Estos últimos diez, doce o quizás más años, he estado escuchando mucho black metal contemporáneo. Pude rebasar mis falsas impresiones y me entregué sin remilgos a las fuerzas de la oscuridad. Si pudiera establecer un paralelismo, diría que esto se parece mucho a la manera como el rock progresivo cambió nuestra conceptualización de la música; mientras que el death metal (y habrá tiempo de hablar del asunto), mantiene viva la esencia del rock and roll clásico. Tercer disco de esta banda ucraniana, con un sonido tan característico que ya era imperioso mencionarlo. Si los anteriores se me pasaron de largo, este me dejó bien marcado, por plantearlo de alguna manera, aunque sea algo bobo y ligeramente pretensioso, son las marcas de mi estilo peculiar.
Leviathan
Me gustan las cosas complicadas, aunque también puedo disfrutar la simplicidad de un relato mundano y creo haber entendido que esta es una progresión narrativa que retoma el relato del disco anterior. Para mí, el Leviatán siempre será el Estado, esa deidad secular, la suma de las voluntades individuales, aunque no deja de ser un ente opresor. John Dos Passos, tal vez tiene la mejor definición de una ciudad: te corrompe por dentro, te consume, te convierte en objeto. Las ciudades se han convertido en una prisión y estamos atrapados en la indiferencia, alimentada por la indudable certeza que nubla cualquier percepción: yo, en toda mi limitación subjetiva, tengo la razón. Es la ruina de nuestra civilización. Aquí el Leviatán, son las cenizas convertidas en oro y detrás se yergue la sombra de la guerra, el triunfo del poder.
Salt Paradise
Yo no estaba listo para el saxofón, ni las voces limpias y mucho menos para ese coqueteo descarado con el jazz. Guitarras acústicas y un teclado de fondo, emulando los mejores momentos del rock progresivo y el disco se inspira abiertamente del trabajo de Mykhailo Kotsubinsky, pero también retoma elementos de Jack Kerouac e incluso de Carl Jung; todos autores que desconozco, aunque estoy ligeramente familiarizado con el estilo Beat. Aquí la temática de fondo es muy clara, es el abuso del poder instituido y en ello poco importa si es la izquierda o la derecha, ambos actúan de la misma manera y es inútil tratar de diferenciarlos, aunque la vanidad de la izquierda la vuelve un poco más repulsiva. No hay causas justas ni ideales nobles; tú, como individuo vulgar, eres solo una herramienta desechable y cada cierto tiempo nos convocan al rito, en el cual simulamos elegir a un gobernante. Es la crisis.
Phoenix
Tal vez estamos asistiendo al ocaso de la humanidad; ese mamífero arrogante que se reproduce sin cesar y contempla boquiabierto su legado de devastación. Qué somos, cómo seremos recordados; sin duda, volveremos a construir nuestras ciudades, volveremos a caer presa de nuestras necedades, seguiremos obnubilados por la riqueza y el vicio. Tendremos, nuevamente, esperanza y nos guarecemos en ella, imaginando que todo podría mejorar. Todo se va degradando y lo que renace de manera tan insistente es nuestra soberbia. Lo único que podemos celebrar, es una obra de arte, una forma de transgredir la convencionalidad. Jazz, algo de postpunk y de synthwave, mucho black, ahí, de fondo. En este mundo tu existencia es inconsecuente, a tu asesino no le importa; la herida es irreparable. Aún en los peores momentos de tu vida podrás guarecerte en la música; mis pensamientos se agitan y nadie nunca podrá comprender todo el dolor que alberga una mirada. Siempre habrá otro amanecer; cuando menos, es lo que imaginamos.
Silence Circles
El círculo eterno: nos cansamos de tanto abuso, nos levantamos en armas y volvemos a caer en los mismos desaciertos; terminamos dándole poder a una oligarquía que se nutre de nuestro trabajo. Somos las víctimas eternas de un juego sucio; en ello, el único acto revolucionario es romper el silencio, quebrar el conformismo y, sin embargo, preferimos señalar a un enemigo, la causa que por sí sola explica todos nuestros males. Es simple y muy eficaz. El poder implica control, y por tanto sometimiento. El círculo del silencio, acepto el dictamen, acepto mi suerte sin quejarme. Está muy bien hecho todo esto, es mi conclusión un tanto sosa. Me emociono, reflexiono y ese saxofón encaja muy bien; no es un músico invitado, es parte de la banda, del sonido, de la furia cristalina, de las guitarras y no dejamos de pensar en la sombra de la guerra, del peligro inminente que se cierne sobre nuestras plácidas vidas. Qué es verdad y qué es mentira, todo sería más fácil si las cosas no cambiaran, si tuviéramos certezas en lugar de tantas dudas. Cuestionar es lo que nos vuelve humanos, aceptar una verdad, nos doblega.
Echoes in Eternity / Cronus
Del progressive jazz rock al postpunk, me impresionan esos cambios. Yo no tengo autoridad para hablar de cuestiones técnicas, me guio por mi instinto, y el sonido de esa batería, es simplemente bestial. Tal vez si estamos condenados a luchar, a matarnos los unos a los otros; al fin y al cabo, es parte de nuestra naturaleza, nos alimentamos de la carne de los caídos, erigimos discursos, grandes falacias que tomamos por ciertas, seguimos por estas pantallas la posesión del nuevo líder, el comienzo del nuevo orden, las eternas promesas que luego se convierten en amenazas y éstas en balas. Todo cambia y vira hacia lo peor; cuán ingenuo es siquiera pensar que resolveremos nuestros problemas votando, tampoco lo haremos peleando. Hay otras formas de luchar; tomando las armas no llegaremos a nada, aunque es inútil advertirlo, nos sentimos atraídos por la catástrofe. El sacrificio del inocente, la muerte del opresor, la sangre que alimenta nuestros suelos, nuestras futuras cosechas. Humillo a mis enemigos, y construyo un altar destinado a mi propia devoción.
False Light / Downfall
Estoy tan centrado en mis meditaciones y olvido todo lo que hay fuera de ellas; es todo lo que tengo, es mi única realidad. Es la luz que guía mis pasos; una luz artificial. La luz falsa es la que nos otorga esperanza y va nublando nuestra percepción. Aquí estamos, en el mejor momento posible, libres de elegir en los márgenes de nuestra prisión dorada. Es cómoda, es agradable, se adapta a nuestras necesidades; nos da luz y nos distrae. Somos esclavos de esta máquina que fabrica dinero. Aquí el contrabajo me tomó desprevenido y luego el regreso a la misma brutalidad. Hay momentos tenues, como en la vida misma, momentos en los cuales uno piensa que nada podría salir mal, luego llega el baño de calamidades, la inexorable caída. Seguimos luchando todos los días, seguimos creyendo, seguimos el sendero lleno de luz. Tal vez estás convencido de hacer lo correcto, aunque sabes que algo más ansías. Quieres ver la luz, la verdad, más allá de estas bonitas pantallas, más allá de tu vida cotidiana, más allá de lo que eres y de lo que añoras ser ¿qué quieres? Solo somos una partícula insignificante en el universo.
Al siglo XX se lo puede caracterizar con una sola palabra: distopía y este disco le rinde tributo y es una de las cosas más interesantes que he escuchado en mi vida.
Felicitaciones y agradecimiento, Jorge. Excelente revisión que motiva a escuchar de verdad.