La escena boliviana tiene muchos problemas y defectos, uno de ellos es la falta de crítica constructiva; hay pocas reseñas de los discos producidos y poca recepción por parte de los artistas. Solo quieren escuchar cosas buenas y positivas, siempre lo toman de manera muy personal. Y es cierto también, que el oficio de crítico boliviano es ruin y roñoso. Es uno de los grandes vicios del mundillo artístico, en el cual prevalecen las relaciones de compadrazgo y de padrinazgo, generando roscas en las cuales siempre gravitan las mismas personas, lanzando los mismos halagos y adulaciones. Es un rasgo característico de la sociedad boliviana, y se reproduce en todos los ámbitos. Y otra de las grandes características del medio, es nuestra obsesión casi patológica por los tributos. No somos parte habitual del circuito de giras y de alguna manera se tiene que suplir esa falencia. El problema es que estamos tan habituados a ver tributos que la gente los privilegia, preferimos escuchar tributos que el material inédito de las bandas. Eso desalienta a cualquiera. Con todo creo que es necesario mencionar tres tributos, por el esfuerzo artístico que realizan.
Disco tributo a los Kjarkas (2003)
En su momento, fue una movida arriesgada; armar este tipo de proyectos no siempre es fácil, basta con mencionar el fallido Disco tributo a Wara. Pero aquí la cosa funciona, tiene una excelente calidad de sonido y creo que ha envejecido bastante bien. El disco reúne a la crema y nata del rock boliviano de ese entonces, pues con los años muchas de esas bandas han desaparecido. Yo siempre he tomado mis distancias con relación al folclor nacional, pero nadie puede negar que los Kjarkas cambiaron el panorama musical. El tributo, fue una agradable sorpresa y en casi todos los casos superan a las originales. Hay algunas canciones de relleno y el disco es un poco ecléctico, pero me gusta escucharlo; me hizo valorar el aporte de los Kjarkas y la excelente calidad de sus letras. El punto más débil es el packing; tiene una pésima portada y un pésimo diseño. Pero la idea del tributo, es rendir homenaje al artista, proponiendo una nueva lectura y creo que esa es la propuesta del disco. Para quienes quieran escucharlo, está disponible en Spotify.
MetalMarka, Homenaje a Kalamarka (2013)
Menos conocido que los Kjarkas, Kalamarka es otra de esas bandas legendarias del folclor nacional; también fue una sorpresa. No es inusual esa asociación, el metal y el folclor son la música de los inadaptados. La identidad urbana se construye a partir de esa reivindicación aymara, la cultura subalterna que reclama su espacio. Hay una violencia contenida en las letras y creo que ello oficia de nexo con el metal. El resultado es muy interesante y brinda un panorama del sonido usual en la escena metalera. Después de todo, es un disco que apreció mucho, me conecta con ese lado de mi identidad boliviana, pese a las deficiencias del sonido. Algo que siempre le he reprochado al metal boliviano es la pésima producción; entiendo bien que el sonido sucio es parte de la identidad de muchas bandas, aunque eso es más una excusa que otra cosa; pero en regla general, el metal boliviano suena mal. Guitarras muy saturadas, baterías no muy bien afinadas y vocalistas que lo intentan, pero no llegan a ciertos tonos. Pero la experiencia no es desagradable, el disco tiene sus grandes momentos, aunque es algo flojo, al final. Para quienes quieran oírlo está disponible en YouTube.
Beast Over Bolivia, a Bolivian tribute to Iron Maiden (2017)
Discos tributos a Maiden los hay por montones y la mayoría son bastante decepcionantes; tal vez el mejor es el Maiden Heaven. Frente a la enorme cantidad de tributos, no veía bien lo que este proyecto podía ofrecer. Fue una iniciativa interesante, muy al estilo boliviano, se lanzó una convocatoria pública y trece bandas fueron seleccionadas. En realidad, como en los anteriores casos, el resultado me dejó sorprendido. Me parece acertado que se hayan concentrado en canciones no tan trilladas como las que solemos escuchar y eso le da un toque peculiar al disco. Desde luego, los problemas siguen ahí, deficiencia en la producción de algunos temas y vocalistas que no están a la altura del desafío.
El disco abre con una versión bastante fiel de Be Quick Or Be Dead, interpretada por una típica banda de thrash: Chernobyl. Si la versión no ofrece nada nuevo, es mucho más pesada y las voces hacen un gran trabajo. Es una buena forma de iniciar este recorrido.
Le sigue una versión cruda y salvaje de Sea of Madness, interpretada por los legendarios Metastasys. Si bien los coros son algo flojos, la versión supera a la original; está muy bien lograda y es una interesante reapropiación.
In Synergy hace igual un gran trabajo con The Wicker Man, los teclados realzan la canción; le dan un toque muy interesante y muestran que los Maiden podían haber funcionado bien con un tecladista. No obstante, creo que la voz falla, sobre todo en el coro.
Haller también nos ofrece una excelente versión de Out of the Silent Planet; aunque las voces no me terminan de convencer, no puedo negar que hacen un gran trabajo. Cumple con mis expectativas, no es una reproducción fiel nota por nota; más al contrario cada artista deja su huella única en cada canción.
Pero lo que hace The Ragdoll Architect con Virus es realmente extraordinario; creo que es uno de los mejores covers que he escuchado. Ragdoll es una banda muy interesante, creo que es la única banda vanguardista de la escena boliviana; ellos han roto esquemas y si le meten ganas y son perseverantes, tendrán un futuro brillante.
Black Mass es otra banda que destaca con su versión de Déjà Vu; cabe señalar que la calidad del sonido es excelente en todas las canciones y todas tienen elementos que las aventajan, se alejan de las versiones originales, pero no demasiado; y es lo que hace a este tributo tan diverso.
Blind Distortion interpreta una versión bastante fiel de Futureal, a la cual incorporan un pedacito de The Trooper. Dándole un toque atractivo a la canción. Me agrada el hecho que se alejen de las típicas canciones de Maiden; la verdad, estoy harto de escuchar siempre Run to the Hills o The Number of the Beast.
En Stranger in a Strange Land, tocada por Walkman, sobresale la presencia del bajo; si bien sigue los arreglos originales, la voz y el solo están muy bien logrados. El resultado final es bastante satisfactorio, siendo también una de mis canciones favoritas de Maiden.
La canción que interpreta Alma Eterna, es tal vez el punto más bajo, suena muy raro Flight of Icarus en español. La voz no me convence para nada y hay un claro problema del lado de la producción. No conozco profundamente a ninguna de estas bandas, pero aquí algo falla en el sonido y me pone incómodo. No fue la elección más acertada.
Con Thrashmaniacs, volvemos a un cover bastante tradicional de Die With Your Boots On, pero aquí lo que falla son las voces. Dickinson es uno de los mejores vocalistas, llegar a sus tonos no es fácil, por eso creo que es mejor enfocarse en voces guturales que le dan otro toque a la canción, porque al tratar de imitar los tonos de Dickinson, es muy probable que se fracasé en el intento. Es una canción difícil de cantar, y aquí el vocalista no está a la altura.
Psiconauta ofrece, en comparación, una versión muy bien lograda de Different World; aquí las voces funcionan, y los arreglos le dan un giro a la canción; es mucho más cruda que la versión media popera de los Maiden.
De la misma manera Nordic Wolf, nos ofrece una versión durísima de Remember Tomorrow; le da un toque más siniestro, aunque prefiero las voces guturales a las voces limpias. Es necesario resaltar el hecho de Di’Anno hace un gran trabajo vocal en la versión original; es una canción difícil de cantar también.
Finalmente, el disco cierra con Sign of the Cross, interpretada por Lachrima Corphus Dissolvens, que por cierto es un pésimo latín. Pero la canción no es mala, los teclados hacen un gran trabajo, pero ese drum-machine de fondo suena horrible.
En resumidas cuentas, es un buen disco de covers, con buenas canciones, tal vez es el mejor disco tributo a Maiden que he escuchado; tiene un bonito packing aunque un poco grande e incómodo para guardarlo. Tiene un segundo disco con los temas de las bandas, pues uno de los requisitos de la convocatoria fue que los grupos interesados debían tener por lo menos un disco grabado. Es una agradable adición, pero tiene los problemas de siempre, un sonido muy plano, las mismas y casi tediosas obsesiones bolivianas, el mismo estilo que no logra definirse del todo. De todas las bandas, la que resalta, es Ragdoll; tienen un sonido y un estilo muy propios, espero que no tarden diez años en sacar otro disco. Las condiciones son difíciles en este país, pero se puede hacer buena música; hay talento, lo que faltan son agallas.
Psiconauta. Qué revelación. Felicidades
Muy buena crítica, recomiendo escuchar y tomar en cuenta la nueva producción de la banda boliviana pionera en el metal gótico sinfónico Disanhellium,su nuevo disco sobrepasa las expectativas tanto en la calidad musical, producción y sonido, digno de representación a nivel internacional. atte. zoe Mariely