Tal vez no sea el mejor vocalista del mundo, pero Ozzy Osbourne tiene un carisma inigualable y una presencia escénica demencial; es pura fuerza bruta. Expulsado de Black Sabbath, vagó sin rumbo algunos meses, hasta que, alentado por su manager, decidió abrir audiciones. A finales de 1979, conformó la banda, que por un tiempo llevó el nombre de The Blizzard of Ozz. Grabado con la ayuda de conocidos músicos de la escena, el disco fue un éxito rotundo, rebasando en ventas al Heaven and Hell, dándole inicio a una tensa rivalidad con sus antiguos colegas. Le siguió el Diary of a Madman y con ello Ozzy, consolidaba su lugar preponderante en los años 80 y su divorcio con la banda que ayudó a formar.
No obstante, lo que faltaba en el catálogo de Black Sabbath, era un en vivo, y los planes para publicar dicho material comienzan el 73, como respuesta al seísmo provocado por el Made in Japan de Deep Purple, y luego por el Alive! de Kiss, siendo desde ese momento obligatorio, sacar por lo menos un en vivo. El proyecto no progresó, la banda no estaba interesada, además las cintas no eran de muy buena calidad. Le siguieron los problemas internos, con Ozzy y con el manager; en medio de la trifulca, y cuando Sabbath renacía de sus cenizas, salió al mercado el Live at Last, sin la autorización de la banda. La grabación no es de las mejores, ha sido reeditado un par de veces e incorporado al catálogo oficial, aunque sigue siendo una decepción.
Sabbath tiene un vacío, hay muy pocas grabaciones en vivo y hay mucho material que podría ser reeditado, como el legendario concierto en el California Jam. En 1982, Ozzy estaba preparando una grabación en vivo, abruptamente interrumpida por la muerte de Randy Rhoads; por presión contractual, Osbourne debía grabar dos discos más. Para resolver el asunto, decidió producir un en vivo, dejando a un lado las cintas grabadas con Rhoads. El proyecto se armó en poco tiempo y como señal de respeto a la memoria del guitarrista, el disco solo contiene canciones de Black Sabbath, supliendo de facto la decepción del Live at Last. El Speak of the Devil, es en lo hechos el primer disco en vivo de Sabbath; algunos meses después salió el Live Evil, y en cierta medida fue también una desilusión.
Uno de los problemas de las grabaciones en vivo, es que tratan de recrear de manera artificial, el concierto perfecto, eliminando la espontaneidad de cada noche. El Live Evil constriñe la interacción con la audiencia, ni se la siente a la lo largo de la cinta, el sonido es demasiado limpio y perfecto, hay algo innegablemente falso en todo eso. Además, la voz de Dio, no encaja bien, cuando canta las viejas canciones de Black Sabbath. Los fans esperaban escuchar algo más cercano al sonido clásico y el Speak of the Devil, logra capturar la esencia de ese sonido. Desde luego las cintas, fueron retocadas en el estudio; es muy evidente el double-tracking en la voz. Pero suena mejor, redescubrimos las canciones de Black Sabbath, con un sonido más agresivo y potente; el trabajo de la banda es excepcional, logran apropiarse de las canciones y generan algo nuevo.
En la contienda queda claro que Ozzy salió ganando; su carrera como solista, opaca por completo todo lo que Black Sabbath hizo en los años 80; es un icono de la cultura pop. Este disco que, en palabras de vocalista, solo fue grabado para saldar un contrato, fue retirado del catálogo oficial. Y, sin embargo, creo que es el mejor disco en vivo que tiene y uno de los mejores discos en vivo, a secas. Aquí muestra que él es Black Sabbath, fue el alma y la principal atracción de la banda.
Si este disco salió de circulación, el vídeo que lleva el mismo nombre y que solo fue editado en Japón, llegó al mercado mundial el 2012; muestra bien todo el poder de la banda y por ello, Osbourne se convierte en una de las principales atracciones de la década: su personalidad cautivante y siniestra, siempre rodeada de músicos de alto nivel. Y las canciones de Sabbath, son sin duda, el punto más destacado de sus conciertos. En lo personal prefiero a Sabbath, si Ozzy tiene excelentes discos y canciones, fueron hits circunstanciales; ninguna de las composiciones del vocalista, aunque queda claro que Ozzy nunca compuso nada en su vida y es solo es una marca construida por su esposa, puede rivalizar con el impacto de las canciones de Sabbath. Ozzy no tiene nada remotamente parecido a War Pigs, Sabbath Bloody Sabbath, Heaven & Hell, The Sign of the Southern Cross, Disturbing the Priest, The Eternal Idol, The Headless Cross o The Sabbath Stone.
Ozzy es un éxito comercial, aunque las estrategias de los Osbourne son bastante cuestionables desde el punto de vista ético; es una máquina para producir dinero que utiliza a los músicos como herramientas, y eso me incomoda bastante. Pero Ozzy es la voz y es la imagen de Black Sabbath; todo lo demás es irrelevante.