A estas alturas de la vida, próximo a cumplir 60 años, no se le puede pedir a Ozzy Osbourne que se ponga al frente de una banda y haga gala de los atributos musicales que lo convirtieron en el “Rey del Heavy Metal” en la salvaje década de los 70 como vocalista de Black Sabbath.
Y así lo entienden sus fans, para quienes Osbourne, más que un nombre, es una marca que se respeta. Porque él y su música han sobrevivido a todo, al paso del tiempo, al abuso de las drogas y el alcohol, las mordiscos a murciélago, la práctica del sexo irresponsable, las estafas y a un sorprendente giro en su carrera como estrella de TV.
Con un carrete así en el cuerpo, qué más se le puede pedir en un recital cuando la mayoría de su generación musical no alcanzó a llegar a la tercera edad para contarlo. Por eso anoche los cerca de 17 mil fans que vieron a Ozzy en la Pista Atlética del Estadio Nacional, en el marco del “Monters Of Rock”, lo aplaudieron a rabiar y le perdonaron todo. Como las flojas interpretaciones vocales de los clásicos “War Pigs”, “Iron Man” y “Mr. Crowley”.
Celebraron, en cambio, que el autor de “Perry Mason” se niegue a envejecer. El artista inglés aplaudía feliz cada vez que escuchaba su nombre y no dudaba en retar a su público si alguna reacción no le gustaba, como cuando presentaba a los músicos que lo acompañaban. El humor tampoco estuvo ausente, tras abrir en penumbras con el Carmina Burana, sólo irrumpió en el escenario tras mostrar un video con él parodiando series de TV y películas como “Los Soprano”, “The Office”, “Los Rompebodas” o “Borat”.
Con ello ya se había adueñado del “Monsters Of Rock”, cumpliendo con la promesa de ser el plato fuerte de la jornada. Pero ni los clásicos impidieron que su música entrara a ratos en penumbras. Incluso había metaleros que veían el recital acostados cual hippies trasnochados por la falta de emociones fuertes. El “Rey del Heavy Metal”, payaso, mito, zombie, actor se despidió con “Paranoid”, con lo que logró que parte del público que se había ido, retornara para ver a su ídolo. Quizás en su última vez en Chile.
En un nivel musical muy distinto se pudo apreciar a Korn. La banda fundadora del nu metal demostró por qué en sus 20 años de carrera han logrado un sonido sólido y clásico, pese al desprecio que genera en los seguidores más convencionalistas de este movimiento, sus influencias hiphoperas. El líder Jonathan Davis rápidamente acalló las pifias que pedían a Ozzy con sus primeras canciones. Le bastó poner en marcha su voz rabiosa y enérgicos movimientos sobre el escenario, e incluso se dio el lujo de incluir en el repertorio clásicos como “We Will Rock You” de Queen.
Black Label Society, por su parte, cumplió con una correcta y breve interpretación de sus mejores canciones. Sabían que eran a otros a los que venían a ver los metaleros chilenos.
La guinda de la torta fue haber compartido con mis dos grandes amigos, hermanos de la vida… Kikeciones y Fito… puedo morir en paz…
fue uno de los mejores conciertos de mi vida….