En esas ya lejanas escapadas de fin de semana, recuerdo haber visto a la banda en el Illimani Metal, no recuerdo qué año, pues mi memoria retiene eventos y no fechas. Pero es un recuerdo muy vívido. Tenían una buena presencia escénica y ese elemento teatral, siempre presente en el black. Yo sigo pensando que la escena blackera boliviana es muy plana y lleva la atrocidad sonora a un nivel inverosímil. Es un mundo conservador y selectivo, que en lo personal no logro entender, del cual nunca fui parte y tampoco pretendo serlo.
Oscuro Mito, retoma los elementos clásicos del black, pero los combina muy bien con el folclore nacional, generando una armonía bastante inusual; es lo que llamó mi atención: un sonido muy bien definido. Somos un país de purismos y mesianismos, en el cual solo hay una forma posible de hacer las cosas, una manera de enfrentar la realidad, solo una manera de discursear y de hacer arte. Todo lo que se aparta de la convencionalidad, cae en el olvido. Validamos siempre las mismas estructuras, y pobre de aquel que intente desafiar la norma arbitraria, el hereje impudente con sus ideas progresistas y raras. Denigrar, es casi un pasatiempo nacional.
El folclore es una parte esencial en la construcción de una identidad urbana que, si bien preserva elementos de la cultura indígena, la rebasa convirtiéndola en mistificación. Somos un país de mestizos y en esta mescolanza inverosímil definir qué diablos es la cultura boliviana, es bastante complicado. No obstante, unir el metal con el folclore es algo casi natural, ambos son expresiones musicales del rechazo; la cultura popular reclamando su lugar, con un innegable contenido político. Música para inadaptados y subterránea. Cabe destacar el trabajo de los vientos, que le dan mucho cuerpo a las canciones. Y más que un disco de metal, es un disco de folclore y por eso mismo sobresale entre muchas bandas.
La sangre de los antepasados, la vocación revanchista, la segregación y el racismo, el clamor de la multitud, los bloqueos cotidianos y los clivajes irresueltos en un país absurdo, poético, tétrico, cautivamente e insólito, exótico; el buen salvaje, con su chompita tan bonita. El grito, el vacío y el temor; unas guitarras sucias de fondo y me veo a mi mismo alzando el puño, imbuido por el ideal. Es un gran disco y no queda más que agradecer a No Wasted Records, por habernos proporcionado el material. La música nos une…
Sea dicho de paso, en algunas versiones, hay dos temas extras, un cover de Wara, cuya influencia resalta en el disco, y es algo que me emociona, y un cover del Grupo Aymara, los dos pilares del folclore y de la fusión boliviana. Son las raíces del disco y la base de toda su estructura musical; es genial.
Me encantan estas rarezas que mezclan aquel toque boliviano. Uno puede sentir aquel cariño que despierta todo lo que refleja algo de nuestra identidad y unirlo a la afinidad musical por el metal en diferentes géneros. Gratificante y sorprendente!
No se entiende si esto es una reseña musical o si es una especie de ensayo de tus creencias y percepción del mundo. En todo caso deberías concentrarte mientras escribes en el objetivo que es comentar el material musical que escuchaste y que viste porque si pierdes el norte emborrachas al lector que poco o nada le interesa como entiendes al mundo.