Nyctophilia – Weltschmerz (2021)

Weltschmerz

Sexto disco de esta banda procedente de Cracovia, aunque más que una banda, como suele suceder en estos casos, es un tipito que hace música ahí solito, en su alcoba y esto comienza con toda esa mística propia del black, ese ambiente oscuro y gélido, el bosque barrido por el viento y la nieve. Luego, esas notas desafinadas, tétricas y malignas, que nos vienen seduciendo desde ya hace algunas décadas. La atmósfera crece, se rompe e irrumpe la furia, ese torbellino de granizo y nieve. Es un viaje que hemos recorrido muchas veces y sin embargo sigue siendo placentero, esa pureza en las formas, el estilo que cautiva; la maldad. 

El despojo putrefacto del ser, esa melancolía casi romántica, ciertamente altanera; el individuo frente así mismo, frente a sus angustias, sus tormentos, sus necedades. Su soledad; el momento ideal para perderse en la oscuridad, para perderse en sus pensamientos y tal vez en la muerte. El viento, el frío y la tentación; volcarse hacia una salida. Invocar la muerte y cuando llega solo sientes dolor y miedo. Atrapado en el pasado condenas tu presente, te encierras en el odio, la culpa y el remordimiento. Quisieras vengarte, verlos sufrir así como ellos te hicieron sufrir, como te humillaron, te degradaron hasta hacerte irreconocible. El dolor expía las culpas, el dolor es lo que nos une, nos motiva, nos induce a cometer esa atrocidad. 

Grief © Metal Archives

Es épico, oscuro y siniestro. Seducidos por la noche, por nuestro instinto que pide saciar el hambre, la sed de sangre, la retribución; posible redención. La existencia se escurre, se pierde en tu desafuero, en las noches que pasaste pensando, recreando cada detalle; volviendo una y otra vez sobre aquello que te causa dolor; prefieres sufrir, condenarte en vida y quizás arrastrarla hasta tu infierno, para que ella, figura de pesadilla, contemple tu inmundicia, en lo que te has convertido, ahí encerrado, consumido y moldeado por la ira. En el bosque nadie escuchará tus gritos: la muerte alimenta la vida, la muerte es el único camino y si muero, hoy y aquí, te llevaré conmigo. Escribo en transe, sumido en la música. 

El día de los muertos, el regreso de Satán, las fuerzas de otro mundo que todavía influyen en los vivos; el viento. Qué tienes ahora, fechas, nostalgia, el recuerdo; la muerte es el fardo que cargan los vivos. Nosotros lo asumimos. El sufrimiento de los que seguimos en vida es recordar a quienes ya no están. No es un triunfo ni una derrota, es el curso natural de las cosas, de esta avalancha sensorial que nos hostiga, nos asfixia, nos lleva a la soledad. La llamada del bosque, ser uno con la naturaleza, aquí escuchamos las voces del viento, volvemos a las montañas, vuelves a ser piedra, solo un testigo inerme del tiempo. Escuché el llamado de la muerte, dejé de luchar por un instante, estaba dispuesto a dejarme ir, acurrucarme en esa caricia gélida; el recuerdo me mantuvo con vida, la voz de aquellos a quienes todavía no quiero dejar.

La muerte es un anhelo, es una tentación, es un refugio, un escape; el instinto es más fuerte, te gana el miedo, la absurda voluntad de vivir, de entregarte a la morosidad cotidiana y aquellos que la vimos cerca, solo podemos dar testimonio. El final es solo oscuridad. La música es también una manera de rebasar los márgenes de la existencia y este disco con su cadencia fúnebre, es una excelente manera de celebrar a la muerte. 

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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