Luego de dos arduos años de trabajo, en circunstancias de pandemia y distancia transatlántica entre sus miembros, la banda paceña de rock acústico En Árbol Difunto, presenta hoy su tercer álbum Empero. Una tarea nada fácil, más aún en una escena como la boliviana donde son pocas las bandas que logran producir sus composiciones.
Ya hace tiempo compartimos una entrevista de Radio Neuma a En Árbol Difunto realizada en 2017, me llamó la atención no solo el interesante nombre, sino la dedicación a la composición de su música como de sus letras, además de ver a integrantes de Azorella y de que en un par de años de trayectoria, recibieron importantes premios y patrocinios en el medio local, como en parte lo fue para realizar este trabajo, el concurso Focuart que depende del gobierno municipal.
Fundada en 2014 por Gabriel Gallardo y Adrián Quintela, ante la idea de conciliar la potencia del rock con la sonoridad de la guitarra criolla, la banda es completada por Vicente Contreras (bajo eléctrico), Omar Jiménez (batería) y Adriana de La Rocha (violoncello) quien por motivos de salud no pudo grabar en este último trabajo y fue reemplazada por la cellista de sesión Andrea Vila. Sus dos producciones anteriores fueron, el EP homónimo de 2016, el cual tuve la suerte de conseguir y del que destaco Canción de Arena. Y Sonidos/Espaciosde 2019, un híbrido entre EP en vivo, en formato de documental producido en colaboración con el cineasta Gilmar Gonzales y que cuenta con músicos invitados, como nuestro colaborador Markos Castro en el bajo para uno de mis temas favoritos de la banda, 88776.
Una gama amplia de influencias de rock/metal: progresivo, setentero, post, math como Opeth, The Mars Volta, Magma, Sigur Rós, Mogwai, Toe o Alfredo Dominguez, Violeta Parra, entre otras bandas nacionales y latinoamericanas, de estas escenas culturales también la nutre líricamente la poesía, como de la boliviana Blanca Wiethüchter, de cuyo poemario Madera viva y árbol difunto, extrae su nombre.
Adrían menciona en una entrevista que El nombre de ‘Empero’ viene de su definición como lo que se expresa, contradice las conclusiones que se esperarían de lo dicho anteriormente.
Mientras que Gabriel, quien radica en Berlín ya hace varios meses, me comentó que si bien empezaron el disco cuando él aún estaba en La Paz, a pesar de la distancia terminaron todo el trabajo que implica estructuras poco convencionales, ritmos intrincados e incluye incluso letras surreales (y a veces desgarradoras) como el fragmento de La Llama, El Habla de Octavio Paz, recitados por él mismo en el tema Exhortaciones, y una misteriosa portada pintada al óleo por Diego Ponce (el bajista de Azotador y ex-Hate, quien trabaja con importantes bandas incluso internacionales). Todo lo mencionado se convierte en la propuesta más ambiciosa de la banda hasta la fecha.
Son ocho temas de casi 37 minutos, dos a manera de intro y outro, sobresale el tema Jaibo y sus 12 minutos de duración: el juego de voces suaves y melodiosas que inician la canción y se van intensificando a la par de los riffs, destaco el trabajo de la batería y el bajo, este siendo el único instrumento eléctrico en la banda y que le da esa pesadez necesaria y un ambiente propicio al fragmento de la película Los Olvidados de Luis Buñuel de 1950 y en la última parte del tema es el actor principal para darle luego la posesión total al violencello de gran manera, es aquí donde se ve a la banda en todo su esplendor, sin duda se debería ir por esta dirección. Otro tema que destaco es Permanencia que incluye otra narración sampleada de un noticiero, se escucha la voz de Jaime Cárdenas, un joven boliviano asesino en serie y con más de 30 víctimas, que acepta la realidad de pasar las siguientes décadas en la cárcel ¿Remordimiento? Claro que tengo remordimientos. La libertad no tengo de ninguna forma
Empero es un disco que necesita tiempo de parte del oyente para lograr asentarse con todos sus detalles, a diferencia de solo un hit, es un trabajo completo que debe escucharse, de principio a fin. Y definitivamente En Árbol Difunto es una banda con mucho potencial (guiño a algún productor que este leyendo). Me gustaría que al menos hubiera una guitarra eléctrica, no necesariamente cambiar una por otra, para un juego más desenfrenado de altos y bajos e inyectar de esta manera, más emoción y experimentación de la que la banda, estoy segura, es capaz. Que tanto el bajo y el violencello tengan más presencia y no solo sea acompañamiento, dejar en libertad al baterista para que explore el infinito. Y si pudiera meter aunque sea de contrabando, algunas bandas para sus futuras influencias, sugeriría algo de Anathema, Antimatter o GlerAkur.