Un nuevo disco de At The Gates (AtG) es un evento realmente importante, se trata de un nuevo disco luego de casi 20 años del maravilloso “Slaughter of the Soul” (disco revisado acá), uno de los discos que más ha influenciado a cierta parte del metal (incluyendo a la banda de la que soy parte, e incluso Tomas Lindberg en mi manera de intentar ladrar…), y que situó a la banda como uno de los pilares del death sueco y del death melódico específicamente, y que a la larga cambiaría las reglas del juego.
De igual manera, es una de mis bandas favoritas de siempre, por lo tanto mi expectativa era realmente alta. Tanto así, que en los últimos años, el haber estado escuchando otras bandas y proyectos de los miembros de AtG, como The Haunted (quienes han sacado un excelente disco este año con el line-up original), Agrimonia (que el año pasado también sacaron un disco muy bueno), Vallenfyre, Paradise Lost, Lock Up, sirvió para mitigar la ausencia.
El disco, se presenta como una reafirmación del poder de la banda y del porqué son lo que son en la historia del metal, un resumen de su magna importancia. Furia acelerada acompañada de guitarras melodiosas y la corrosiva vociferación de Tompa Lindberg, ecuación aparentemente sencilla, pero que muestra que la composición de las canciones son de muy alta calidad al darle vueltas y vueltas a este álbum.
Ahora bien, y como decía en un principio, han pasado 19 años desde el Slaughter… obviamente las cosas no pueden ser iguales, es por ello que si bien la furia sigue allí, esta parece ser desde otra perspectiva, como si ellos mismos se estuvieran probando a ellos mismos. Y aunque no creo que a esto haya apuntado la banda, lo más probable es que este disco no tenga el mismo impacto que el maravilloso Slaughter…
Las 12 canciones, sin contar con la densa introducción del disco…, son un claro ejemplo de lo buenos que son estos cinco músicos. Los oscuros riffs, los ritmos imparables, los abismos cercanos y la musicalidad en sí de At War With Reality, Circular Ruins, Conspiracy of the Blind, The Book of Sand (The Abomination), Eater of Gods, The Night Eternal, entre otras… son un claro ejemplo del poder y calidad de la banda, tanto a nivel compositivo como simbólico.
En definitiva, la banda sacó un disco que se encuentra por encima de todas las bandas que intentan vanamente copiarlos desde hace años, un disco para complacer a nosotros los fans con lo que mejor saben hacer, de ahí que ser objetivo en este caso puede costar más; es en definitiva un gran retorno, uno estará en muchas listas de lo mejor de fin de año (en la mía fija), pero que principalmente abre la posibilidad de que la banda pueda seguir sacando nuevos trabajos, y no tengamos que esperar otros 19 años para ello…
Me sorprendió y de buena manera, el hecho de que Tomas ‘Tompa’ Lindberg (quien siempre escribe las letras de las canciones de AtG), sea un asiduo lector de literatura latinoamericana y especialmente argentina, citas precisas de Sábato, Borges y Cortázar, trazan la línea del disco:
At War With Reality:
“Reality is not always probable, or likely” (Jorge Luís Borges)
O en la Heroes and Tombs:
“I realized that searching was my symbol, the emblem of those who go out at night with nothing in mind, the motives of a destroyer of compasses” (Julio Cortázar)
Además del hecho de tener canciones que titulen The Book of Sand (The Abomination), el cual es un libro de Borges, o que haya otro tema que titule Heroes and Tombs, como el “Sobre héroes y tumbas” de Sábato y de donde sale El Altar del Dios Desconocido que abre este disco, significa más allá de cualquier pose intelectual, una apertura de mente por demás interesante.
De igual manera, mención especial al arte del disco realizado por Costin Chioreanu, imágenes que justamente son lo que uno necesita cuando tiene un disco de esta calaña en físico y que acompañan las letras, mientas la música suena, la combinación necesaria para sumergirse como se debe ser, en esta ‘guerra contra la realidad’.
… Primero, dios no existe; Segundo, dios existe y es un canalla; Tercero, dios existe pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia; Cuarto, dios existe pero tiene accesos de locura, esos accesos son nuestra existencia; Quinto, dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿en otras cosas?; Sexto, dios es un pobre diablo, con problemas demasiado complicados para su fuerza, lucha contra la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre; Séptimo, dios fue derrotado antes de la historia por el príncipe de las tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso (E. Sábato, Sobre héroes y tumbas)…
Buena revisión Machi, además muy emotiva y significativa!!!At the Gates, es como bien dices, uno de los pilares del death metal sueco y del death metal melódico. Ya es una banda de referencia obligatoria.Y este disco, está muy bien, es mucha brutalidad. Creo que en definitiva, no defraudo a los fans, no?Y si, es interesante que de fondo, haya toda esa trama relacionada a la literatura argentina. Un disco durísimo, que cuando entra en el momento preciso, es capaz de llevarte a niveles elevadísimos de euforia!!! Un abrazoDieguex
Y esa introducción es justamente con decidieron empezar el disco, así que la cosa de entrada pintaba para las sombras… La combinación literaria y de violencia melódica, que estos suecos lograron con este disco, lo hizo un excelente retorno la verdad.Con At the Gates la cosa siempre será cercana, y eso ya ya lo dijimos, jejejeUn fuerte abrazo!!