RPWL – Plays Pink Floyd’s “The Man and Journey” (2016)

RPWL Plays Pink Floyd’s The Man and The Journey

RPWL, parece el nombre de una radio y, sin embargo, es una banda con una sólida reputación en el submundo del rock progresivo. Iniciada como un tributo a Pink Floyd, ya con varios discos de por medio, tiene un sonido muy bien definido, aunque derivativo. Las bandas tributos, que son una verdadera plaga en países pequeños y pobres como Bolivia, que nunca ha sido parte del circuito habitual de giras, cumplen una función muy clara: satisfacer una demanda. En otras latitudes, son verdaderos actos de devoción, generalmente tocando canciones raras o poco conocidas, siendo el sueño de todo fan acérrimo. No todos queremos escuchar los éxitos de siempre, hay canciones que empalagan, y otras que nunca fueron tocadas en vivo, o que fueron descartadas hace muchos años del set. Uno de los grandes problemas, en una banda como Pink Floyd, es el poco material en vivo que teníamos disponible; subsanado de cierta manera, con la edición del ambicioso cofre, The Early Years. Durante años, circularon conciertos con una calidad de audio bastante deficiente, y en toda esa efervescencia, una de las piezas de colección más preciadas, era The Man & The Journey, una obra conceptual, concebida como un espectáculo musical y visual. Un proyecto fallido, la banda siguió adelante y sacaron el experimental Ummagumma. La edición oficial que tenemos, no deja de ser una pieza muy interesante, aunque presumo que David Gilmour, está un poco ebrio, al final del show; la calidad del sonido es muy superior a cualquier bootleg, y cumple a cabalidad con los sueños estrafalarios del fan. Pero, como fanáticos que somos, siempre queremos más.

La versión de RPWL, destaca no solo por la calidad del sonido o de la imagen, al ser una recreación nota por nota del concierto original, con una puesta en escena muy bien lograda; ese es el objetivo de una banda tributo, tocar piezas musicales que el artista no puede o no quiere interpretar, para introducirla a un público contemporáneo. En definitiva, esta es mi versión favorita de la suite. Las voces, las guitarras, los teclados, el mimetismo es desconcertante, aunque el intérprete conserva su identidad, y eso me fascina. Es la etapa de transición, para Pink Floyd, la fase de los discos olvidados: el ya mencionado Ummagumma, que tiene muchas cosas raras, pero también canciones hermosas como Granchester Meadows, The Narrow Way y la violenta Careful With That Axe Eugene, que se mantuvo constante en el set hasta 1973; el More, una banda sonora para una película muy rara que recuerdo haber visto hace muchos años y no logré comprender la trama. Curiosamente muchas de esas canciones, fueron piezas claves del set entre 1969 y 1970, Green is the Colour, Cymbaline, Quicksilver. La suite también incorpora canciones rara vez tocadas en vivo: Biding My Time, una de mis canciones favoritas, que luego sería editada en el disco de refritos, el Relics, y Pow R. Toc H. del disco debut, de la cual prácticamente no existen versiones en vivo. Es un bello homenaje a la banda antes del mito, antes del tiránico mandato de Roger Waters.

No todas las obras llegan a término, hacer y deshacer, es el trabajo constante del artista; en el trayecto desechamos ideas, reorganizamos las cosas o las aniquilamos por completo. Otros seguirán esa vía, algunos reutilizarán las partes para construir algo nuevo. El camino sigue y esta puede ser la puerta de entrada hacia los orígenes del mito o la consolidación de una banda. Es ambiguo, porque el arte es siempre interpretativo, y el sentido se pierde en nuestro afán de cantonarlo, asirlo y volverlo concreto, de definirlo o circunscribirlo, en márgenes difusos y cambiantes. Las formas varían, la esencia se mantiene.

Sobre George

Politólogo, melómano, escritor...

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