Slipknot, es una de esas bandas controvertidas en la escena metalera; los ames o los odies, como suele suceder en estos casos, es irrelevante. En su momento, fueron parte de una vanguardia: el nu metal, al cual le debemos un podcast, y polarizó a la escena. Mucha popería, muy comercial, muy vendidos; Slipknot es el eslabón entre el metal crudo y su variante más radiofónica, atractiva a las masas, y dan un gran espectáculo. Joey Jordison, es cofundador de la banda, siempre será recordado por eso, es parte de la imagen, es parte del sonido, es una pieza crucial. Cuando fue anunciado, su retiro, causó una sincera consternación y según el baterista fue despedido, porque sufría un trastorno neurológico que le impedía tocar.
Es un gran baterista y tiene bien merecido su lugar en el panteón del metal; en lo personal me gustan más los Murderdolls que Slipknot, pero esa es otra historia. La batería conlleva cierta teatralidad, un buen solo, siempre es algo más que golpear tambores, con cierta precisión. La vida es una puesta en escena, y este es el telón final