Segundo disco de esta banda suiza, y cabe decir, con cierta nostalgia, que muy pocas grupos logran resistir el embate. Pasas toda tu vida pensando en ello, el tan ansiado disco debut, son canciones que vienes trabajando durante años, y para el segundo uno queda un poco anonadado, qué hacer, seguimos por la misma veta, hacemos algo distinto, le damos a los fans lo que quieren, qué tal si mandamos todo al carajo. Son las encrucijadas del artista. Evolucionar o caer en la morosidad; cada quien forja su estilo. Todos tenemos una manera de escribir o de enunciar, un sonido que nos llena de regocijo, aunque no lo podemos explicar de manera racional.
Después de una introducción tétrica y agobiante, el despertar de la bestia, se abre el temporal. El vacío absoluto de tu existencia; Breathing into the Void, es la fuerza corrosiva del black, por cierto el bajo suena muy bien y las guitarras son un aliciente nada desdeñable en esta cadencia diabólica. Son las cosas que me gustan; lentamente caemos en el abismo, y por algo llevamos con orgullo ese nombre.
Sin respiro alguno, la canción se transmuta en Olethrus, la destrucción; escuchar esta furia a todo volumen en la penumbra de mi cuchitril, es lo que yo llamo felicidad. Aquí lo riffs son excelentes y la voz, esa manera de gritar, es absolutamente fenomenal. Son las cosas que uno extraña, sentir esa marea humana, al ritmo de la estridencia, la furia galopante de la batería retumbando en tu caja toráxica. Desdén, otro tópico usual en black, y suena bien.
Invocar la presencia del maligno en una noche obscura, son las cosas que me atraen. Hay que tomarlo con cierto humor, después de todo no deja de ser superstición. Yo creo que la temática general del disco es la caída al inferno, la condena, la expiación de las culpas; el castigo. Dios en su misericordia absoluta, tiene un suplicio ideal para cada afrenta.
El dios que lo puede todo, también destruye, aniquila y siente repulsión por su creación. Ante la inmensidad de la eternidad, tu vida no es nada, y no vales nada, tus sueños de grandeza acentúan lo ridículo. Enter an Eternal World; la banda hace un gran trabajo, y la dan su espacio al bajo, algo por demás inusual en el género. Agradables sorpresas da la vida.
La segunda parte del disco, según lo que yo tengo entendido, hace referencia a las figuras demoniacas, comenzando por Goatman, ilustrado en la tapa; la fascinación por el mal, la mitología, las historias repletas de sangre y dolor. Cronos devorando a sus hijos, los fieles lapidando a la mujer impura, infiel y pecadora.
Los seres con cuernos, siempre han evocado desgracias, maleficios y conjuros; no hay explicación para ello, es solo tradición folclórica. El estigma, la cabra como imagen del mal, es casi risible; lindo bicho es, tiernito en el fondo. Les otorgamos a las cosas una interpretación forzada, porque necesitamos personificar el mal, algo lo tiene que encarnar: esos ojos verdes mirando en la oscuridad.
La casa de Asterión, es uno de los mejores cuentos que he leído, marca el destino, el rumbo que emprende la vida: el laberinto, la bestia, el infinito. Los inocentes ofrecidos en sacrificio, también es algo muy recurrente en la narrativa mitológica; el candor que calma la ira. La criatura cornuda; la domesticación del bovino, fue un salto evolutivo y no es un dato menor. Asterion, mimetiza bien esa fuerza bruta indomable; es la calamidad.
Este álbum no deja de sorprenderme, y también me gusta como las canciones se enganchan; 45 minutos de pura locura. Y en este mundo que añora obediencia, lo correcto es disentir. El más bello de los ángeles, en su vocación rebelde se alza contra el creador, figura romántica de lucha y altanería; Dissent. Solo contra el mundo, solo contra la sociedad, solo contra el dogma; todos ansiamos ser el héroe de la historia.
Lost Souls, a nivel musical es realmente impecable, es un gran disco. El grito de las almas en pena, las almas perdidas buscando un lugar en la eternidad, descanso y sosiego. Vagamos por el mundo añorando la salvación, con esa canción cierra el disco, Salvation. Incluso en la noche más oscura queda un resquicio de esperanza; qué es la salvación después de todo: regocijarse con el dolor del inocente, degollar al cordero, me alimento de su desdicha y de su dolor. 500 copias en edición limitada, es un disco que vale la pena tener y presumir.