Take a Chance on a Feeling
En 1982, Jon Lord no estaba muy contento con la forma como estaba siendo tratado en Whitesnake. Quiso salirse, pero Coverdale le imploró reconsiderar la situación. Como una suerte de acuerdo interno, publicó este disco. Y esta primera canción pudo haber entrado en el repertorio de Whitesnake. Coverdale asumió el control de la banda y del negocio, lo convirtió en un proyecto solista y a nadie le pareció una buena idea. La banda tenía una colección de disco de oro y éxitos radiales, pero no había dinero y la gente comenzó a irse tirando la puerta. Mucha pavada soportar tanta cosa. Este es un lado poco usual, en Jon Lord, es una típica canción de rock y muestra el estado de ánimo del tecladista: decepcionado en una banda que no llegaba a ningún lado.
El sonido de los teclados es inigualable; es algo que Whitesnake nunca supo utilizar. El mejor tecladista atrapado en una banda mediocre, es lo que se comentaba en ese entonces. Aquí está acompañado por Bernie Marsden en la guitarra y la voz, por el gran Ian Paice en la batería (es de sus mejores pistas) y Neil Murray en el bajo (esto es Whitesnake, pudo funcionar sin Coverdale; el error de Bernie Marsden y de Micky Moody, fue tratar de encontrar un registro vocal muy similar, eso no iba a marchar). Siendo sincero, a mí no me gustó nada de esto cuando lo descubrí, hace unos veinte años atrás; ahora lo disfruto mucho, y esta canción pudo ser un éxito. Es uno de esos temas que te llega al alma, a mí me parece genial y ahora es parte de mi playlist habitual.
Tender Babes
Esto es más usual, en la discografía del tecladista, retoma una composición renacentista de Thomas Tallis, y le da un giro contemporáneo y aquí resalta del poder de la batería de Cozy Powell que se complementa muy bien con los teclados descomunales, faltaba la guitarra de Blackmore, pudo ser una canción perfecta y también encaja en el imaginario, un tanto retorcido, del hombre vestido de negro. Es una apropiación muy interesante de una composición clásica, conserva cierta fuerza bruta, algo que no tiene Blackmore’s Night, pero es el estilo musical de Richie Blackmore. Podríamos lanzar conjeturas temerarias, pero es cierto que ambos instrumentistas comparten una raíz común.
Hollywood Rock and Roll
Es el regreso triunfal de Tony Ashton y del sonido del Malice on Wonderland, aunque esta vez con Simon Kirke en la batería, Boz Burrell en el bajo y Micke Ralphs en la guitarra, así es, todos músicos de Bad Company. Justamente el 82 salió el Rough Diamonds, el último con la formación clásica y pasó casi desapercibido. Interesantes asociaciones musicales en este enorme espectro púrpura. Y la canción refleja toda la frivolidad del mundo del espectáculo y la presión en Whitesnake, no era hacer música y ya, había que conseguir un éxito, poner en marcha la maquinita de hacer dinero porque es todo lo que importa. El arte puede ser una vocación muy ingrata, la gente se deja guiar por señuelos, productos prefabricados, ideales para el consumo en masa, siempre las mismas canciones, la misma estructura tediosa que te garantiza la gloria. En un mundo en el cual gobierna el dinero, es muy difícil salir del molde corporativo.
Bach Onto This
Esta se ha convertido en una canción que escucho con mucha frecuencia y retoma la obra más conocida de Bach, Toccata & Fugue, un clásico entre los clásicos que muestra todo el poder del órgano, fue compuesta con esa intención y también es un ejercicio de digitación. No deja de ser curioso que una obra musical, compuesta bajo el influjo religioso, hoy en día está asociada al terror. No deja de ser una pena que Deep Purple nunca la haya tocado en vivo, encajaba perfectamente en el show. Aquí Simon Philips ocupa la batería y vuelve Marsden en la guitarra con Murray en el bajo. Tiene un toque moderno y atemporal, de las mejores cosas que tiene Jon Lord. Si mal no recuerdo, fue el único single y el disco no tuvo ninguna repercusión, hasta el día de hoy muy pocos lo conocen. Algo en todo esto me trae recuerdos de los experimentos de Wendy Carlos.
Before I Forget
En algún momento del cual no tengo certeza, Jon Lord, dijo de manera muy clara, que sus años detrás del órgano, corrompieron su técnica en el piano. A finales de los setenta comenzó a practicar, pero recién en los noventa, pudo refinar su técnica. Muchas de las composiciones que aquí figuran, comenzaron con una melodía de piano. Los ochentas, es la era dorada de los sintetizadores, aunque ese sonido ha envejecido mal, la tecnología había evolucionado a tal nivel, que todo se podía concebir desde un teclado y es el sonido que domina en la década. Esta canción es un producto de ese momento, un ejercicio en el cual el instrumentista utiliza toda la paleta musical que la tecnología le ofrecía. Como muchas de las composiciones posteriores, en la carrera del tecladista, está canción tiene un toque bucólico. Ian Paice vuelve en la sección final. Es una bella composición musical.
Say It’s All Right
Blues, es también inusual, aunque al final de su vida, Jon Lord también recuperó esta parte de su legado musical. Vicky Brown hace un gran trabajo vocal y es una linda canción de amor. Al final todo estará bien, siempre hay esperanza, aún en los peores momentos. Recuerdo esa brea oscura que te consume por dentro, la depresión que aniquila tu voluntad de existir. La música siempre me ayudó y lo sigue haciendo, cuando pierdo confianza o cuando me siento solo o rechazado, la música me ayuda a sobrellevar el dolor. El amor es un juego cruel, desencuentros y malos entendidos. Es un gran disco, muy diverso, olvidado en el tiempo. Es momento de desempolvarlo. Son diez años de la muerte de Jon Lord y cuarenta desde a edición del disco, el tiempo no da tregua.
Burntwood
El compositor, el maestro; esta es otra gran demostración de toda la habilidad musical de Jon Lord. Son canciones muy intimas. Otra cosa de la que nadie habla, es la increíble destreza musical de Neil Murray, es uno de los mejores bajistas y tocó en las mejores bandas, aunque tal vez no el momento correcto. Es un cúmulo de emociones, la decepción, la nostalgia, la esperanza, la música clásica y el pop, una vieja obsesión; la bruma.
Where Are You?
Piano, sintetizadores y la voz ronca de Elmer Gantry; es una excelente manera de cerrar un disco, explorando nuevamente el tema de la nostalgia. A veces, lo único que nos hace falta es un amigo, alguien en quien confiar, alguien con quien hablar. Nada más sencillo que eso y, sin embargo, tan complicado. Hay dolor en esas notas; es una sinceridad cruda. Algunas versiones tienen canciones extras, la edición del 2012, tiene tres. Going Home, que se siente como un trabajo inconcluso y fue la cara B del single, incluido como bonus también. Pavel, composición de Maurice Ravel y es parte de la idea del disco, alternar canciones convencionales con reapropiaciones de composiciones clásicas. La edición del 2017, contiene dos canciones más, Lady, canción que quedó fuera, pues no encaja muy bien en la atmósfera del disco y For a Friend, grabada en 1993 y que fue incluida por razones que desconozco. Es una faceta poco conocida del tecladista, es un disco olvidado en el fondo de un armario. El tiempo es injusto y tiempo no tenemos. El tiempo lo aniquila todo.