No puedo decir que sea una sorpresa, es la evolución natural del sonido; como muchas otras bandas, situadas en el espectro oscuro de la música, la encantación diabólica que es el black, Deafheaven lentamente se va alejando del metal. Por lo visto es un éxito crítico y comercial. En lo personal soy fan de la banda, y creo todos sus discos son geniales; con los años ha generado varias polémicas, pero qué sería de la música sin esas controversias. Y este disco refleja la ansiedad, que todos hemos sentido a lo largo de la cuarentena. El mundo ha cambiado y todos hemos cambiado, nos guste o no, el mundo que conocimos ya no existe; que una banda cambie su estilo, también ejemplifica el cambio perdurable en el cual hemos caído.
Estamos enfrentando la pandemia y por más que andemos relajados, no hemos vencido el problema; estamos lejos todavía. Y de paso, el cambio climático nos está golpeando duro; son más de cincuenta años que se viene hablando del asunto y nada se ha hecho. Shellstar, evoca la temática y comienza con una nota que se van expandiendo, como el universo, como el virus, como lo seres humanos, pero la furia no estalla; lo que tenemos es una batería que emula los mejores momentos del jazz, es post y le pueden agregar el apelativo que quieran. Vivimos ya, en un mundo postapocalíptico, banda sonora del fin del mundo. El black sigue ahí, en la lejanía, en el recuerdo, pero esto es mucho más accesible, es un viaje menos turbulento.
Lo fútil ¿dónde te vas a refugiar, cuando pierdas la esperanza? Muchos buscan a dios y terminan decepcionados, lo que tenemos y enfrentamos es el vacío. En la vida encaramos el dolor, la muerte y quizás lo más difícil, es aceptar la muerte de un hijo. Espero nunca sentir esa sensación; la muerte está aquí, ahora, vigila cada movimiento que haces, cada frase torpe que pronuncias, cada imprudencia. Nada está dicho, tu vida puede terminar en cualquier momento, ahí nos damos cuenta que nuestros percances cotidianos son la expresión más cruda de lo fútil, lo burdo, lo insulso. In Blur, al final siempre estaremos solos, no hay un creador, no hay una razón, solo el vacío absurdo que te llena de terror. El disco cobra fuerza.
Great Mass of Color, y aquí se asoma el otro sonido, la banda que conocí y me dejó pasmado; es mucho más pesado, y hasta la voz desgarrada de George Clark brota. Es uno de los mejores momentos del disco. Yo también sufro de insomnio, cargo conmigo ese cansancio y no importa cuán destruido estés, sabes que no podrás dormir, no hay descanso, solo imágenes que se mezclan, recuerdos, pensamientos bobos. Uno tiene ideas absurdas, es el cansancio, el cerebro deja de funcionar correctamente, y produce asociaciones extrañas. Yo no tengo fobias, pero sí sufría de pesadillas, es solo una sensación. Para mí, el azul es el color del dolor, aquí es una sensación cálida, algo que infunde confianza, algo similar al amor. Cuando estás con la persona adecuada, todos los pesares desaparecen, es lo que sugiere Lament for the Wasps.
Todos tenemos un villano en la familia, y aquí, en este país absurdo que llamamos Bolivia, tenemos un serio problema con el alcohol. Hace muchos años, en mi vida errante, dormitaba alegremente en un cuarto alquilado y medio de mis cavilaciones siniestras un golpe seco me devolvió a la realidad, como si alguien habría derribado la puerta. Fue en el cuarto contiguo, los gritos, los niños que lloraban y luego el silencio. No me moví, no hice nada y tampoco pregunté; mi vida es apática. Por años soñé con eso, mis manos cubiertas de sangre; una copa demás, cegado por la ira puedes cometer atrocidades. También llevo en mi memoria, ese cuento horrendo, El ruido, un padre abusivo, el alcohol, una niña gorda, el suicidio. Villain.
Momentos de agonía y de remordimiento ¿cómo puedes seguir con tu vida? ¿cómo puedes rebasar el dolor? la clave del éxito es el cinismo. Los demás, somos demasiado frágiles y sensibles como para afrontarlo. Algunos plantean que los muertos tienen otras formas de comunicarse, otro lenguaje; se aparecen en los sueños. Tal vez es una superstición o recuerdos dispersos de una infancia marcada por el dolor; no hay nada después de la muerte, pero el recuerdo nos induce a ver signos y símbolos, ahí donde no los hay. La guitarras acústicas, son algo inusual, pero es una excelente manera de cerrar el disco; la vida es un peso y cuando pierdes tus facultades, te conviertes en una carga, en un estorbo, un ser desprovisto de todo que se rehúsa morir. Siempre he concebido la muerte, como un alivio, Mombasa.
Por momentos el disco se torna violento y es algo que aprecio; prefiero el caos y la violencia. Es un grito sincero de desesperación, y es el lado que más aprecio en la banda. El viraje consumado, no me aleja, es otra faceta y me entrego al regocijo.
Acabo de escuchar el disco…. Y déjame decirte que a pesar de los nuevos senderos es un disco hipnótico y sublime… Buena reseña.por cierto…