Diez años puede ser un tiempo muy largo. Tantas cosas han cambiado; ni si quiera somos la misma persona. Hace diez años teníamos otra vida, otros intereses, nos reuníamos con otras gentes. Qué hacía hace diez años; qué escuchaba o que leía. Cómo entretenía mis tardes de domingo o qué diablos hacía. La percepción del tiempo es eminentemente subjetiva; recuerdo mis propias vivencias, como una masa amorfa de cosas. No podría trazar una línea cronológica; solo recuerdo aquello que me es útil. El 16 de julio 2012, Jon Lord perdió la batalla contra el cáncer. En su lecho de muerte, aprobó la mezcla final del Concerto, su primera obra como solista, y el último disco que grabó.
En 2010, salió To Notice Such Things, una suite para flauta y piano, fue concebida como una celebración a la amistad, en memoria del dramaturgo John Mortimer, amigo de Jon Lord. Y en esta vida, que pasa tan rápido, la amistad es un verdadero regalo; de cuando en cuando, no está demás, compartir una copa de vino y un asado. No nos damos cuenta del paso del tiempo. A veces posponemos eventos sociales, sin saber que tal vez, esa sea la última vez, que veamos con vida a una persona. Y este es un álbum interactivo muy interesante; en esa primavera, poco antes que salga el disco, Knut Morten Johansen organizó un concierto, en la Catedral de Nidaros. Todo el evento, esta muy bien documentado, en una página creada por Christer Lorichs para celebrar el legado de Jon Lord.
Tenemos muy pocos documentos de esta última etapa, hacen falta más presentaciones en vivo; yo espero que el concierto de Quebec, celebrando el 50 aniversario del Concerto for a Group and Orchestra, con Bruce Dickinson como invitado especial, cantando canciones de Deep Purple, sea editado en DVD. De tan solo pensarlo ya me emociono. Por favor, tengan consideración con los fans; hoy están de moda canciones maricas, interpretadas por individuos que parecen pelotudos, por la forma como cantan, es lo que satura el mercado, quién va comprar un disco de música clásica. Solo tenemos dos documentos audiovisuales oficiales, y este esfuerzo realizado sin fines de lucro y financiado por gente muy cercana a Jon Lord.
Un aspecto que es por demás pintoresco, es el hecho que, Nathalie Lorichs, sueca por nacionalidad y vocalista para este concierto, sugirió como baterista a su compañero de vida (ignoro si siguen saliendo), Martin Axenrot quien se llevó consigo a Martin Méndez, así es, la sección rítmica de Opeth. Los caminos de la vida, no son como yo creía… Nunca en mi vida, lo habría imaginado. No tenía ni la más remota idea, es un grato descubrimiento. Tampoco conozco muy bien estos últimos discos, me faltan los conocimientos técnicos como para apreciarlos en su justa medida. El lenguaje musical tiene una estructura muy lógica y es el complemento ideal para la matemática. Yo manejo cosas más simples, las ciencias sociales, donde todo es perspectiva e interpretación. Esta obra musical es un objeto de estudio y va a generar debates académicos y ensayos polémicos.
El concierto comienza con la suite, está dividida en seis secciones, y la calidad de audio y video es muy buena. Jon Lord tiene una imponente presencia escénica; Torodd Wigun es quien conduce a la Lord Chamber Orquestra, y sobre el director recae toda la presión de armar esta interpretación. En una obra de esta naturaleza, cada nota ha sido pensada, cada estructura rigurosamente sopesada. Escribir o componer es una tarea bastante complicada. Es absolutamente fascinante, aún para un lego. Los conciertos de música clásica tienen su propio carisma. Es una estructura rígida, y cada músico está concentrado en su instrumento y en la partitura, el director vigila y da indicaciones precisas, intercambia miradas con Jon Lord. Me hace falta un poco de teoría musical. Es un diálogo muy bien trabajado entre la flauta y el piano. Es una obra inspirada en un individuo y cada movimiento está construido sobre un aspecto de esa vida; no tener más referencias entorpece el análisis. Es un estudio de personaje; voy a tener que leer una obra de John Mortimer. No es música de ambiente, hay que estar atento y muy concentrado. Tienes que sentarte y analizar.
Evenig Song, Pictured Within, fue el primer disco de Lord en dieciséis años, y es un trabajo muy emotivo; en aquel entonces enfrentaba la muerte de sus padres. Necesitaba un espacio para expresarse, más allá de Deep Purple. Tenía que sentarse frente al piano, y retomar su trabajo, las cosas que dejó inconclusas, las ideas que lentamente se van abriendo paso. Volvió a grabar la canción para el To Notice Such Things, el tema general es la celebración de la vida, y en el ocaso uno tiene que sentirse agradecido, por las cosas que hemos vivido, debemos sentir orgullo por las cosas que hemos hecho; tal vez no sea mucho, pero es el trabajo de una vida. Es lo que somos; tal vez no haya sido la mejor de las vidas posibles, pero viví bien y mientras pueda, seguiré rockeando.
The Telemann Experiment, es una canción muy interesante; como Lord bien lo establece, Georg Telemann, en su tiempo, fue igual de bueno que Bach, aunque eso no signifique nada. Al igual que algunas otras obras de Lord, Continuo on B.A.C.H., por ejemplo, la canción se construye sobre una obra inconclusa, y el resultado es algo muy similar a lo que Ritchie Blackmore hace con su esposa, Candice Night, es música medieval contemporánea. El video me parece fascinante y rara vez he escuchando estás canciones en vivo; la cara de Jon Lord, concentrado sobre su partitura es inigualable… qué cosa más buena. Bach es una pieza crucial, para el sonido de Deep Purple y los solos de Highway Star y Burn, se inspiran abiertamente del compositor alemán. Conozco muy mal el periodo barroco, y también conozco mucha gente fascinada por todo eso. Me es difícil entender, aunque queda muy claro que Lord y Blackmore podían haber terminando haciendo música renacentista.
For Example, me impresiona mucho el conocimiento musical de Jon Lord, y por eso mismo, es el momento más fascinante, de un largo recorrido musical; del pop al rock, la fusión, el Concerto, y todo desemboca en esto, en un trabajo de música clásica, a falta de otra etiqueta, música compuesta para una orquesta, es una elegía al tiempo; a medida que envejecemos y van muriendo las personas que nos rodean, tomamos conciencia del tiempo, no lo quisiéramos admitir pero cada paso nos conduce a la muerte; solo nos queda celebrar cada momento y tratar de ser feliz, disfrutar cada instante, que puede ser el último. Suena trivial, pero olvidamos con mucha facilidad el paso del tiempo, es cómodo quedarse quieto y contemplar una pantalla y negar todo lo que existe fuera de ella. El sonido no siempre es el mejor, pero es un documento invaluable; cosas que te llegan al alma. Es el recuerdo y esto queda para la eternidad.
Bourée, probablemente sea mi canción favorita, no puedo explicar todas las sensaciones que me provoca y verla interpretado, por los Martins de Mopeth (así lo dice Lord), es algo muy raro, muy interesante y muy emotivo. Me quedo sin palabras; es como una danza húngara, es un crescendo, es la misma melodía, interpretada con más fuerzas. Verlo en vivo y sentir todo el poder la orquesta, es una experiencia única. La versión original es más rockera, Andy Summers es el guitarrista y Pete York está en la batería, músicos de alto nivel. Las versiones de Lord, son más sinfónicas, la batería, sigue ocupando un lugar predominante, pero los violines se roban el espectáculo. Por cierto, aquí no hay guitarra y le da un aire único a la interpretación.
Pictured Whithin y Wait a While, son canciones conocidas, para los fans de Deep Purple, fueron parte del set en la gira del Concerto, 1999-2000, canciones muy usuales en el repertorio de Lord, son canciones introspectivas, en un momento en el cual estaba asumiendo su duelo. Prefiero la voz profunda de Miller Anderson, pero Steve Balsamo hace un gran trabajo, y era un colaborador asiduo de Lord; ahora no sé qué será de su vida. De la misma manera, prefiero la voz de Sam Brown, pero Lorichs le da un toque peculiar a la canción; aquí hay mucha tristeza, pero también resignación. No hay mucho que podamos hacer, el dolor nunca se irá, queda aceptarlo y honrar la memoria.
Gigue, es casi una rareza, he escuchado muy pocas versiones en vivo; es un momento glorioso, cuando Lord ataca su órgano, ese sonido realmente es único; para mí siempre será esa bestia, con sus teclados gigantes, descargando furia, compitiendo con Blackmore; pero su alma y su pasión están en estas canciones. Hay pocos testimonios de los solos de Axenrot, usualmente la calidad del audio y el video es muy mala, he visto algunos y aquí hasta el público reacciona; es un gran baterista, por dieciséis años estuvo en Opeth y su partida deja un vacío incómodo, porque fue una pieza crucial, en el viraje paulatino al rock progresivo, ya veremos cómo la banda evoluciona. Qué gran concierto, qué gran momento, y más bien tenemos estos videos, de lo contrario solo sería un rumor lejano, casi una leyenda urbana.
La última parte del set, es la más rockera, digamos; dos canciones de Deep Purple, de dos periodos muy distintos, Soldier of Fortune y Child in Time, curiosamente ambas canciones las toca Blackmore, con arreglos similares, y no está por demás señalar que Axenrot hizo su audición para Opeth, tocando Soldier of Fortune, es la canción bonus en algunas versiones del Ghost Reveries. Muy lindo es todo esto, y aquí no hay guitarra, las canciones suenan muy diferentes, me hace recuerdo a las versiones que Whitesnake tocaba, a capella y con los teclados de fondo, en el caso del soldado de la fortuna, que es una pésima traducción, por cierto. Es de mis canciones favoritas y solía cantarla en los karaokes. Child in Time, es una canción de la Guerra Fría y se convirtió en un símbolo de rebeldía, detrás de la cortina de hierro. Es una pieza crucial en la historia del Rock y uno de los himnos de los setenta. Todos hemos escuchado esta canción, todos hemos vibrado con los gritos de Gillan. Y aquí suena muy bien el bajo de Méndez.
Y bueno, la canción que cierra el concierto, es un tributo a Ronnie James Dio, está cargado de emociones; me la pasé llorando, muy marica soy, quizás sea muy sensible para este mundo traidor. The Sun Will Shine Again, siempre es bueno cerrar con una nota de esperanza. Todos hemos pasado momentos muy difíciles, todos hemos sido tocados por la muerte y cada vez que lo hace nos recuerda que estamos vivimos y que nos merecemos vivir, crecer, amar, compartir buenos momentos. Todo se pierde en un instante y por ello, acumulemos buenos recuerdos. Que la música sigua fluyendo, es todo lo que importa.