1980, el año de mi nacimiento, no puedo creer que haya vivido tanto tiempo; tuve una buena vida, un tanto agitada, un poco disipada. Tal vez me amargo de sobremanera, quizás pienso demasiado; soy un cínico desgraciado, desalmando. Así enfrento el mundo, me divierte bastante.
Para nadie es un secreto que los últimos discos con Ozzy fueron un desastre, cuando menos a nivel comercial. No suenan tan mal después de todo, aunque Sabbath quería desligarse de esa imagen satánica. Ozzy era un franco desastre, incluso en una banda de drogadictos y alcohólicos; lo botaron sin vacilar, que vaya fregar a otro lado. Por su parte, Dio se salió de Rainbow, cuando a Ritchie Blackmore le apretó la billetera, virando inexorablemente hacia el pop.
Un vocalista extraordinario y una banda que ansiaba rediseñar su imagen; fue un acuerdo de mutuo interés. El Heaven and Hell es un disco fenomenal, y es la etapa que más me gusta en Black Sabbath. Ozzy es un showman, tiene mucho carisma en el escenario, pero Dio es la voz del Metal. Die Young es un clásico, y muestra el camino que casi todas las bandas de heavy metal van a seguir. Creo haber entendido que la banda está sacando material inédito con Dio; me siento feliz.