Lentamente regreso a la vida, retomo las cosas donde las dejé, aunque todo ha cambiado y todo parece distinto; recorro las ruinas de mi realidad. Me siento como un espectro, todavía con un pie en la otra vida. Y también hay que darle aliento a la página, tanta música sigue saliendo, me es imposible seguir el paso, y quedaron dos proyectos varados, mientras tanto, y solo para pasar el rato, retomo mis meditaciones en torno a un instrumento.
Todo oficio, requiere conocimientos técnicos y práctica, y en escena es necesario incurrir en cierta teatralidad y este es uno de los mejores solos de batería que he presenciado en mi vida; me gusta exagerar, le da un cierto tono dramático a las cosas que escribo. Imposible describirlo, esto hay que verlo. Las cosas más bellas en esta vida radican en la simplicidad. Nosotros nos complicamos la vida, la clarividencia que nos confiere la muerte nos ayuda a percibir lo burdo que es existir. Placeres cotidianos: leer un libro, escuchar un disco, qué más puedo pedir, ese es mi concepto de felicidad. Jazz, rock, metal y algo de música clásica, Ludwig Van, como dice Alex. Los horrores de siempre, contenidos en una canción, la cúspide de la civilización occidental. Y nosotros estamos aquí compungidos por necedades.