aspecto que no había tomando en cuenta, es que cada disco gira en torno a una obra de arte o un momento histórico, y éste se inspira de la obra de Ligier Richer, Transi de René de Châlon, es una representación de la corrupción del cuerpo, necesaria para alcanzar y tocar la gloria de Dios; en su mano extendida sostiene el relicario que contiene su corazón. La ofrenda al ser supremo. Es una forma de concebir la muerte, muy usual a finales del siglo XVI; el tránsito hacia la vida no terrenal: l’échorché.
El álbum comienza de la misma manera que el anterior: una respiración cansina ¿Qué harás en las últimas horas o minutos de tu existencia? ¿Sufrir? ¿Recordar? En esos momentos de angustia, todo se mezcla, es una masa amorfa de cosas; de cualquier forma, cuando llega el final, nada tiene sentido, aceptamos lo burdo. Caemos en la conmiseración: lo que pudimos ser y nunca fuimos, porque nunca nos atrevimos a rebasar nuestros propios límites. La vida es un breve momento de euforia en el vacío de la eternidad; la radiante vacuidad. Nos cuesta tanto aceptar el concepto de la nada, que tratamos de rellenarla a como dé lugar. El vacío no puede existir y lo colmamos de artificios.
Iso5, experimentos musicales de tristeza y melancolía, el tiempo que se escurre y esa guitarra tiene un sonido tétrico, desgarra, te taladra el cerebro; es la congoja. Hay algo muy hermoso en lo macabro; es difícil explicarlo, es nuestra fascinación por la muerte, que glorificamos en todas las formas de arte. Las voces le agregan mucho al disco, es casi un lamento, seductor; es una experiencia de vida, una reflexión sobre la muerte, y es de las mejores cosas que he escuchado en lo que va del año. El estrés de vivir encerrados, el trabajo que nos consume, la tentación del suicidio; la condena y el maleficio. Tear Down the Sing, es de las mejores canciones que tiene la banda, con ese final abrupto que me deja incrédulo.
Decohering Self, el graznido de los cuervos, esta es tu morada final; así lo concebiste. Decoras tu existencia, construyes un altar en honor a tu magnificencia. Todos visitamos una tumba, o nos sacamos fotos, en nuestros recorridos turísticos, que ahora son una imagen brumosa de otras vidas. El sepulcro del poeta, el mausoleo de una familia pudiente, la urna del libertador; la chullpa. De por medio se yergue el olvido ¿Quién vista la tumba de Jaime Sáenz o la de Charles Sorel? ¿Quién te irá a visitar cuando ya no estés? ¿Es siquiera importante? En algunos años todo resquicio de lo fuiste, habría sido aniquilado.
Trail by Nature, genera un ligero contraste; tal vez es una referencia a la epidemia del baile de 1518, o tal vez es una mala interpretación de mi parte. Pero algo de bailable tiene y mantiene lo tétrico. El trance, la transmutación, sublimación del alma; es parte de los ritos religiosos que evocan la transición hacia la muerte. En muchas culturas es una celebración, y el baile no es solo un rito de apareamiento, es la entrega del cuerpo, la ofrenda a la deidad. Después de todo, seguimos sin dilucidar el misterio del mundo, le conferimos cualidades falaces. Nos aferramos a una mentira, es más cómodo aceptarla que caer en el vacío.
Sentire, hasta un cierto aire de jazz tiene; la música es una sensación en la cual se cobija el alma. Siento y por lo tanto existo ¿Qué otra prueba tengo de mi existencia? ¿Puedo tener esa certeza? Aún mientras duermo siento o imagino y la sensación que tengo en mi corazón me carcome, es la vacuidad, el abismo de la depresión: el terror, al contemplar la irrisión de mi existencia, la fatuidad de mi vida, la insignificancia de mi ser. Eres tan pequeño y te crees un coloso, llegado el momento de nada habrá servido tanta complacencia, tanta vanidad. Qué hace un poeta en la redes sociales, escribe trivialidades.
Radiant Descent, la tumba es el consuelo para los que seguimos vivos y aunque el recuerdo duela, sigue ahí. Aunque quisiéramos negarlo, sabemos que nunca más nos volveremos a ver.