Negură Bunget – Zău (2021)

Zău

Y ahora que estamos terminando el año, queda esa extraña sensación, pudimos haber hecho más; tantas cosas interfieren… quisiera escribir por siempre. Es muy complicado abordar este disco, por toda esa carga emotiva. Es casi una obra forzada, un grito de ultratumba, que cierra una trilogía. Es una obra póstuma, como la Décima Sinfonía de Beethoven, es una reconstrucción hipotética, que retoma algunas ideas centrales, pero suena artificial. Sin embargo, me dejo cautivar por la belleza del disco, rebasando ya por completo el margen restrictivo del black metal. En este mundo taxativo y ligeramente pedante, genera controversias; estamos muy lejos del primer disco, e incluso del Om, suena distinto porque son momentos diferentes en la evolución de la banda. Negru, era la fuerza motriz, su muerte nos dejó desconcertados y nadie esperaba ya nada del grupo; podían disolverse en el tiempo, aunque era necesario darle un cierre.

Es una atmósfera muy similar al disco de Cynic, la sutil presencia de la muerte. El tema central es el duelo, aceptar la perdida; rendir tributo a quienes dejamos en el camino. Han sido años muy difíciles, hemos perdido amigos, parientes, colegas; algunos quisieron reconstruir con andamios endebles la normalidad que dejamos atrás. Todo tiempo pasado cae en el olvido, en la mistificación de un recuerdo; otra vida. Somos seres muy diferentes hoy en día, comienza otro año, con esos ritos un tanto estrafalarios y que no comprendo a cabalidad, nuevas metas y resoluciones, aunque seguimos atrapados en la nostalgia, añorando un mundo que fue destruido y no tenemos otra salida, más que aceptar los desafíos y restricciones de esta realidad. Los instrumentos de viento, es una manera muy inusual de comenzar todo esto, folk music, hasta le encuentro un aire andino medio new age. Es una comparación abusiva y la mente funciona de esa manera, por asociaciones disparatadas, un pensamiento inquieto, lleno de analogías extrañas.

Brad, la canción se toma su tiempo, a los siete minutos, irrumpe la estructura que dejó Negru; yo creo el problema en el disco, es el sonido, son muchas capas de melodías que se sobreponen sin definirse, no generan una armonía y el resultado es un sonido opaco, sin contrastes, sin alma. La primera parte y la última, están muy bien logradas, muestran cambios bruscos en el sonido, pues la parte central, se construye sobre los demos de Negru. Es un disco difícil de escuchar, por lo triste de las circunstancias. La atmósfera tétrica, lúgubre, el bosque desolado, el miedo a la muerte, sobrevivir al invierno. La pandemia despierta ese pavor, soportar las noches gélidas en soledad. En la oscuridad, resguardamos la esperanza. Las voces están muy enterradas en la mezcla y es casi doloroso lanzar críticas a un disco que contiene tanta emoción. Iarba fiarelor, tiene un sonido más crudo, reminiscente de las formas habituales del metal, aunque tiene un sonido tan propio y característico que es prácticamente imposible encasillarlo en un estereotipo, con esos teclados góticos, a falta de otra palabra que los pueda caracterizar. Elementos que se repiten en todas las canciones, generando cohesión.

Voces dispares, voces del ayer, el último recorrido; es la misma sensación que uno tiene al leer un libro, uno sabe que está llegando al final y no quieres soltarlo, no quieres asumir ese punto final, no puedes superarlo. La vida es incierta, la muerte puede llegar en cualquier momento, emisario sigiloso de la devastación. Tú ya no sientes dolor y eventualmente, el vacío que dejas solo será un recuerdo distante, deformado por la memoria; fuiste un instante irrelevante en el tiempo. Cuando escribo, acontece algo parecido, el final se impone por sí mismo, nunca lo preveo, lo intuyo a veces, pero el punto es definitivo. Está hecho, pudo ser mejor, pudo ser de otra manera, las conjeturas son infinitas y en algún momento este disco tendrá que ser remezclado, ya es parte de la posteridad, pero el sonido no me convence y me veo a mí mismo en la encrucijada, me gusta el disco, tenía que mencionarlo, pero algo no encaja, no tiene el carisma de esa producción cruda de los primeros discos, aunque esto hay que escucharlo una y mil veces, es la única forma de rendirle justicia.

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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