La muerte de Jon Lord, ocho años ya, difícil creerlo; es el paso inclemente del tiempo y en medio de la pandemia, la muerte nos cierne; se torna real. Yo creo que este concierto, debió ser el momento de la reconciliación; y los grandes ausentes fueron David Coverdale y Ritchie Blackmore. Como fanáticos, siempre esperamos y queremos más; lindo habría sido, tener un pequeño set con el Whitesnake clásico (él único que faltó fue Coverdale), o que Blackmore toque Smoke on the Water con sus antiguos cofrades. No se puede tener todo en la vida, aunque fue una oportunidad perdida y única, me siento más que satisfecho con el concierto. La leyenda, el compositor, el maestro.
La bestia furibunda, son los teclados de Jon Lord. Fue bastante acertado dividir el tributo en dos partes: el primer disco, se concentra el en trabajo del compositor. Es la verdadera esencia de Lord, por eso mismo decidió retirarse de Deep Purple; cumplió su rol. Algo que me habría gustado escuchar en vivo, un poco más seguido, es Bach Onto This, del poco conocido Before I Forget (1982), le tengo mucho cariño a esa canción. También habría sido apropiado, incluir más obras de la etapa final del compositor. Con todo, solo la interpretación de Bourrée, me llena de regocijo. Es un set un tanto similar a la gira del Concerto, una parte sinfónica, una parte de rarezas y luego la banda en toda su gloria; con Paul Mann, nuevamente detrás de la batuta.
Me produce tristeza pensar, que muchas de estas canciones nunca más serán tocadas en vivo, quizás en un futuro por gente devota; aunque es una excelente manera de decir adiós. Los discos siguen ahí y mientras la humanidad exista, habrá música. Lo más doloroso son las ausencias; una colaboración Coverdale / Gillan, la seguimos esperando, igual que el último dueto Coverdale / Hughes. You Keep on Moving, es una canción que adoro, y como bien lo dijo Jon Lord, Gillan la podía haber cantado muy bien. Sería muy fácil concentrarse en todo lo negativo, en las falencias de este tributo, todo es perfectible; así como está, en una gran adición al vasto repertorio de la familia púrpura.
Gillan nunca podrá hacer las paces con Blackmore; creo que todos recordamos esa interpretación de Highway Star, en Birmingham 1993, con un Blackmore lleno de ira, que surge de las sombras para interpretar el solo; lo interrumpe para lanzar una botella de agua y se para gruñón en una esquina del escenario. Luego el concierto en Helsinki, Blackmore no volvió más y fue la mejor decisión para ambos bandos. Queda para la posteridad el video Come Hell or High Water, y la banda es muy clara: Blackmore estaba en su mundo, puede ser el tipo más sencillo, hasta que algo arruina su día. El recuerdo, la nostalgia, el sonido. Coverdale nunca podrá hacer las paces con Deep Purple, aunque fue interesante verlos juntos en la ceremonia del Hall of Fame, nunca podrán compartir un mismo escenario.
Del lado de las rarezas, fue grato escuchar una versión de Burn, con la orquesta detrás; aunque la guitarra es un poco opaca, Dickinson hace un gran trabajo y se complementa bien con la voz de Hughes. Silas & Jerome, es una canción peculiar, también fue una gran adición, toda una rareza en vivo, del olvidado Malice in Wonderland (1977), del cual hice una pequeña reseña, hace unos meses atrás. Rick Wakeman, también participa, hizo dupla con Jon Lord en los shows benéficos, organizados por Jacky Paice, The Sunflower Jam, esposa del del baterista Ian Paice, y hermana gemela de la esposa del tecladista, Vicky Lord. Datos curiosos, es una familia en todo el sentido de la palabra. Phil Campbell, no hay que confundirlo con el guitarrista de Motörhead, es el único que entró por la ventana, y no sé muy bien a qué se debe su participación.
Palabras que salen sobrando, y la tristeza que se sobrepone; un gran concierto, un gran set, y el peso de la ausencia. En la eternidad yace el Concerto, y el sonido que sale de un Marshall.
Es muy grato aprender que, detrás de todas las composiciones, existe una historia. Es lo que tuve el placer de aprender en estos últimos años.
También recuerdo esta canción con especial cariño porque la entrada y todo el desarrollo es realmente extraordinario y cautivante. Una de mis primeras gratas experiencias con música más allá de mis gustos habituales.
Se nota la tristeza de las palabras y, aunque no soy gran conocedora de todo el contexto de la partida de Lord, sé la tristeza de perder a alguien que fue algo más que música, que es parte de nuestras vidas a través de ella.
Gracias por los post con ése toque de historia que siempre me fascinan.