En los noventa Cynic era un mito; yo escuchaba rumores de una banda que hacía cosas loquísimas, pero no estaba listo para el Focus; es una anomalía en el espacio / tiempo, un disco muy adelantado a su época. Y quedó como eso, un grupo revolucionario que sacó un solo álbum, fue el inicio de un viraje inexorable en la escena metalera. Un objeto de colección, una rareza que era necesario escuchar y presumir. Yo andaba en otra, absorto en mis delirios ortodoxos, no era el tipo de música que buscaba en ese momento y sin embargo, es uno de los discos más influyentes de los años noventa. Estaban en un nivel, que yo francamente no entendía.
En más de diez años, nadie sabía del paradero de la banda, rencillas, desacuerdos, visiones musicales incompatibles; es el precio del mito. Por lo menos una reunión, aunque sea una sola presentación que reaviva la nostalgia; y finalmente, en 2008 el segundo disco. Complicado satisfacer toda la expectativa, después de tanto tiempo de espera. En ese momento, el metal ya había completado su giro hacia lo progresivo, por eso mismo, no provoca el mismo impacto. Todo el mundo estaba emocionado por el nuevo material, por una gira y la eventualidad de otro excurso en estudio. El álbum encaja muy bien en esa época de experimentación musical. Yo estaba maravillado, fue mi rencuentro con el metal y descubrí toda esta veta progresiva.
Al tercer disco el Machi le dedicó una reseña; del 2014 lo que más recuerdo a nivel musical es el Pale Communion de Opeth, lo estaba escuchando el otro día y pienso en lo diferente que era todo, aunque todo parece igual. Era otro, un ser muy diferente, con otros intereses y afinidades. Parece una eternidad. Luego, sobrevino la incertidumbre; un comunicado, que luego fue desmentido. La banda iba a continuar de una forma u otra. Y en 2020, las muertes; Sean Reinert, ya no era miembro de Cynic, pero su muerte fue devastadora. En diciembre de ese mismo año, fue el turno de Sean Malone. Dos piezas esenciales en la banda, que ahora sigue con el impulso de Paul Masvidal; tener un álbum, ahora, en estas circunstancias, parece irreal.
Ascensión Codes, propone de inicio una reflexión metafísica, sugerido incluso por la portada; el retrato de dios. Suena muy diferente, los teclados predominan y el bajo, a manera de homenaje, quizás, permanece discreto, enterrado en la mezcla. Winged Ones, es una canción que crece y se expande, tiene tantas secciones, y revela todo el potencial de este line-up. Es Cynic y se va transformando en algo que es difícil avizorar. Semillas astrales; por momentos, sale a flote el sonido clásico de la banda, el arpegio en las guitarras. No es el disco que esperábamos, pero en su peculiaridad es genial. Renacer; la muerte es un preludio a la vida. Nunca me imaginé a Plini en Cynic; es una asociación interesante. Algo muy inesperado.
Una metáfora; un arquetipo, eso es el fondo. Es la sustancia de las cosas, la realidad que engloba el proceso creativo; la sexta dimensión. Plano aéreo sobre la creación, momentos de gracia estelar. Son momentos complicados, es un recorrido áspero; no puedes deslizarte con tranquilidad, hay que analizar cada sonido, cada palabra, cada estructura; intento percibir, pues la compresión está más allá, rebasa y desborda mis percepciones, satura mis sentidos y solo puedo decir que es un gran disco. Architects of Consciousness, hemos creado vida, un ser artificial que aprende de nuestros errores y tiende a la perfección; la profecía cumplida. El germen de vida, se expande, nunca termina, la extinción es inevitable, pero hemos dejado una semilla.
Después de una noche oscura, llega la aurora; la única forma de sobrevivir es enfrentando nuestros temores. Es una evocación abstracta, la música más allá de sus límites, nunca será igual de impactante que el primer disco y, sin embargo, solo podemos estar agradecidos; es un nuevo ciclo. Renacimiento y celebración. La muerte deja un vacío, pero es una etapa necesaria, hay un momento de duelo, pero la vida no puede estancarse. El suicidio es una decisión y solo nos queda aceptarla; mejor morir ahora que pasar el resto de tu vida desdichado, miserable, angustiado. Millones de vidas conectadas por los mismos temores, el eterno sufrimiento, la tortura de estar con vida. Cada cual lo asume como vea conveniente y la muerte siempre será una oportunidad de enmendar errores. Lágrimas que corren por mis mejillas, me cuesta asimilar todo esto. No soy el indicado, quizás sea un mero emisario; la emoción confinada, en una palabra.