No deja de sorprenderme, la facción conservadora que pervive y se guarece en los resquicios más insospechados, de nuestras sociedades contemporáneas. Abogando por un mundo estático; un digno representante del clan de lo inamovible, de la tradición y de las costumbres de nuestros ancestros, es el estereotipo de metalero, que escucha un género y conoce diez bandas. Es algo muy usual escuchar o leer comentarios, que establecen de manera categórica que el metal (o la música) actual, es una porquería, y que las bandas (o artistas) del pasado, son mejores. Esa percepción sesgada, parte de una idea muy simple, todo tiempo pasado fue mejor; lo cual no siempre es cierto, pero uno tiende a recordar con nostalgia, trasformando el recuerdo en mistificación. Del pasado aprendemos, aunque de nada sirve estancarse; la música evoluciona, las bandas también lo hacen, al igual que los gustos; las modas son pasajeras. Sería bastante ingenuo pensar, que una banda va a seguir sonando, como lo hacía hace cincuenta años.
Algo que caracteriza a Deep Purple, es la diversidad; sus discos son muy diferentes entre sí, de tal manera que es muy difícil establecer cuál es el sonido púrpura. Cuál es la verdadera esencia de la banda, y ante una historia tan vasta y tantos cambios de integrantes, ese debate queda estéril. Deep Purple no es una banda de hard rock o de heavy metal, contribuyó al desarrollo de ese sonido, pero como bien lo señala Gillan, en el estudio se van conformando ideas, de manera casi natural, sin etiquetas o categorías. La banda está enfocada en la música, mientras que los críticos y algunos fans, están más centrados en lo que es y no es Deep Purple; purismos inconsecuentes. El Bananas, es un álbum de transición, por ser el primero con Don Airey, marcando un viraje radical en el sonido. Recuerdo haberlos visto en esa gira, y quedé muy impresionado por el intercambio entre guitarra y teclado, en la canción que le da nombre a ese disco. Ahí comienza, creo yo, esa veta neoclásica, ahora predominante.
Sería cómodo, categorizarlos como rock progresivo; es una de esas etiquetas que sirve para todo y no dice nada en el fondo. Es música compleja y contiene diferentes estratos. Mi mente lo liga, al último disco de Opeth, una banda que tiene un sonido muy propio también, por el simple hecho que mientras más escucho el disco, más detalles percibo. Un critica usual, en ambas bandas, es que están haciendo más de lo mismo, cuando en realidad, el espectro musical es muy amplio. Una banda construye un estilo, es innegable, pero sus variantes son infinitas. El disco comienza con una idea de Gillan, la onomatopeya whoosh, que simboliza el paso de la humanidad por la existencia. La pandemia, lo ha demostrado, la vida sigue su curso, y sin humanos, la vida florecerá. Es una reflexión sobre la finitud, sobre el impacto que dejamos, y el olvido. Hay un dejo de tristeza en todo esto, y la temática es más sombría, coincide a la perfección con el momento que estamos viviendo.
Throw my Bones, fue el primer single, y me era difícil contener la emoción; aquí resalta bien eso de lo neoclásico, que es algo que disfruta mucho Ritchie Blackmore, creo que hasta podría apreciar este disco. Ese estilo consiste en incorporar elementos de música clásica, como los teclados que simulan violines y resaltan a lo largo de la canción. Algo que discutía con unos amigos, es que la ansiedad es la voluntad de controlar, todo cuanto sea posible. El mañana siempre será incierto, y la felicidad radica, en disfrutar el presente. No sabemos lo que acontecerá; la pandemia nos tomó por sorpresa a todos, y no hay forma de saber cuánto tiempo va a durar, esa incertidumbre nos genera angustia, y en lugar de pensar en lo que podría pasar, es más sensato disfrutar el momento. No hay un paraíso; la vida es única, y cada momento desperdiciado, no volverá jamás. Con esa temática arranca el disco.
Drop the Weapon, es una canción más rockera, no tan pesado como Purple solía serlo; estamos muy lejos de esa brutalidad, esta es una banda melódica; sea dicho de paso, Blackmore recorre la misma senda. La juventud es agresiva, conforme van pasando los años uno encuentra serenidad. La temática general de la canción, son las rencillas, roces entre amigos, trifulcas políticas, nimiedades en última instancia. Yo diría que la gente se ha vuelto muy susceptible, y todo es motivo de controversia, ya nadie disfruta los pequeños placeres de la vida, como escuchar un disco, sin buscarle diez mil defectos. Se impone una cierta nostalgia, pues del ideal Hippie, ya no queda nada, y Purple nace en 1968 (poco antes del verano del amor). Vivimos en un mundo violento, agresivo y en los gloriosos Estados Unidos, una discusión trivial puede terminar a balazos. Nos ofendemos muy fácilmente, por cuestiones absurdas; la felicidad no es complicada, pero nosotros le buscamos mil pretextos.
We’re all the Same in the Dark, amor y muerte, son una vieja díada, es el abandono del ser (cuando menos desde una perspectiva filosófica, que desde luego caricaturizo). Por más que nos empecinemos en encontrar diferencias, llegado el momento la oscuridad nos cobija. Prejuicios, estereotipos y susodichos; así se crean malentendidos. A veces es necesario, silenciar la mente y escuchar. La canción tiene un bonito trasfondo blues, y las voces de fondo, traen el recuerdo de la música de los años 1950/1960, una época simplista e idealista, cuando menos desde ciertas narrativas. El miedo se alimenta de la ignorancia, y la pandemia nos has mostrado lo frágil que somos, ante los rumores y la información falsa. Sentimos miedo del otro, porque en sus defectos reconocemos nuestras propias falencias.
Nothing at All, tiene uno de los más bellos intercambios entre guitarra y teclados; es una canción que juega con la inocencia, tiene algo de las cuatro estaciones, el paso del tiempo con sus toques bucólicos, aunque mis conocimientos de música clásica son bastante limitado. Es de las mejores canciones del disco, y fue el último single. Ya parecen lejanos los días en los cuales caminábamos despreocupados, ingenuos y hasta felices. Sabíamos que el impacto del desarrollo, nos iba a pasar factura, pero nadie podía anticipar la magnitud del cambio. Ahora contemplamos desde nuestras ventanas, el parque en el cual pasamos nuestras tardes. Nos creímos dioses y ahora nos damos cuenta, que después de todo no somos nada. Un día lo tuvimos todo, y no lo supimos apreciar. Un aspecto que vale la pena destacar, son los coros, le dan fuerza al disco.
No Need to Shout, siempre vamos a tener la tentación de comparar esto con el viejo Deep Purple, y no faltan las voces críticas. El In Rock es un disco crudo, el más pesado junto con el Battle Rages On; lo que muchos olvidan, es que Deep Purple, en estudio, es una banda melódica. El Machine Head, tiene un sonido pulcro y cristalino, y es el tipo de producción que a mí me gusta (cabe señalar que mientras escribo esto, me enteré de la muerte de Martin Birch). Esta versión de la banda, rescata mucho de ese sonido; desde luego son etapas muy diferentes; es el recuerdo, un eco distante, al fin y al cabo, sigue siendo la misma banda. La canción hace referencia a todos los grupos extremistas, convencidos de su superioridad moral; es una certeza tan irrefutable, que estarán dispuestos a imponer sus convicciones por la fuerza. Podríamos decir, de manera muy arbitraria, que existen dos grandes grupos heteróclitos: por un lado, los moderados, y del otro los intransigentes beligerantes; rebasando el clivaje ya arcaico, entre izquierda y derecha.
Step by Step, rock sinfónico podríamos decir; hasta podría afirmar que se asemeja a un vals fúnebre. Desde luego, interpreto desde mi subjetividad, desde el mundo que percibo y me rodea; de este lado de las cosas, la esperanza retrocede inexorablemente. Paso a paso nos acercamos a la muerte, y en este breve recorrido caminamos a ciegas. Como bien dice Gillan, las letras se pueden interpretar de diferentes maneras; es lo bello de la literatura. Yo creo que hay algo muy sombrío en todo esto, desde la portada: es la vida que se disgrega.
What the What, el disco combina canciones de rock/blues, con una instrumentación un poco más elaborada, y el resultado es grandioso. Aquí volvemos a viejas temáticas, que generan un balance en el disco: la muerte está presente, pero eso no necesariamente implica que debemos rendirnos o angustiarnos. La vida es para disfrutarla, y qué hace un cantante, cuando no es requerido, pues se va a recorrer los bares. Uno escribe en relación a las cosas que sabe y percibe: de las chicas, las fiestas y los autos lujosos, transitamos a una reflexión más introspectiva y existencial. Nuevamente, acotando al vocalista, a los veinte años uno se cree inmortal, y somos arrogantes porque creemos que lo sabemos todo. Con los años, uno adquiere más conocimiento, y hasta sentimos vergüenza del adolescente que fuimos. Todo cambia, pero hay cosas que se mantiene: las noches locas en un bar.
The Long Way Round, tal vez a la banda le falta fuerza, y Gillan no canta como solía hacerlo, pero para ser un grupo de septuagenarios, suena maravillosamente bien. Creo que leí por ahí, que esto no se parece en nada a la música circundante. En el pasado, Purple cayó presa de las modas y las presiones de las casas disqueras. Hace mucho tiempo, se ganaron el derecho de hacer la música que se les dé la gana. Si el Bananas, fue una de las víctimas silenciosas de la piratería, el Rapture of the Deep y el NOW What!?, fueron éxitos comerciales, y muestran que la banda sigue siendo relevante a nivel musical. Cuántas bandas de ese entonces, siguen sacando discos; es más cómodo vivir del legado, Kiss dixit. La industria del disco ya no es el monstruo que alguna vez fue, las ventas son modestas y se juegan el todo en las carreteras. Ahora que están en casa, y nadie sabe cuándo volveremos a una cierta normalidad, se baraja la idea de otro disco.
The Power of the Moon, es uno de los puntos más destacados de todo esto, me gusta este lado más experimental, nos toma por sorpresa; no se asemeja a nada que la banda haya hecho. Del lado lírico, el tema central es el tiempo, quién soy yo en la vastedad. La existencia es un equilibrio, en el cual yo no influyo. Creo que estamos demasiado cegados por nuestra vanidad, demasiado enfrascados en peleas mezquinas, irrelevantes por cierto. Y de esos monumentos a nuestro ego, no quedará nada. Frente a la muerte, la vida parece insignificante. Remission Possible, es un interludio algo frenético, con un ligero toque Stravinski, muestra toda la fuerza de la banda y se engancha a la perfección con Man Alive, segundo single del disco. Esos violines son sublimes, toda esta sección es el mejor momento del álbum; es el amanecer de un mundo nuevo, el paso del tiempo, y cuando el último heredero de este linaje simiesco, haya desaparecido, volveremos al principio.
And the Address, no es solo la primera canción del disco debut de Deep Purple, es la primera canción compuesta, por Ritchie Blackmore y Jon Lord, de ella surge todo el imaginario musical de la banda. El 11 de mayo de 1968, Deep Purple, entraba al estudio, y esta fue la primera canción terminada. Cincuenta y dos años después, aquí estamos, con Paice en la batería, único sobreviniente en los vendavales de la historia; creo que encaja muy bien en la temática del álbum y este cierra con Dancing in my Sleep, que surgiere vida después la muerte. Es lo desconocido, lo macabro; el sueño eterno o una nueva vida. Nunca lo sabremos, pero si tenemos que morir, moriremos contentos. Yo no me arrepiento de nada, y si ahora me sorprende la fría caricia de Tánatos, la recibiré con una sonrisa.
Como es habitual, el álbum viene en diferentes presentaciones, la edición de lujo, es una joyita, es bastante cara, pero creo que vale la pena; contiene el disco doble en vinilo, el InFinite Live Recordings Vol. 2, el DVD de la presentación en el Hellfest 2017, una polera y el arte del disco. Con mi sueldo de docente de base, creo que no me alcanza, pero a futuro será, si es que lo pillo, y con todo este despelote de la pandemia ni siquiera estoy seguro que llegue, hasta estos confines olvidados del mundo. En resumidas cuentas, yo me siento complacido y satisfecho, y desde mi ventana, sonriente, contemplo el fin del mundo.
Deep Purple desde el Abismo, una maravilla son estas revisiones de los Deep… Habría que hacer una compilación de todo lo escrito… Le daré a este disco. Fuerte abrazo George!
De los inicios de los 70s… DeepPurple fue para mi el mejor grupo de hard rock…lo máximo…tengo la mayoría de sus álbumes…es un grupo de sonidos y melodías clásicas…es un complemento de cinco integrantes únicos con un estilo único..me kedo corto en poder expresar de lo ke es este gran grupo más aún cuando Richie Blackmore lideraba el grupo… Un abrazo…
opeth ultimamente se ha influenciado mucho por jon lord, king crimson, jethro tull, entre otros, por eso te suena a opeth.
x eso es que es al reves, opeth suena a estas bandas