Howl es una banda gringa, relativamente nueva, que toca “sludge/stoner” metal y que con este primer álbum quiere dejar su huella, en un género ya saturado.
La conquista de grandes bandas, como Isis, Baroness, Mastodon, High on Fire, Minsk, Kylesa, Giant Squid (entre algunas) se ha destacado a nivel mundial por la innovación musical que han logrado en sus discos a lo largo de los años; suceso que ha supuesto una conexión fuerte con la gente y que queda demostrado por el tiempo de permanencia de su música en nuestra memoria. Este hecho, ha llevado a una situación donde gran parte de la atención y el mercado musical, se encuentre anegado de nuevas bandas que intentan rerepetir lo hecho. Nuevas bandas que recién están asimilando el legado e influencia de las anteriores mencionadas, pero que a su vez, también volverán a abrir nuevos caminos.
Esto se convierte en un ejemplo de lo que sucede a cualquier nivel artístico: la aparición de hitos, trascendentales que dejan una profunda marca en la historia y desarrollo de la música metalera, y que dejan subsecuentes olas a su paso. Olas en las que eventualmente se levantan con mediano éxito, algunas otras bandas.
En este grupo de bandas, se presenta Howl, con su capacidad de ejecutar sin mayores errores las melodías de sus guitarras; mezclaras con voces guturales, tanto graves como bajas; y agregarle bases rítmicas propias del doom metal gringo en bajo y batería; dejando como resultado, “Asherah”, “Jezebel“, “The Scorpion’s last Sting“, “Heavenless” y “The Day of the Rest” canciones donde se nota que los 4 miembros de la banda han sabido absorber sus notables influencias, transformando este su primer trabajo llamado “Full of Hell”, en 8 temas que tanto al oírlos, como al ver la portada, invitan a una especie de purgación, a partir del fuego.