Ellende – Triebe (2021)

Triebe

Del black hemos hablado y seguiremos haciéndolo, porque está en su mejor momento; es un estilo versátil y se adaptaba bien a los cambios bruscos, a esta era postmoderna en la cual la diferencia entre géneros es bastante superflua. Nosotros, fieles amantes de la música, buscamos algo más, algo que rompa los moldes tradicionales es la voluntad transgresora del arte; sigue siendo el vector privilegiado para transmitir ideas un tanto subversivas; libertad plena. Es también la voluntad mal disimulada por romper el canon; fragmentación y deconstrucción. 

Esta banda, procedente de Graz, se inserta bien en esta oleada nueva, fresca y contemporánea; disfruto más este tipo de black, prefiero la variante actual que los clásicos de siempre, pues me aburren bastante en el fondo. Jamás lo entenderé, pero hay muchas personas que miran tozudamente hacía atrás y se olvidan de disfrutar el momento. La vida sigue, el mundo gira. Y este EP comienza con una melodía sublime, y la batería tiene sus matices medio jazzeros, es el gran aditamento que tiene el disco. Triebe II ilustra muy bien todo lo que me gusta en la música: la atmósfera, la melodía, esa batería que se va descontrolando poco a poco, lo sinfónico, las largas secciones instrumentales y la fuerza bruta. Solo con esta canción, de entrada quedé cautivado. 

Ellende

Recién voy descubriendo todo esto, el Lebensnehmer (2019), se me pasó de largo, recuerdo haberlo visto en algún lado, pero no le di ninguna importancia; con tanta música que sale y tantos ajetreos, es complicado seguir el paso y ese año, andaba un poco distraído. Esa vida prepandemia es casi irreal; un recuerdo lejano, tan difuso como un sueño. Y el ahora, es el mejor momento para estar vivo, para disfrutar y seguir con los proyectos que uno van regando por ahí, en el vano afán de colmar el vacío. En este disco aprecio mucho las melodías, me gustan esos contrastes, polivalentes como mi propio ser; sensible e irascible. De la tristeza infinita al odio inconmensurable; consternado por el peso de la existencia y en medio de las palabras encuentro una razón de ser.

La primera canción tiene un final abrupto, le sigue un breve silencio y luego se desprenden las primeras notas de Weltennacht que se engancha muy bien con el último tema;  flotando en la nada, así me sentí gran parte de mi vida. Ahora asumo mi rol, sé cual es mi lugar, camino porfiado, seguro de mí mismo, aunque todavía recuerdo con cariño al adolescente temeroso que fui. Siempre vuelvo a las mismas reflexiones, es música introspectiva después de todo; el terror yace en el hecho de poder mirarte a los ojos y contemplar lo que eres en realidad.

Los elementos sinfónicos le agregan mucho al álbum y AOP Records, ha sacado muy buenos discos últimamente, el de Harakiri for the Sky  y el de  Karg, en un estilo muy similar, siguen siendo parte el mismo espectro musical, una escena en plena efervescencia, y este EP se inserta muy bien en ese estilo. Tres canciones, treinta minutos, es todo lo que necesitas para ser feliz. El jinete del apocalipsis, es el final de la humanidad. 

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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