El primer artículo de Marcos, vocalista y bajista de la banda tarijeña Mazzone. Un seguidor del Abismo, al que conocí en la última versión del Illimani Metal Fest, donde su banda fue la que más me gustó. Es un gusto para el Abismo que él forme parte del equipo. Este review no solo toca un delicado tema en la historia sino además es un disco que nos representa a aquellos que crecimos en los 90’s y nos ayuda a sacar toda esa ira con mucha actitud y energía (Krups)
‘’¿Estas parado en la línea? ¿Creyendo las mentiras? ¿Reverenciando la bandera? You have a bullet in your head… a bullet in your head… ¡A BULLET IN YOUR FUCKIN’ HEAD!’’
El ataque es casi inconfundible. El chicano Zack de la Rocha grita como insultando; Tim Commerford con un grasoso bajo lleva el ritmo casi hipnótico, mientras Tom Morello espera rematar, con una subida de volumen progresivo, contenido, zumbando en el fondo. Brad Wilk lleva el tiempo con su bombo y platillos; la vibración emborracha y la pronta vomitada no tiene otra forma: ¡A BULLET IN YOUR HEAD!
Bullet in the Head, es el quinto tema en el primer y homónimo disco de Rage Against The Machine. Lanzado el año 92, a los oídos influenciables de millones de jóvenes alrededor del mundo. Letras altamente increpantes con un claro contenido político, y un sonido más que complementario para los 90’, reconcilian rap y metal, entre otras cosas. El tema Know Your Enemy cuenta como invitado a Maynard James Keenan (Tool, A Perfect Circle, Puscifer) en las voces adicionales, y también presenta al baterista de Jane’s Addiction, Stephen Perkins en la percusión trashcan.
Muchas cosas pueden decirse sobre la música de R.A.T.M, pero quiero apartarme un momento para hablar de otra parte de su movida: la portada. La fotografía de un monje budista, sentado en el suelo, con llamas emanando de su cuerpo. Aquí hacemos un pequeño recorrido histórico que tuvo como resultado esta fotografía, icónica en más ambientes que en el musical.
El nombre del monje es Thích Quảng Đức, protestante contra el gobierno católico romano de Ngo Dinh Diem en el sur de Vietnam, que profesaba una política de persecución contra los monjes budistas de la zona. La fecha es 11 de junio de 1963, y el fotógrafo Malcolm Browne se encuentra en Saigon, para cubrir lo que parece ser una gran manifestación cerca del palacio presidencial.
Los monjes forman un círculo en la intersección de la calle, el monje Quảng Đức emerge de un auto y se postra en medio del círculo; un monje más joven lo empapa en gasolina.
Mientras las llamas empiezan a envolver a Quảng Đức, Browne tomaba las fotos de la inmolación y permanecia perfectamente quieto. “Solo continué disparando, disparando el obturador para captar las imágenes y eso me protegió del horror que se vivía.”
Otros monjes y monjas observan mientras Quảng Đức muere quemado. “Fue, en cada detalle, peor de lo que esperaba” describe el fotógrafo en una entrevista.
Luego que el cuerpo del monje colapsara sobre sí mismo un monje reza postrado ante los restos de Quảng Đức, antes de ser trasladados a una Pagoda cercana por sus compañeros. Los restos fueron cremados y lo único remanente fue su corazón, mismo que se reverencia como símbolo de sabiduría y paz. Las secuelas políticas que dejó la inmolación del monje no fueron mínimas.
La fotografía recorrió el mundo, y Malcom Browne recibió el Pulitzer por ella. La simpatía y solidaridad por la causa de los monjes Vietnamitas se acrecentó después de las imágenes. Esta no fue la primera ni la última inmolación en símbolo de protesta, pero R.A.T.M. se aseguró de incluirla como una portada profunda y activamente política para ilustrar su música.
Fotografías inmolación: Malcom Browne (AP/Time) Pueden ver el set de fotos completas en el artículo de la Time Magazine
Disco clave de banda clave, excelente acercamiento a partir de la portada del disco con datos que no mucha gente conoce de lo sucedido con la protesta que realizaron los monjes de Vietnam.Saludos!
Escuché este álbum tantas veces que mi cd apenas se podía escuchar. Increíble pensar que pronto serán 30 años desde que salió, y que RATM y su música ¡están más vivos que nunca!