Otro año, nuevas metas, nuevos discos y es casi imposible seguir el ritmo. Son muchas cosas y muchas bandas, el tiempo es nuestro peor enemigo. Pero hay dos discos, o quizás sean tres, que quisiera mencionar, antes de cerrar toda esta vaina y pasar a otra cosa. De una u otra manera, todos los que aquí moramos, hemos sido influenciados por esta banda. Yo la descubrí más o menos el 2005, de casualidad pillé una copia del Leviathan; yo no tenía idea que el sludge existía. Quedé muy impresionado por el concepto y la manera como lo ejecutan. Moby Dick, es una novela que me pareció muy aburrida, y debería volverla a leer. En ese entonces tenía veinticinco años, tenía otro tipo de intereses, la teoría política, por ejemplo; pero ese disco me marcó, fue mi primer contacto con el metal contemporáneo.
Por un tiempo me olvidé, llegaron otros discos y el 2011 salió el Hunter, un disco muy controvertido, hay un cambió de sonido, a mí me pareció genial, pero no había escuchado ni el Blood Mountain ni el Crack the Sky, entre los abismeros todavía pervive la controversia ¿cuál de los dos es mejor? El Marcos, que anda desaparecido, le hizo una bonita reseña al Crack the Sky, necesitamos más colaboradores y es cierto, el trabajo no da tregua. A mí me toma tiempo escribir, no es un proceso simple, podría copiar y pegar, pero el chiste radica en poder generar algo propio, soy lo que escribo y soy lo que escucho, Mastodon es una de las bandas más importantes de la escena contemporánea, junto con Gojira, Opeth, Between the Buried and Me y Cult of Luna.
Y claro que entra en los mejores discos del 2021, un año con semblante de normalidad; nada hemos aprendido y los graciosos iluminados, detentores de una verdad supra humana, cuestionan la vacuna, el nuevo orden mundial, la era del anticristo y la pedantería de los antisistema, orgullosos revolucionarios cómodamente instalados en sus burbujas doradas. El disco tiene una temática muy evidente: la pérdida. En estos dos años, todos hemos perdido algo. Es casi imposible sobrellevar el dolor; el ancla es lo que nos mantiene atados a una realidad. En la soledad tengo una fea tendencia a perder esa conexión con lo real; el trabajo me ayuda, es mi ancla. Por respeto a los que se fueron, nuestro deber es vacunarnos, protegernos, mantener una actitud responsable. El dolor es el camino a la locura, a la autodestrucción y es casi imposible sobrellevarlo. Pain with an Anchor.
El sonido ha cambiado, como todas las cosas en este mundo; la banda ha madurado, tiene otro estilo, aunque es un disco muy agresivo. Todos hemos sentido presión y tenemos que seguir con nuestras vidas, reasumo el peso de lo mundano incapaz de percibir el dolor. Todo se pierde en la memoria, el recuerdo es tan frágil. Hemos escogido el camino de la lógica y no es posible aplicarla. La muerte no es un misterio, es una condición, es la etapa culminante de la vida; la resolución de un conflicto, el destino consumado. The Crux. No hay nada más allá de este camino y nosotros debemos seguir, cargando un recuerdo deformado por el remordimiento, la desgana y la ira. Cómo puedes seguir con tu vida, es casi imposible asumir el peso de la muerte, es la hoz y la paz. El alivio; ser de luz, flotando en la vastedad.
Cómo reconciliar la culpa con la vergüenza; en las letras se siente mucho dolor; es difícil respirar asolado por las dudas, sofocado por la vida. Ese dolor conduce al rencor; la bestia, se alimenta de tus pesares, desata la furia. Desconsolado, en un mundo que ya no te pertenece, estás dispuesto a entregarte a la muerte. Todos tenemos a una bestia morando en nuestro interior; con cada desengaño, sus cadenas se van aflojando. Todo lo que hace falta es un día furia, un día en el cual todo sale mal, un día en el cual solo sientes desprecio y después de tantas humillaciones, de tanta incomprensión, porque en tu dolor estás solo, y las frases de aliento que recibes, son tan vacías como la vida misma; es más de lo que puedes tragar, ahí se desata la ira. Te limpias la sangre de tu rostro, es lo único que puede aplacar la sed de la bestia. A nivel musical, The Beast tiene elementos blues y va lentamente progresando hasta alcanzar momentos de vehemencia casi catártica. Por la forma como está construida, es una canción casi hipnótica. Sigo escuchando la respiración de la bestia, soy el único que la pueda calmar.
Nadie está preparado para enfrentar la muerte; no hay manera de anticiparla. Puede ser un amigo, un familiar, un colega, el manager en este caso; siempre será doloroso. Los teclados le agregan mucho a disco, las voces se complementan muy bien y Brent Hinds, se luce con los solos. Es la banda, batallando con sus demonios; es Brann Dailor, superando la depresión. Bill Kelliher, nadie le da mucha bola, pero es quién pule las canciones y es una pieza crucial en el sonido. Están tanto tiempo juntos, han creado una dinámica interna envidiable; es una banda en el más amplio sentido del término. Pushing the Ties, es un tributo a sus raíces, a ese sonido crudo, que se asemeja al primer disco, hace ya veinte años. No puedes pretender ser el mismo, ni siquiera el mundo lo es.
Incluso el 2021, ya parece lejano, seguimos atrapados en esta realidad absurda en la cual, la única manera de sobrellevar la pandemia, es limitando el contacto humano; animales gregarios confinados en soledad. El precio que pagamos por conocerte, Dagger, es una canción muy interesante, con un ritmo casi tribal, el giro progresivo que se acentúa en Had it All; lo tuvimos todo y ahora no tenemos nada, nunca lo tuvimos. En la soledad, nadie escuchará tu voz, y a nadie le importa tu dolor. La manera como Troy Sanders canta, siempre estará asociada a la fuerza de esos primeros discos, esa pequeña banda que estaba reinventando el metal. Solo espero el amanecer para decir adiós. Es un disco largo, pero cada minuto vale la pena. Es un disco muy bien construido, la tres últimas canciones le dan un cierre claro y concreto, como si hubieran guardado lo mejor para el final, no deja de ser osado sacar un disco doble. Lo único que persevera es el recuerdo; un destello fugaz en la oscuridad.
¿Cómo serás recordado? De cualquier forma, es irrelevante, nunca lo sabrás. Es un estilo muy similar al Mastodon clásico, pero incorpora elementos muy interesantes: teclados, coros, percusiones y lo convierte en uno de esos discos que rebasan las fronteras del tiempo. Después de veinte años, las bandas se estancan, pero esto muestra bien cómo una banda evoluciona, adquiere diferentes matices y ropajes, mira al pasado, pero sabe que su lugar es el presente.